Los aragoneses realizaron el mejor partido de la temporada. Nada más comenzar el encuentro, el Real Zaragoza llevó la iniciativa desde el primer segundo, supo controlar el balón, medir bien los tiempos y generar ocasiones que por muy poco no acabaron en gol. Dos errores aislados y definitivos cambiaron de forma radical el transcurso del partido y los catalanes lo aprovecharon para llevarse el partido y dejar casi sentenciada la eliminatoria.

Ambos equipos realizaron el calentamiento previo al encuentro con la mente en ganar el importante partido para acercarse más a Primera División.

Alineación del Real Zaragoza: Whalley, Mario Abrante, Rubén, Eldin, Willian José, Pedro, Fernández, A. Dorca, Ruiz de Galarreta, Rico y Vallejo.

Alineación del Girona FC: I.A. Becerra, Lejeune, Granell, Richy A.P., Eloi Amagat, Mata, P. Iñiguez, Sandaza, Cifuentes, Juncá y Pere Pons.

Jesús Vallejo y Richy A.P. fueron los capitanes de ambos equipos junto al cuarteto arbitral.

A pesar de ser el partido en pleno jueves, 20.200 zaragocistas no quisieron faltar a la cita e hicieron de La Romareda una auténtica olla a presión.

Llevado en volandas por su público, el conjunto aragonés quiso hacerse dueño y señor del partido desde el primer minuto. Sabían que los gerundenses estaban de capa caída tras tocar el ascenso con la punta de los dedos.

A los pupilos de Machín les costó adaptarse al ambiente y a la presión a la que se hallaban expuestos. Hasta en tres ocasiones pudieron los locales adelantarse en el luminoso. Los maños mostraron un alto nivel, con una presión alta, no dejando jugar a su rival y buscando siempre estar cerca de las inmediaciones defendidas por Becerra.

En una jugada a balón parado, Rubén se sacó de la chistera un fuerte testarazo que rechazó Becerra. Vallejo tuvo a placer de anotar el primer tanto, pero Sandaza alargó la pierna para mandar in extremis el esférico a córner. Un disparo de Pedro que salió rozando el larguero en una contra y un mal despeje de Sandaza también pudieron convertirse en el primer gol de los locales.

Cuando el Real Zaragoza recuperó medianamente el ánimo después del error garrafal de Whalley y se decidió a tratar de buscar el empate antes del descanso como fuera, recibió la segunda puñalada mortal. En un corner, Lejeune remató a placer desde el área pequeña. Se encontraba libre de marca y Whalley se quedó bajo palos. Anotó así el segundo gol de los catalanes, dejando muy de lado la eliminatoria para los suyos.

El comienzo de la segunda mitad fue de lo más sencillo para los gerundenses. Habían hecho lo más difícil: no encajar ningún gol y realizar dos tantos en sendas ocasiones. Y no fue mucho más difícil, para ellos solo fue un mero trámite.

Los catalanes aumentaron su renta goleadora. Y fue a los dos minutos de salir de los vestuarios. Cuando el Real Zaragoza buscaba la hazaña, en una contra fugaz elaborada entre Aday y Mata, acabó con el tercero y la sentencia definitiva.

El resto del encuentro transcurrió sin nada que destacar. El Real Zaragoza era incapaz de recomponer una moral totalmente destrozada desde lo acontecido en los primeros 45 minutos, cuando el Girona esperaba a la contra por si encontraba alguna jugada propicia para terminar el envite en goleada. Fue un resultado, a todas luces, injusto. De tal manera, los gerundenses ya están más cerca de lo que se les escapó el pasado domingo frente al Lugo: un ascenso histórico.

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