El Real Zaragoza llegaba a este partido con la intención de no dejar escapar más puntos en su feudo y seguir dando la buena imagen de los últimos partidos. Herrera dispuso el mismo planteamiento que tan bien le había funcionado, pero se equivocó, ya que no pensó en las cualidades de su rival, uno de los pocos equipos de Segunda División que sale jugando desde atrás e intenta no jugar con balones largos. El equipo culé pasó por encima de un equipo sin ideas y que en ningún momento supo cómo contrarrestar el juego de toque que propone el club blaugrana.

Dominio culé

El partido comenzaba con un Barcelona con las ideas claras y que no renunciaba a tener la posesión del balón en el feudo zaragocista. Con el mismo sistema que los últimos encuentros, el equipo maño intentaba buscar la velocidad de sus dos delanteros, Montañés y Roger, que sufrían por alto con la corpulencia de los centrales culés, sobre todo de Bagnack. El filial barcelonista estaba cómodo sobre el terreno de juego y en la primera jugada de peligro encontraba el gol que inauguraba el marcador. Cortés perdía su marca y dejaba solo a Denis Suárez, que no perdonaba y fusilaba a Leo Franco con una volea desde dentro del área. Tras el gol, el Barcelona B a punto estaba de ampliar distancias, pero Leo Franco salvaba con una increíble intervención ante el disparo de un jugador que entraba desde atrás totalmente solo.

Por momentos, parecía que estaba jugando el primer equipo en vez del filial culé pero a la contra hacían daño los locales y Montañés desperdiciaba una ocasión inmejorable al plantarse solo ante Matip tras un gran pase al hueco de Acevedo. Los de Herrera se daban cuenta de que tenían que impedir la salida fácil desde atrás del Barcelona y comenzaban a adelantar sus líneas, aunque el Barcelona tenía otros recursos y busca en largo a Dongou, que provocaba la amarilla de Laguardia.

Leo Franco salvaba hasta cuatro ocasiones claras en la primera mitad

Si el partido no estaba siendo cómodo para los locales, iban a sufrir otro contratiempo en forma de lesión. Cortés no podía continuar y entraba Fernández en su lugar. El Barcelona B seguía a lo suyo y dominaba el encuentro al compás que marcaban Samper y Espinosa. Leo Franco tenía que volver a intervenir para salva a su equipo y la Romareda, no contenta con lo que veía en el césped, silbaba a los suyos en busca de una reacción que no llegaba. Las ocasiones las seguía poniendo el Barcelona B y solamente Leo Franco daba la cara por los maños.

Dongou creaba peligro una y otra vez y tan solo el desacierto del delantero y las paradas de Leo Franco hacían que la ventaja no fuera mayor. El equipo maño no despertaba y Luis García y Barkero no hacían más que ralentizar el juego en sus intervenciones, impidiendo que el equipo pudiera salir con velocidad al ataque. Se llegaba al descanso con el dominio culé y con muchas cosas que cambiar por Paco Herrera para intentar darle la vuelta al partido en la segunda mitad.

Herrera no encuentra la solución

El técnico zaragocista introducía a Víctor Rodríguez nada más volver de vestuarios con la intención de darle velocidad y dotar de ideas el juego zaragocista. Los locales incrementaban la presión, pero seguían sin hilar jugadas de peligro para intentar lograr el empate. El Barcelona B continuaba tocando y Adama y Dongou creaban mucho peligro son sus rápidos movimientos. En una de esas jugadas, Adama recortaba y cruzaba un disparo que rebotaba con fortuna en la zaga y hacía imposible la respuesta de Leo Franco.

Adama sentenciaba nada más comenzar la segunda mitad

El gol dejaba muy tocados a los maños, que veían como Matip salvaba un disparo de Montañés a la escuadra en la siguiente jugada. Con la desventaja de dos goles en el marcador, el equipo de Herrera despertaba y una buena jugada de sus atacantes acababa con un pase de Álamo al que no llegaba Roger por muy poco. El Barcelona B bajaba su intensidad y permitía al equipo maño disponer de la posesión del balón. Ni con la entrada de Víctor ni con la de Javi Álamo el equipo mejoraba demasiado y tan sólo alguna internada de éste último creaba peligro en la segura zaga del Barcelona.

La Romareda mostraba su inconformidad con la imagen que estaba dando su equipo y aplaudía a Adama, un auténtico quebradero de cabeza para la defensa, cuando era sustituido. Se llegaba al final con 0-2 y una imagen que no se parece en nada a la que estaba dando el equipo maño en los últimos encuentros. Finalizaba enero y con él la buena racha del equipo zaragocista.