Jaime Romero está de vuelta. Y lo ha hecho, como así parece y desea el zaragocismo al unísono, para quedarse. Y no es que se dudara de su compromiso con el equipo, en absoluto, sino que la trayectoria seguida hasta ahora en el mismo por el jugador podría definirse con una palabra: irregularidad, La provocada por las lesiones, que le han tenido apartado durante buena parte de la temporada, pero también por el estilo o prototipo del jugador que encarna.

El albaceteño es de aquellos jugadores que están llamados a marcar la diferencia en cualquier equipo; habilidoso, zurdo, desequilibrante, veloz e incluso, si se permite el calificativo, anárquico en determinadas fases del juego y de los partidos. Todo ello le ha llevado a dar grandes alegrías a la parroquia zaragocista pero también, por esa irregularidad de la que hablamos (y que también ha caracterizado al Real Zaragoza durante prácticamente toda la temporada),  a no acabar de convencer en ocasiones al respentable. Sin embargo, y desde que se recuperara de su última lesión, Jaime Romero parece haber abandonado esa intermitencia, tan poco favorable para los tramos decisivos de los campeonatos, para recuperar su mejor versión.

Las últimas jornadas son buena prueba de ello. El atacante albaceteño, que suma siete goles en lo que va de campaña, ha anotado 2 dianas en los últimos 3 encuentros, frente a Numancia y Albacete, siendo determinante para que el Real Zaragoza sumara dos victorias en sendos encuentros. Un Jaime Romero que ha vuelto a lograr que los de Ranko Popovic recuperen su aportación goleadora desde la segunda línea, algo que había brillado por su ausencia durante la segunda mitad de temporada y que trasladó a Borja Bastón toda la responsabilidad anotadora del equipo.

Sin embargo, no son solo números lo que ha aportado Jaime al Real Zaragoza con su vuelta. El albaceteño ha decidido asumir la responsabilidad que su sobrada calidad le otorga en el equipo y se erigido en actor protagonista del club maño. Frente al Numancia fue un puñal por la banda derecha, siendo el mejor jugador del encuentro, y el domingo ante el Albacete, gran parte de las acciones de peligro llegaron cuando el balón pasaba por sus botas. Se hizo esperar su vuelta al césped, pero al llegar ésta, lo ha hecho trayendo a un Jaime en su mejor estado de forma de la temporada.

Cuando solo restan cinco partidos de liga, el que se nos ofrece no es tiempo para prudencia ni conservadurismo en las declaraciones desde el zaragocismo. El Real Zaragoza está en disposición de luchar por el ascenso y, como no puede ser de otra manera, debe apostar por ello. Y Jaime es una de las mejores bazas de las que dispone. Todo objetivo mayúsculo, como el que el Real Zaragoza afronta en este último tramo de temporada, necesita de héroes en los que soñar para llevarse a cabo. Jaime Romero ha vuelto, cuando más se le necesitaba, para erigirse en uno de los que deben protagonizar los sueños de ascenso blanquillos.