Deportivo Alavés y Real Zaragoza han empatado en un partido que ha podido ganar cualquiera de los dos equipos. El encuentro, en el que se ha demostrado que la victoria era necesaria para ambas partes, no termina de contentar a unos y otros.

La intensidad domina la primera parte

El Deportivo Alavés salió al terreno de juego con las ideas muy claras de cómo había que jugarle al Real Zaragoza, y se hizo con el dominio del partido a las primeras de cambio. Muy pronto gozó el equipo vitoriano de la opotunidad de crear peligro a la portería de Leo Franco: tras el saque de un córner que rechazó la defensa aragonesa, el balón cayó a las botas de Beobide, que lo empalmó y rebotó en las manos de Barkero, que vio la tarjeta amarilla. Fue Borja Viguera el encargado de probar fortuna lanzando la falta, y el delantero sorprendió a Leo Franco, anotando el primer gol de la tarde a los cuatro minutos.

Este tanto hizo que los jugadores locales se vinieran aún más arriba, aupados por una afición que no paraba de animar. A eso había que sumarle la desconcentración por la que pasaban los pupilos de Víctor Muñoz, con constantes pérdidas en el centro del campo y una defensa que estaba metida muy atrás. Eso lo aprovechó el cuadro local, que casi marca el segundo tras un remate de Stevanovic que se marchó fuera por poco.

Era el minuto 15 del partido y el Real Zaragoza era incapaz de fabricar ocasiones a la portería de Goitia. Pero, a partir de ese momento, el partido cambió de rumbo a lo anteriormente visto. Los visitantes se quitaron la presión y empezaron a generar peligro a la portería rival. Aparecieron jugadores como Javi Alamo y Montañes, que lo intentaron pero sus disparos no fueron muy concisos. Fue en el minuto 19 cuando los aragoneses gozaron de la mejor oportunidad para establecer la igualada, tras un buen pase en profundidad a Roger, que centraría al corazón del área pero Luis García no pudo conectar con el esférico. Dominaba el conjunto zaragocista, que merecía un empate que no llegaba. Hasta que en el minuto 25, Luis García metía rapidamente un balon profundo a Roger tras el saque de una falta que el delantero valenciano no desperdició. 

A partir de ese momento, los jugadores de ambos equipos empezaron a emplearse con más entradas más duras que supusieron que se ralentizara el partido. Eso lo aprovechó el Alavés que, a pesar que la posesión seguía siendo de los aragoneses, se quitaron el dominio del rival y empezaron a generar contras por la banda de Rico, pero que no generaban demasiado peligro a la portería de Leo Franco. Así se llegaba al descanso de la primera parte.

Quiroga arruina la remontada zaragocista

Empezaba la segunda mitad, y lo hizo como se inició la primera: el Alavés, bien plantado en el cesped, dominaba a un Zaragoza que estaba desbordado en defensa. Desde las botas de Tejera y Borja Viguera surgía el mayor peligro local, pero sus compañeros no eran capaces de aprovechar las ocasiones que generaban. Primero Borja y después un cabezazo de Stevanovic que atrapó Leo Franco en dos tiempos hicieron que la afición local soñara con el gol de su equipo. Pero, al contrario que en los primeros 45 minutos, fueron los visitantes los que golpearon primero: una buena jugada de Montañés por la banda que centró al area sorprendió a Goitia y se coló en su porteria tras golpear en Samuel.

Era el minuto 56 y los hombres de Víctor Muñoz habían remontado el partido. Con más de media hora de juego por delante, el cuadro zaragocista intentó dar la estocada definitiva para dejar el partido muerto con un gran Montañes, que desbordaba siempre que podía a su defensor y un peleón Javi Álamo. Víctor Laguardia tuvo la mejor oportunidad en el rechace de un saque de esquina, pero su disparo se fue desviado por poco. Por su parte, el Alavés intentó que el partido se trabara, y consiguió su objetivo. A base de interrupciones, se volvieron a hacer con el dominio del encuentro, aunque solo eran capaces de llegar a base de faltas y saques de esquina.

El partido entraba en los últimos diez minutos y la afición que se dio cita en Mendizorroza soñaba con el empate. Los locales habían adelantado las líneas, obligando al Real Zaragoza a retroceder a su propia portería. Cualquier jugada de estrategia suponía un verdadero peligro para la defensa visitantes, pero fue en un balón largo a la cabeza de Quiroga, que se impuso en el salto a Víctor Laguardia, lo que desató la locura en el estadio vitoriano. Quedaban nueve minutos más el añadido, y con un rival visitante herido, el Alavés quería dar el zarpazo mortal. Borja Viguera lo tuvo en sus botas, pero no pudo materializar la ocasión que hubiera supuesto a los hombres de Alberto recortar las distancias con la salvación.

El partido terminó con un empate que no satisface a ninguno de los dos equipos. Los locales ven como la distancia con la salvación todavía es considerable, mientras que el Real Zaragoza suma otra jornada sin ganar y se acerca peligrosamente a un descenso en el que, según los resultados que se den, podrían entrar la próxima jornada.

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