Tercer empate consecutivo del Real Zaragoza. Una vez más, el punto sabe a poco, no porque el equipo diera sensación de superioridad, pero se enfrentó durante 25 minutos a un rival con un jugador menos, que aun así estuvo a punto de poner en riesgo el empate. El bajón físico es cada vez más evidente y Popovic parece no tener variantes para cambiar las cosas durante el partido.

Planteamiento inicial

Ranko Popovic dispuso a sus hombres sobre el terreno de juego en un 4-1-4-1 o 4-3-3 con un pivote y dos interiores. El centro del campo se antoja la clave en este sistema, y el entrenador serbio decidió que Dorca actuará como pivote, dejando por delante a Insa y Ruiz de Galarreta. En los costados, Pedro y Jaime iniciaron a banda cambiada, aunque se intercambiarían a lo largo del partido.

La defensa estaría, una vez más, liderada por un Vallejo excelso, que arruinaría las acometidas del conjunto visitante una y otra vez, con un inicio de partido espectacular. Su acompañante en el eje de la zaga sería el uruguayo Cabrera, mientras que en los laterales actuarían Rico y Fernández, con un papel poco destacado.

Las claves de la presión

Con el esquema elegido, a la hora de presionar se antojaba primordial la coordinación de los jugadores de segunda línea para que las carreras de Borja Bastón no fueran inútiles. Mientras el punta zaragocista se encargaba de la presión sobre centrales, Insa y Galarreta debían estar atentos a las recepciones del pivote del Sporting.

Sin embargo a los dos mediocentros les costó mucho evitar que el pivote recibiera con libertad. Al tener que salir desde atrás, a menudo la presión llegaba tarde, y permitía el giro del jugador visitante, además de crear un hueco con el movimiento de Insa o Galarreta. El primero estuvo más acertado por su mayor habilidad a nivel defensivo y su concentración, pero el segundo estuvo desaparecido, corriendo pero sin sentido alguno y a menudo tarde.

Al llegar tarde a la presión, ésta no era compacta en su conjunto, permitía avanzar las primeras líneas con bastante facilidad y solo un asombroso Vallejo en el corte frenaba los buenos tramos del Sporting en la primera mitad.

Salida de balón

Si a la hora de presionar el esquema hacia que el Zaragoza cambiará de forma significativa, la salida de balón no fue tan distinta a la vista en anteriores partidos. Dorca se situaba entre los centrales, que se abrían ligeramente para aprovechar el espacio e intentar que Rico y Fernández ganaran profundidad.

Galarreta o Insa eran los encargados de bajar a recibir para intentar verticalizar el juego del equipo. Fue principalmente Insa el que ayudó en la salida de balón, mientras Ruiz de Galarreta estuvo más desaparecido. Los movimientos no permitieron un juego fluido, pero sirvieron para hacer llegar el balón, a veces a trompicones, a Jaime y Pedro con bastante facilidad.

Fueron los dos extremos las principales armas ofensivas del Zaragoza. Sus diagonales en forma de conducciones siempre llevaron peligro, especialmente cuando llegaban en zonas más centradas, cerca de la frontal del área, amenazando con el disparo que en ocasiones llegó y que pudo significar un gol que se resistió.

Insa box-to-box

Con más libertad que atado al doble pivote, Natxo Insa dio una exhibición como mediocentro box-to-box, de área a área. Mientras le aguantó el físico, el mediocentro se convirtió en el pilar fundamental para sostener al Real Zaragoza en el repliegue y ofrecerle apoyos con balón.

Mucho mejor que Galarreta a nivel de colocación e intensidad, fue la gran ayuda de Dorca a la hora de tapar las contras del Sporting, con un repliegue que permitió al Zaragoza situarse con dos hombres siempre por delante de la defensa, al menos mientras Insa estuvo fresco. Con balón, al margen de su función en la salida, cuando el balón llegaba a los hombres de arriba la actividad e inquietud de Insa quedaba patente cada vez que los apoyaba por detrás o cuando pisaba área, esperando un posible centro o rechace.

El Zaragoza contra 10

El Zaragoza consiguió ventaja a balón parado, pero rápidamente se encargó de mostrar su fragilidad defensiva unos minutos más tarde. Fragilidad que parecía haber sido mejorada en la primera mitad gracias a la actuación de los centrales, pero que se empeñó en aparecer en el momento menos oportuno, suponiendo un golpe anímico para todo el equipo.

Con la expulsión de Menéndez, sin embargo, al Zaragoza parecieron abrírsele las puertas de la victoria. Popovic dio entrada a Willian José por Insa, para buscar estirar al equipo y fijar a los centrales rivales. El equipo se derrumbó con la falta del mediocentro y con una preocupante falta de físico, visible en las últimas jugadas, donde un Sporting con 10 terminó más entero y con más ganas que los locales.

Todo lo que consiguieron estirar al equipo los 4 hombres de arriba fue invalidado por la falta de empuje del resto del equipo. Fernández y Rico, situados a la altura de Dorca y Lolo, no subieron la banda con asiduidad, impidiendo ganar las posiciones en campo contrario. Pese a que el Sporting solo dejó a un punta, los mediocentros fueron incapaces de avanzar para acompañar al empuje del equipo. Ni una conducción con balón para avanzar y buscar la salida del jugador rival, ni una variante posicional… el Zaragoza fue plano, tocó de un lado a otro, de forma horizontal, pero sin llegar nunca a crear peligro. El peligro llegó en cada balón que conseguía recuperar el Sporting, que apretó y que estuvo a punto de llevarse los tres puntos.

No se puede obviar la falta de actitud que acompaña al equipo en las últimas jornadas, el conformismo que parecen tener los jugadores. Unido a el bajón físico y a la falta de variantes durante el transcurso del partido, dejan al Real Zaragoza en manos de lo que sean capaces de producir sus jugadores a nivel individual. Pero para luchas por el Play Off se necesita un colectivo.

Fuente de las imágenes: LFP

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