Real Zaragoza B y Trival Valderas se veían las caras en La Romareda tan solo una semana después del partido de ida, en el que empataron a uno. Todo iba a decidirse en Zaragoza, y los maños no querían fallar ante su público, que llenó toda la tribuna del estadio para verles volver a Segunda División B.

El Trival golpea primero...

Empezaron los zaragocistas demostrando que iban a luchar desde el primer minuto por adelantarse en el marcador y encarrilar la eliminatoria. A los dos minutos, avisaba Tarsi con un disparo lejano que se marchaba fuera. Los pupilos de Larraz tocaban para llegar a la portería rival, desplegando el mismo fútbol que les hizo llegar hasta aquí.

El filial dominaba, pero Propín adelantó a los visitantes

Sin embargo, pese a ese dominio y avisos locales, fue el Trival Valderas el que se adelantó en el marcador. En el primer córner a su favor, la defensa maña fallaba y, después de que a Aroca se le escapara el balón de las manos, Propín enviaba el esférico al fondo de las redes. A los ocho minutos, el balón no se coló en la red visitante por muy poco. Adán Pérez le puso un pase precioso a Robert Simón, pero éste no llegó a rematar y la defensa acabó despejando

... pero el filial se sobrepone

Pese al golpe, el filial zaragocista se supo reponer y, tan solo dos minutos después, Adán Pérez volvía a poner el empate en el luminoso. Tras una buena llegada a la portería rival, el delantero dejaba al portero en el suelo y remataba a placer. 

A partir de ese momento, las fuerzas se empezaron a igualar. La posesión se la repartían entre ambos equipos, igual que las ocasiones. Pero eran Robert Simón y Esnáider, que cuajaron un gran partido, junto a Adán Pérez, los que más peligro llevaban a la portería rival. Sus constantes conexiones eran sinónimo de ocasión clara de gol.

Mientras, el conjunto madrileño intentaba desconcertar a la defensa aragonesa, sobre todo llegando por las bandas, pero la zaga se mostraba firme y apenas concedía ocasiones. Además, a punto estuvo de volver a adelantarse en el luminoso al borde del descanso, cuando Palacios disparaba al larguero y el rechace lo conseguía despejar la defensa a córner.

Pero antes el descanso, aún tendría el filial zaragocista una ocasión más para decantar la balanza a su favor. Un gran centro lo remataba Esnáider prácticamente en el suelo, y el esférico se marchaba fuera por escasos centímetros.

Tras el descanso, los maños se ponen por delante

Saltaron ambos conjuntos al terreno de juego con más ambición todavía que en la primera mitad, pero fue el filial blanquillo quien siguió dominando, como en los minutos previos al descanso. El Trival Valderas parecía nervioso, y los maños lo aprovecharon. Adán Pérez, en el minuto 53, hacía el segundo para los maños tras un buen contragolpe y conseguía, de esta manera, remontar. 

Con el resultado a favor, el Real Zaragoza B dominaba, pero cuando los visitantes robaban el balón, el peligro se asomaba por la portería defendida por Aroca. El Trival Valderas sabía que quitarle la posesión a los maños no iba a ser fácil, pero que al contragolpe podían decantar el partido a su favor.

Los minutos pasaban y los nervios estaban a flor de piel, pues cualquiera de las dos escuadras podía marcar. Las fuerzas flaqueaban, a causa del esfuerzo, y ambos entrenadores aprovechaban para hacer cambios.

Últimos minutos de auténtica locura, pero Meseguer sentencia

Cuando apenas quedaba tiempo reglamentario, Kike, portero del Trival Valderas, cometía penalti sobre Samba y era expulsado. Sin cambios, el equipo madrileño se veía obligado a colocar como potero a un jugador. Suárez era el encargado de tirar la pena máxima y no conseguía anotar para poner la sentencia, por lo que todavía se iban a vivir minutos de nervios en La Romareda.

Meseguer sentenciaba para devolver al Real Zaragoza B a Segunda División B solo un año después

El colegiado anadía cuatro minutos, y fue entonces cuando Meseguer, capitán del filial, remataba a placer para terminar poniendo el 3-1 definitivo en el marcador. Sin tiempo para más, los jugadores zaragocistas se defendieron con uñas y dientes para aguantar los últimos minutos las embestidas madrileñas. Tras cuatro minutos, el árbitro pitaba el final que traía consigo el ascenso del Real Zaragoza B a Segunda División B tan solo un año después

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