Cuando allá por finales de julio, el Real Zaragoza anunciaba la incorporación de Ángel Martín González como secretario técnico del club blanquillo, gran parte de los aficionados zaragocistas desconocían la existencia del madrileño. Llegaba recién superado uno de los momentos más complicados de la historia del club y se enfrentaba con una labor cuanto menos complicada.

Unos inicios complicados

El reto que tenía por delante Martín González era mayúsculo. Aterrizaba a un Real Zaragoza que acababa de resurgir de sus cenizas y, con menos de un mes por delante, debía formar una plantilla prácticamente nueva en la que los jugadores que continuaban con respecto a la temporada anterior podían contarse con los dedos de una mano.

Aquel 29 de julio de 2014, pocos hubieran imaginado una gestión deportiva como la que ha realizado desde entonces Ángel Martín González. Al madrileño se le pueden poner, si cabe, pocos peros. Con las limitaciones impuestas por la situación económica que atravesaba el Real Zaragoza, que condicionaban el volumen salarial, el gasto en fichajes y el tamaño de la plantilla, Martín González veía como la primera jornada de competición estaba a la vuelta de la esquina.

Pieza a pieza, como si de un inmenso puzle se tratara, el nuevo secretario técnico maño fue dando forma a lo que, poco a poco, iba pareciéndose cada día más a una plantilla. Pedro Sánchez, Rubén y Mario, Albert Dorca, Basha… Todos ellos fueron llegando a pinceladas para armar un grupo que debía enfrentarse el 23 de agosto al Recreativo de Huelva en su inicio de Liga.

Imagen: Real Zaragoza

Para hacerse una idea de la situación que tuvo que afrontar Martín González, basta con decir que aquella primera jornada de competición, la plantilla zaragocista todavía no estaba cerrada. Jugadores como Borja Bastón o Willian José, entre otros, todavía no formaban parte de ese grupo. No sería hasta el último día de mercado de fichajes hasta que el secretario técnico blanquillo no terminaría de moldear el nuevo Real Zaragoza 2014-15.

Un Real Zaragoza que afrontaba una temporada que podría definirse con una palabra: incertidumbre. La que reinaba en todos los elementos que forman el club y todo lo que le rodea. Aficionados, plantilla, cuerpo técnico, dirigentes… Aunque con la ambición que acompaña ineludiblemente un inicio de temporada, las expectativas del zaragocismo eran una incógnita.

Balance positivo y renovación

Bien entrado el 2015, cuando ya se ha consumido la primera mitad de competición, el balance del Real Zaragoza se puede calificar como muy positivo. Y en ello tiene gran responsabilidad aquel semidesconocido que llegó ese 29 de julio. Ángel Martín González ha conseguido construir un grupo que, aun con limitaciones, se ha establecido en la zona alta de la tabla clasificatoria y que, hoy en día, ya nadie duda que a final de curso estará luchando por estar en la pelea del ascenso a Primera División.

Una labor que no quedó el 31 de agosto (día de cierre del mercado veraniego), sino que ha continuado toda la temporada. Un trabajo que ha dado sus frutos en el fichaje de Natxo Insa, que viene a aportar intensidad y esperanza al centro del campo de los de Ranko Popovic. La misma labor que le ha llevado a que los dirigentes del Real Zaragoza, satisfechos y agradecidos con estos primeros meses de andadura de Martín González en la ciudad del Ebro, ofrecieran al madrileño la renovación de su contrato. Finalmente, esta misma semana, ese vínculo entre el secretario técnico y el Real Zaragoza se prolongó hasta junio de 2019, en un movimiento que pretende dar continuidad y estabilidad a un proyecto que, por fin, parece ir por buen camino.

La semana, además de por la ampliación de contrato por tres temporadas, también es especial para Martín González por otro aspecto. Y es que el secretario técnico, a pesar de haber nacido en la capital de España, desempeñó la mayor parte de su vida deportiva en el Osasuna, el club que se presenta como próximo rival del Real Zaragoza. Martín González volverá a una ciudad que le vió durante muchos años defender la elástica osasunista (1986-1995) y al que más tarde volvería para desempeñas el cargo de secretario técnico y director deportivo. Una semana especial para un hombre que está marcado que siga siendo una pieza importante fuera del campo del Real Zaragoza de los próximos años.