No se pudo. Al final no se pudo. El grito que ha vuelto a unir al zaragocismo (“Sí, se puede”) finalmente no pudo convertirse en realidad. El Real Zaragoza jugará, al menos, un año más en Segunda División. Lo hará tras caer por 2-0 en el partido de vuelta de la final del playoff por el ascenso. Un resultado que anula la ventaja conseguida en la entregada Romareda del miércoles pasado y que convierte a la UD Las Palmas en nuevo equipo de Primera División.

Nadie dijo que fuera a ser fácil. Pero pocos, o nadie, esperaban que fuera a ser tan duro. El sueño que ha vivido el Real Zaragoza en este mes de junio no ha podido deparar un final feliz. Los fantasmas de las 42 jornadas que preceden a este ilusionante playoff de ascenso han vuelto a resurgir en un Real Zaragoza que no ha sido capaz de ofrecer la renovada versión que si había mostrado en estos últimos tiempos.

Defendían los de Ranko Popovic en territorio insular la engañosa renta conseguida en Zaragoza este pasado miércoles. Lo hacía con la moral crecida, ofreciendo los que, posiblemente, habían sido sus dos mejores encuentros desde que, allá por el mes de agosto, echara a andar el superviviente proyecto zaragocista. El 3-1 de La Romareda se antojaba como una renta que invitaba a soñar con el ascenso. Un resultado que no era sino el fruto de un playoff (a pesar del resultado ante el Girona en el primer encuentro) que había avivado las brasas de un zaragocismo reticente a soñar con ese ascenso hace unos meses.

Un guión esperado

Salió la UD Las Palmas como se esperaba que saliera. Los de Paco Herrera necesitaban hacer, como mínimo, dos goles para voltear la eliminatoria y en ello pusieron todo su empeño desde el primer minuto. El conjunto canario buscó que el encuentro se jugara en la mitad de campo zaragocista y así fue. Una presión intensa y el alegre juego combinativo al que han acostumbrado desde septiembre, su carta de presentación. Dos saques de esquina en los primeros tres minutos podrían ejemplificar las intenciones del conjunto insular. El resultado; un Real Zaragoza arrinconado alrededor de su propia área tratando de defenderse, como gato panza arriba, de las arremetidas amarillas.

Cerca estuvo la UD Las Palmas de conseguir ese prematuro gol que buscaban a los 18 minutos de encuentro. Lo hubiera hecho si Bono, en una estirada de mérito, no hubiera llegado al disparo de Jonathan Viera, uno de los hombres más activos del cuadro de Paco Herrera. Tuvo la réplica el conjunto blanquillo, hoy vestido de rojo, en un cabezazo de Dorca (minuto 23) que el larguero evitó que se convirtiera en el primer gol del encuentro. Un gol que, de haberse producido, hubiera cambiado sin ninguna duda el rumbo del partido.

El primer gol

Recién cumplida la media hora llegó aquello que dividía a los presentes en el Estadio de Gran Canaria. El gol con el que soñaba la parroquia insular y que tanto temían los llegados desde la capital maña. Llegó tras una gran jugada de la UD Las Palmas iniciada en el carril zurdo por Ángel y que, tras combinar con Viera y Culio, llegó a un Roque Mesa que fusiló al guardameta zaragocista Bono. Los peores presagios del Real Zaragoza aparecían sobre un césped al que todavía le restaba una hora de juego.

Necesitaban los de Ranko Popovic, tras el tanto canario, una reacción instantánea. Una reacción, no necesariamente acompañada de un gol, pero sí de una mayor presencia en el área contraria, que no se produjo. Al contrario. Las ocasiones siguieron cayendo del lado insular, que estuvo a punto de conseguir el segundo tanto por medio de Aythami, cuyo remate de cabeza se marchó por encima del travesaño, o Culio, que no dirigió hacia portería un gran centro desde la banda derecha.

Un Real Zaragoza sin reacción

Con este incierto panorama se llegó al descanso. Una pausa que traería un movimiento desde el banquillo por parte del Real Zaragoza. Ranko Popovic sustituyó a Eldin, poco activo durante la primera mitad, para dar entrada a Javi Álamo, en una clara declaración de intenciones; la velocidad, y por lo tanto los contragolpes, como principal recurso ofensivo de los zaragocistas. Poco cambió el escenario del partido con el cambio del serbio. El Real Zaragoza, irreconocible con respecto a los encuentros que precedían al de Las Palmas, se acogía a su defensa, y a la Virgen del Pilar, dirán algunos, ante su escasa o nula presencia ofensiva.

En el minuto 53, de nuevo Bono, el mejor del Real Zaragoza en el día de hoy, evitaba ese segundo gol que buscaba con ahínco la UD Las Palmas. El portero marroquí desvió con la pierna un disparo de Viera con el que ya cantaban gol en las gradas. Dos minutos más tarde sería Sergio Araujo el que haría de nuevo lucirse al cancerbero zaragocista, que se convertía en el salvador del conjunto maño.

Movió fichas Paco Herrera dando entrada a Hernán en detrimento de Asdrúval en la UD Las Palmas. Los canarios seguían asediando la portería de Bono sin premio, obligando al portero marroquí y a los zagueros blanquillos a emplearse a fondo. De nuevo Aythami, en el minuto 63, David García, en un remate que se estrelló en la cruceta (minuto 68) y Ortuño, cuando restaba menos de un cuarto de hora de encuentro, estuvieron cerca de conseguir el segundo gol. Mientras tanto, y a pesar de la entrada del esperado Borja Bastón en el terreno de juego, ni rastro de los de Ranko Popovic en territorio enemigo.

Se consuma la tragedia maña

Tanto va el cántaro a la fuente que, dicen, al final se rompe. Una expresión del refranero español que los peninsulares (en este caso, los maños) no querían que se aplicara en territorio insular. Pero se aplicó. Sergio Araujo, el mejor jugador de los canarios, lo puso en práctica. Un balón colgado al área zaragocista, de los tantos que habían rondado el rectángulo dominado hasta entonces por Bono, acabó con una salida en falso de éste, una acrobática asistencia de Aythami y el temido remate a la red del argentino. Minuto 83 y, sin casi espacio para la reacción blanquilla, el 2-0 que cambiaba la historia.

Con ese 2-0 concluyó el partido. Lo hicieron los 90 de encuentro, el inesperado playoff (¿quién soñaba con él a inicio de temporada?) del que ha disfrutado el Real Zaragoza, y con él, el sueño de un zaragocismo que deseaba por encima de todo volver a ver a su equipo en Primera. Sí estará en ella Las Palmas, quien hizo méritos para ganar el partido, posiblemente para ser el campeón de playoff y con grandes argumentos durante todo el año, para ascender a Primera. Tendrá que esperar para ello el Real Zaragoza, al que este desagradable final no debe privar de las ilusiones recuperadas en este, aunque amargo, final de cuento.