A pesar de su juventud –tan solo tiene 24 años-, Leandro Cabrera (Montevideo, Uruguay, 17 de junio de 1991) cuenta con una gran experiencia. Con un total de 151 partidos a sus espaldas en Segunda División, el defensor es un gran conocedor de la categoría, lo que le convierte en un jugador importante para esta campaña.

Si por algo destaca el defensa uruguayo es por su corpulencia física. Los 1’90 metros que mide le permiten ser una auténtica garantía en el juego aéreo, aportando seguridad a la defensa. Otra de sus cualidades más destacables es su polivalencia, pudiendo actuar tanto de lateral izquierdo como en el centro de la zaga, permitiendo al entrenador realizar distintas variables tácticas dependiendo de cómo transcurra el encuentro. De hecho, la pasada temporada empezó en la banda izquierda, pero en el transcurso final de la misma desplazó su posición al eje de la defensa.

Inicios y llegada a España

Proveniente de una familia ligada al mundo del fútbol (su abuelo jugó en Peñarol y Defensor Sporting, además de ser internacional uruguayo), comenzó su andadura profesional en el Defensor Sporting de Uruguay, equipo en el que destacaría llamando la atención de distintos clubes europeos. Uno de ellos fue el Atlético de Madrid, que en verano de 2009 fichaba al futbolista de 19 años de la mano de Jesús García Pitarch a cambio de 1’5 millones de euros por el 50 % de los derechos.

A pesar de las grandes expectativas que había sobre el jugador, no tuvo la oportunidad de demostrar su valía en el Atlético de Madrid  

De este modo, el club rojiblanco adquiría a un defensor muy prometedor y al que se le auguraba un gran futuro por delante. Desafortunadamente, el uruguayo no contó con la confianza de Abel Resino en primer lugar y posteriormente de Quique Sánchez Flores, no teniendo la oportunidad de demostrar su calidad. Su debut en el equipo madrileño no llegaría hasta la 35ª jornada, disputando de titular los últimos cuatro partidos de la temporada con poco en juego para el Atlético de Madrid. Por ello, y para no frenar su progreso, la entidad colchonera decidía cederlo al Recreativo de Huelva, que militaba en Segunda división, con la esperanza de que tuviera la continuidad suficiente. Pero no fue así, ya que en el equipo andaluz solo disputó 12 partidos entre liga y Copa del Rey.

Finalizada la cesión, el jugador tenía que volver al Atlético sin haber podido demostrar su valía al nuevo técnico rojiblanco, Gregorio Manzano. Cabrera no entraba dentro de los planes del entrenador, por lo que se le buscó una salida en forma de cesión. Esta vez su destino fue Soria para jugar en el Numancia, también en la categoría de plata. Al contrario que la pasada temporada, el uruguayo se ganó la confianza del técnico y fue un fijo en el eje de la zaga, disputando 33 partidos de liga.

Tras tres cesiones consecutivas, el Atlético decidía rescindir el contrato de Cabrera en verano de 2013

Eso no fue suficiente para el ‘Cholo’ Simeone, que había sustituido a Gregorio Manzano en diciembre de 2011, y el uruguayo era cedido por tercera temporada consecutiva, recalando en el Hércules. En el conjunto alicantino, el defensa mostró su mejor versión futbolística. Titular indiscutible, disputó 39 encuentros de liga y anotó un gol, ganándose el cariño de la afición del Rico Pérez. Pero a pesar de esta buena campaña, el conjunto rojiblanco decidía rescindir el contrato al no tener hueco en el primer equipo para él, quedando libre en verano de 2013.

Breve paso por el Castilla y llegada a Zaragoza

Varios equipos –entre los que se encontraba el Real Zaragoza- sonaron para hacerse con sus servicios, pero finalmente el uruguayo optaba por no cambiar de ciudad tras fichar por el Real Madrid, que necesitaba reforzar la parte trasera del filial. A pesar de la mala temporada del Castilla –terminó descendiendo de categoría-, el central fue de lo más destacado del equipo, asentándose en el once y jugando 33 encuentros. El descenso a Segunda División B provocó que el jugador quedara libre por una clausula que liberaba a Cabrera en caso de pérdida de categoría, algo que aprovechó el Real Zaragoza para hacerse con sus servicios por tres campañas.

En el conjunto aragonés, el uruguayo ha cuajado a un buen nivel. Seguro en labores defensivas, se ha ganado la confianza de la afición zaragocista a base de esfuerzo y sacrificio. Además, su polivalencia le ha permitido ser un fijo en los planes tanto de Víctor Muñoz como de Ranko Popovic. A pesar de empezar la temporada defendiendo el lateral zurdo, las bajas que ha sufrido el equipo por lesiones provocaron que tuviera que desplazar su posición al eje de la zaga en varias ocasiones, no bajando su rendimiento. En total, el futbolista ha jugado 39 encuentros con la elástica blanquilla en los que anotó un gol, aunque de vital importancia ya que se produjo en la remontada zaragocista en la vuelta de las semifinales del playoff contra el Girona.

Para esta nueva temporada, y a falta de lo que sucederá con el futuro de Abraham Minero, Diego Rico será la principal competencia de Leandro Cabrera por hacerse un hueco en el once inicial, ya que todo hace indicar que Jesús Vallejo y Mario Álvarez serán la pareja elegida en el centro de la zaga. La solvencia y seguridad del uruguayo son sus mejores bazas para ganarse la confianza de Ranko Popovic, que tendrá que elegir entre dos modelos de futbolista distintos. Más allá de lo que decida el técnico al inicio de campaña, de lo que no se puede dudar es del esfuerzo y sacrificio que muestra el uruguayo cada vez que salta al terreno de juego. Sumando a eso su gran conocimiento de la categoría, le convierte en un jugador muy importante para este año.

Autor: Víctor Tomás