Hacía un día nublado y gris en Santander. Del mismo color fue el partido que cobijaba El Sardinero. Un encuentro típico de la Segunda División, que destaca por su rudeza y por su escasa emoción y juego exiguo. El balón iba y venía, sin tener dueño alguno. Quizá estuvo más tiempo en el aire que en el suelo. Un bochorno que tuvieron que soportar las aficiones de ambos conjuntos. Si hubiera acabado cero a cero a nadie le sorprendería, pero la diferencia iba a estar en quien lograra aprovechar alguna jugada aislada para anotar primero. Y ese fue el Real Zaragoza, que no mejoró en absoluto su juego, pero se pudieron ver cosas interesantes sobre el césped: el buen hacer del canterano Sergio Gil, la fiabilidad de Alcolea y el excelente estado de forma tanto de Insa como de Borja Bastón, que suma ya 20 tantos.

Aunque fue un final feliz para los aragoneses, las cosas empezaron bastante mal. José Fernández se lesionó durante el calentamiento y esto obligó a Popovic a reordenar sus ya de por sí escasas piezas, e idear una formación diferente. Desplazó a Vallejo al lateral derecho y Lolo fue el elegido, después de dos meses, para ocupar el centro de la defensa junto con Mario. La novedad en el once fue el canterano Segio Gil, que dejó muy buenas sensaciones sobre el terreno de juego.

Un partido duro e incómodo

El Racing propuso un duelo que supo manejar a su antojo durante la primera parte. Estuvo resguardado, esperando en su campo a los maños y concediéndoles la iniciativa del juego, papel que los de la capital del Ebro no han sabido cumplir en ningún partido de la presente temporada. Mientras los racinguistas estaban a gusto con este estilo, buscando a Mariano a través de balones largos, el Zaragoza se encontraba profundamente incómodo.

La lentitud por parte de los pupilos de Popovic a la hora de enlazar es preocupante. No existe ninguna referencia de juego y apenas son capaces de sacar el balón jugado desde atrás. A la mínima que el rival eleva la intensidad en la presión, los zaragocistas pierden la posesión al segundo. Y en algunas ocasiones, no se trata de pérdidas inocuas, sino en zonas peligrosas que no superan el centro del campo. Además, en muchas ocasiones se repetía la enésima jugada que muestra la poca clarividencia que posee un equipo de fútbol cuando toca elaborar: varios pases sencillos seguidos entre sus defensas y sus centrocampistas, para acabar cediendo el esférico al guardameta para que los atacantes se lo rifen por alto. Este estilo de juego es el que mata a jugadores de enorme calidad como Pedro o Borja, ya que no tienen más remedio que hacer la guerra por su cuenta.

Los racinguistas llegaban con más peligro a las inmediaciones defendidas por Alcolea, incluso el colegiado anuló un gol de Mariano por una falta al meta zaragocista. Sin embargo, la oportunidad más peligrosa corrió a cargo de Ruiz de Galarreta en un saque de esquina ensayado. Pedro centró por raso y el disparo del jugador vasco se fue rozando el larguero.

Borja, el más listo de la clase

Todo parecía indicar que la segunda mitad iba a transcurrir de la misma forma que la primera. Un juego insulso por parte de todos los protagonistas que estaban en el terreno de juego. Y así fue. Pero dos acciones determinadas decantaron la balanza hacia los visitantes.

El Zaragoza se encontró con el gol sin haber disparado a puerta en todo el encuentro  A pesar del pésimo juego ofrecido, lo bueno que tiene el Zaragoza es que entre sus filas cuenta con el máximo goleador de la Segunda División. Ese jugador se llama Borja Bastón. Y en el primer minuto tras volver de los vestuarios, aprovechó una jugada que parecía condenada a la intrascendencia. Fue una acción de pillo, de jugador espabilado e inteligente. Un balón dividido, que se dirigía a las manos de Mario, mientras Bernardo protegía tratando de evitar cualquier posible sorpresa. Sin embargo, no se percató de la presencia del delantero zaragocista, que robó y provocó que el meta local lo derribara para anotar después el penalti.

Los aragoneses se encontraron con el gol sin haber disparado a puerta en todo el envite. Esto les dejaba todo de cara. Suponía que el Racing se viera obligado a cambiar radicalmente su plan de inicio, buscando el ataque y provocando muchos espacios defensivos. Lo dejó todo a la inspiración de sus jugadores con mayor calidad, como Concha.  

El conjunto aragonés no hizo otra cosa que tratar de contener las acometidas rivales, convirtiéndose el borde del área maña en un auténtico frontón. Si bien el Racing cerró de forma extraordinaria todos los espacios en la primera parte, a la raíz del tanto de Borja, se abrió totalmente el juego y los de Popovic solo tendrían que aprovechar algún contrataque para sentenciar, otra de sus asignaturas pendiente. Sin embargo, Borja seguía inspirado y en una de esas circunstancias, los maños armaron una contra, Tato visualizó al solitario delantero y éste solo tuvo que correr hacia la portería rival y superar de nuevo a Mario.

Tras una nefasta racha de 3 puntos de 15 posibles, el Zaragoza vuelve a conocer la victoria. La nota negativa será la baja de Lolo pero, sobre todo, la ausencia de Borja en la vanguardia blanquilla.