Como es costumbre durante las últimas temporadas, el Real Zaragoza se ha abonado al sufrimiento y no ha sido hasta la última jornada cuando los de Popovic se han clasificado para playoff, en gran medida gracias a que la Ponferradina no pudo aprovechar el tropiezo zaragocista (2-2) en Leganés y empatara su encuentro ante el Alcorcón. Con todo ello, el camino que ha tenido que atravesar la entidad blanquilla hasta lograr la sexta posición no ha sido sencillo. Irregularidad, lesiones, cambio de entrenador,... son solo algunos de los escollos que ha tenido que superar el club maño para tener la posibilidad de ascender.

Inicio de temporada con Víctor Muñoz al frente

Ranko Popovic ha sido el que ha estado al frente del equipo durante la mayor parte de la competición, pero no fue el primer dueño del banquillo zaragocista esta temporada, sino Víctor Muñoz. Tras salvar al equipo el año anterior, los nuevos propietarios mantenían su confianza en el técnico aragonés, encargándole la tarea de llevar al equipo a lo más alto.

Víctor Muñoz no tuvo a su disposición a todos los jugadores hasta una vez comenzada la temporada

El comienzo de este nuevo proyecto no fue sencillo. La rapidez con la que se tuvo que confeccionar la plantilla (todos los fichajes llegaron en el mes de agosto, la mayoría en las dos últimas semanas) imposibilitó que Víctor Muñoz trabajara con ellos durante la pretemporada, algo que se notó en el tramo inicial de la temporada. De hecho, el cuadro zaragocista no logró su primera victoria hasta la quinta jornada, cuando ya se empezaba a poner en duda la continuidad del técnico al frente del cuadro blanquillo.

Ese primer triunfo frente al Alavés fue el inicio de una gran racha de resultados (cinco victorias y un empate), que auparon al Real Zaragoza por primera vez a puestos de promoción. El técnico ya había encontrado un once de su gusto, un 4-4-2 formado normalmente por Whalley; Fernández, Mario, Rubén, Cabrera; Álamo, Dorca, Galarreta, Eldin; Willian José y Borja Bastón, y la afición se mostraba optimista con el progreso del equipo, pero la situación se torció considerablemente: tres derrotas y un empate provocaban que se descendiera a la octava posición, y las críticas de los seguidores zaragocistas por la trayectoria negativa eran cada vez más fuertes. Para reconducir la situación, la directiva decidía a finales del mes de noviembre destituir a Víctor Muñoz y contrataba a Ranko Popovic, del que poco se conocía en la capital aragonesa.

Ranko Popovic, un desconocido que da ilusión

La llegada de Ranko Popovic al club zaragocista fue recibida con sorpresa e incluso con cierto escepticismo por parte de la afición, pero pronto se encargaría de disipar las dudas. En su primer partido, los maños vencían por un cómodo 4-1 a la Ponferradina, un resultado que se vendría acompañado posteriormente por dos empates a domicilio (Albacete y Mirandés) y un triunfo como local (Girona), aunque no valdrían para entrar en playoff durante el parón invernal.

Tras perder contra Valladolid y Las Palmas, los maños descendían a la novena posición

A la vuelta de las navidades esperaban dos rivales de la entidad de Valladolid y Las Palmas, claros favoritos al ascenso y con dos de las mejores plantillas de la categoría. El técnico serbio todavía no conocía la derrota al frente del Real Zaragoza, por lo que una buena actuación ante estos equipos le podrían valer para reivindicarse de cara a la opinión pública y lanzar un mensaje claro de que el conjunto aragonés era un fuerte candidato al ascenso. No fue así, ya que los blanquillos caían derrotados frente al Valladolid (0-2) y Las Palmas (5-3).

Estos dos resultados tuvieron un gran impacto en la clasificación ya que bajaron hasta la novena posición, su peor puesto desde la sexta jornada. Tras sendos golpes, los maños tenían una buena oportunidad de revertir esas dos derrotas y escalar puestos en la tabla gracias a los tres partidos consecutivos que se disputarían en La Romareda. Los de Popovic no lo desaprovecharon y sacaron los nueve puntos de casa tras vencer al Leganés (2-0), Recreativo (2-0) y Barcelona B (4-0), más superar a Osasuna (0-1) en El Sadar en el partido suspendido por la nieve.

