Mucho estaba en juego en el partido que enfrentaba al Córdoba y al Real Zaragoza. Los locales están luchando por finalizar la temporada en los puestos de promoción, lo que les obligaba a ganar por lo apretada que está la clasificación, y los aragoneses tan solo se encontraban tres puntos por encima del descenso al inicio del encuentro en el Nuevo Arcángel.

Víctor Muñoz, que contaba con la baja de Víctor Laguardia por sanción, optó por poner a Sergio Cidoncha como acompañante de Álvaro en el centro de la defensa, manteniendo así a Arzo en el centro del campo. Henríquez y Roger, que volvían tras cumplir la suspensión por acumulación de tarjetas, volvían al once.

El Córdoba marca el ritmo

Desde el primer instante se vio cuáles eran las intenciones de ambos equipos: los locales eran los dominadores del partido, controlaban la posesión del esférico y buscaban constantemente cualquier resquicio de la defensa zaragocista, especialmente la espalda de los centrales. Por su parte, el Real Zaragoza intentaba ejercer una alta presión sobre el centro del campo andaluz para poder robar y enviar balones a un combativo Roger, demasiado solo en la primera mitad. 

Pasaban los minutos y el Córdoba, a pesar de no disponer de ocasiones claras, daba sensación de peligro cada vez que llegaba al área zaragocista. A pesar de eso, fueron los visitantes los que gozaron de la primera oportunidad de adelantarse en el marcador. El cabezazo de Álvaro se marchaba por encima de la portería defendida por Juan Carlos, tras un buen centro de Luis García. Pero poco después, en el minuto 13, Arturo le robaba la cartera a Cidoncha dentro del área tras resbalarse y ponía un magnifico pase para que Pedro López solo tuviera que empujar el balón a las redes de la portería.

Tras el gol local, el guion del partido cambió totalmente: los cordobeses, conocedores de las carencias que tienen los zaragocistas en la creación de juego, decidieron ceder el balón a los visitantes, mientras ellos esperaban para salir rápidamente a la contra, buscando la espalda de la defensa. Además, la mala suerte se cebaba con el conjunto dirigido por Víctor Muñoz y Paglialunga tuvo que salir al terreno de juego en lugar de un lesionado Barkero.

Esa estrategia le funcionó al equipo de "Chapi" Ferrer y gozaron de varias oportunidades para ampliar las diferencias en el luminoso, pero en unas ocasiones la mala puntería de los atacantes y en otras la anticipación de los defensores supuso que no hubiera más goles. En cambio, los visitantes eran incapaces de llegar a las inmediaciones del área cordobesa y no realizó ningún disparo entre los tres palos en la primera mitad, llegando así al descanso. 

Víctor Rodríguez revoluciona y Roger sentencia

En la segunda parte, Víctor Muñoz dio entrada a Víctor Rodríguez, sustituyendo a un desaparecido Luis García. El joven mediapunta le proporcinó al ataque aragonés otro aire. El equipo empezó a tener las ideas más claras y empezó a generar más peligro, pudiendo establecer el empate con un disparo de Montañés que conseguía atrapar Juan Carlos.

Por su parte, el Córdoba seguía con el mismo planteamiento con el que había finalizado la primera parte y continuaba agazapado en su propio campo, aunque cada vez que salían rapidamente hacia la portería de Leo Franco parecía que estaba más cerca el segundo de los locales que el empate. Pero en el minuto 71, todo el sistema andaluz se cayó: Víctor Rodríguez ponía una falta que Cidoncha, solo, peinaba para que el cuero se alojara en las redes de la portería local.

Con el gol zaragocista, el partido se revolucionó: los zaragocistas empezaron a creer que era posible ganar el partido y, aprovechando el bajón mental y físico de los locales, gozaron de las mejores oportunidades para dar la vuelta al marcador. Roger y Paglialunga avisaron, y Javi Álamo perdonó a puerta vacia al no poder aprovechar el rechace del portero tras un disparo de Víctor Rodríguez.

El partido entraba en el descuento, y parecía que la mala puntería de los hombres de Víctor Muñoz iba a volver a condenar al equipo a un empate que de poco servía para los intereses maños. Pero, esta vez, la historia cambió. Cuando se iban a cumplir los tres minutos que había añadido el árbitro, Roger se aprovechaba del fallo de Raul Bravo, que no acertó a despejar, se anticipó al defensor y, solo ante Juan Carlos, le batía por bajo, desatando la locura entre los jugadores y el banquillo aragonés.