Llegan las dudas

Las cuatro victorias consecutivas permitieron distanciarse de sus rivales por la sexta plaza y soñar por metas más altas, favorecieron a la creación de un ambiente de optimismo, quizás demasiado. Tras vencer a Osasuna, a los maños todavía les quedaban dos partidos seguidos fuera de La Romareda, y una vez finalizados quedó una sensación de que aún existía mucho margen de mejora para lograr algo importante esta temporada. El primer toque de atención llegó en Sabadell, ante un equipo que luchaba por no descender. El empate final (0-0) vino acompañado de un mal juego, lo que hizo saltar las primeras alarmas. Pero fue a la jornada siguiente cuando esa preocupación inicial se confirmaría, tras una dolorosa derrota (4-0) frente al Alavés.

El partido frente al Sabadell hizo saltar unas alarmas que se confirmaron tras la derrota en Vitoria

Las jornadas sucesivas no fueron mucho mejor para los intereses blanquillos, sumando una única victoria (frente al Racing) en los siguientes siete encuentros, ante rivales que luchaban por objetivos menos ambiciosos que el Real Zaragoza. Hasta el momento, La Romareda había sido un campo donde a los rivales les había costado sacar algo positivo, una dinámica que se rompió en este periodo. Equipos como Llagostera, Lugo o Alcorcón lograban rascar un punto cada uno, mientras que en los partidos a domicilio tampoco se lograba un buen rendimiento.

Los malos resultados obligaron a olvidarse de luchar por metas más altas y centrarse exclusivamente en mantener la sexta posición, ya que se volvía a abrir a lucha por ese puesto. A la Ponferradina se le unieron rivales como el Leganés o el propio Llagostera que llegaron apretando desde abajo, pero fueron los primeros los que terminaron arrebatando el puesto de playoff a los maños tras la caer por 4-0 frente al Betis.

Una de las causas por las que se produjo el bajón aragonés durante este tramo fue debido a las numerosas lesiones. Eldin, Jaime Romero, Bono, Basha, Rubén González, Mario Álvarez o Javi Álamo son solo algunos de los jugadores que tuvieron que pasar por la enfermería por problemas físicos, obligando a Popovic a hacer uso del filial para completar las convocatorias o al uso de jugadores poco habituales.

Reacción en el tramo final

El objetivo de la temporada empezaba a correr serio peligro si no se producía una reacción. La Ponferradina había aprovechado los sucesivos tropiezos maños para remontar los cinco puntos que tenía de desventaja en la 25ª jornada y colocarse tres por encima en la 34ª. Aun así, los maños dependían de sí mismos para recuperar la sexta plaza ya que dos jornadas después ambos se veían las caras.

Pero antes había un encuentro frente al Numancia cuyo triunfo era vital, más teniendo en cuenta la derrota de la Ponferradina. Finalmente, los maños lograban sumar los tres puntos y empataban a puntos con los leoneses, aumentando la emoción a uno de los partidos más relevantes de la temporada para ambos equipos. Cualquier resultado que no fuera un triunfo local permitiría a los maños recuperar la sexta plaza, ya que en la ida la victoria fue maña. Finalmente, el choque de El Tolarín concluyó con tablas (1-1), por lo que los de Popovic le arrebataban el puesto a los de Ponferrada.

Perder el puesto de playoff fue un duro varapalo para el conjunto leonés, ya que perdió los tres partidos siguientes. Esta circunstancia fue aprovechada por los aragoneses y se distanciaron hasta cuatro puntos tras vencer al Albacete y empatar contra el Girona, aunque frente al Mirandés desaprovecharon una gran oportunidad para dejar casi sentenciada la sexta plaza. En las últimas jornadas, los de Manolo Díaz reaccionaron y metieron presión al Real Zaragoza con dos triunfos seguidos. Los de Popovic, que vencieron en Valladolid, tenían la oportunidad de clasificarse matemáticamente para la promoción si ganaban a Las Palmas, pero los insulares ganaban sin demasiados problemas y daban emoción al último partido.

Ambos equipos tenían posibilidades de acceder a los playoff, si bien es cierto que la Ponferradina dependía de lo que hiciera el Real Zaragoza: cualquier resultado que no fuera una victoria maña permitía soñar a los leoneses, que tenían la obligación de ganar su encuentro frente al Alcorcón. Por su parte, los de Popovic visitaban el complicado campo de Butarque. Tras noventa minutos llenos de emoción en ambos choques, ninguno de los dos lograba ganar (los dos empataron), lo que favoreció para que los maños se hicieran con la última plaza de promoción.