Comenzar una temporada con victoria siempre es importante, y más si se tiene un objetivo tan complicado como es el ascenso directo. Es una forma de dejar claro que las intenciones por ese propósito son reales, sirve para colocarse en la parte alta de la clasificación desde un primer momento  o simplemente, para inyectar ánimos a la afición. Por diez minutos, el Real Zaragoza no pudo empezar su tercer año consecutivo en la Liga Adelante con un triunfo, ya que el Mirandés conseguía igualar el tanto inicial de Leandro Cabrera en los últimos compases.

A pesar de que la primera parte destacó por su igualdad, cuando los blanquillos conseguían romper la línea de presión del rival la sensación de peligro contra la portería rojilla. Sería en el comienzo cuando los maños se adelantarían en el marcador gracias a un testarazo de Cabrera tras un buen saque de falta por parte de Pedro Sánchez. A partir de ese momento, los visitantes gozaron de varias oportunidades a la contra de ampliar distancias en el luminoso y sentenciar el choque, pero eso no ocurriría. El panorama cambió aproximadamente a la hora de juego. El Real Zaragoza, que estaba dando una de equipo imagen solvente, sufrió un bajón físico que mermó al equipo blanquillo hasta el final del choque y dio esperanzas al Mirandés para poder igualar el tanto inicial de Cabrera e incluso dejar los tres puntos en Anduva, pero el larguero se alió con los intereses maños.

A la hora del encuentro, el Real Zaragoza sufrió un bajón físico que afectó al rendimiento del equipo

El desgaste físico terminó pasando factura

Hay muchos factores que se pueden analizar en el primer partido de la temporada, pero uno de los más relevantes es el bajón físico que sufrieron los visitantes. Los de Popovic terminaron pagando la intensidad a la que el Mirandés había llevado el encuentro, especialmente en la primera mitad, y casi cuesta el punto logrado.

Un futbolista que sufrió notablemente el paso de los minutos fue Aria Hasegawa. El futbolista nipón, que empezó muy activo, se fue apagando hasta desaparecer del césped. Acostumbrado a un ritmo de juego muy diferente, el japonés necesita un tiempo de aclimatación a la Segunda División, categoría en la que el aspecto físico es primordial si se quieren obtener buenos resultados.

Pero sería erróneo señalar solamente a un futbolista ya que, en mayor o menor medida, afectó a todo el plantel. "El físico del equipo bajó porque tenemos tres o cuatro jugadores que jugaron casi toda la pretemporada", reconocía Ranko Popovic una vez concluido el encuentro. Jugadores como Pedro Sánchez, Jaime Romero, Wilk o Dorca se suman a esa lista de jugadores. De todas formas, este bajón de rendimiento físico no es algo que deba preocupar demasiado, ya que entra dentro de la normalidad. Acaba de comenzar la competición, por lo que no sería de extrañar que durante los primeros encuentros se termine notando la gran carga de trabajo que han acumulado los futbolistas durante la pretemporada, pero conforme transcurran las jornadas el problema se irá solventado.

¿Se pudo haber remediado?

Los cambios de Ranko Popovic tampoco ayudaron para intentar revertir ese problema. De hecho, el técnico solo realizó dos sustituciones, omitiendo la tercera. Si bien es cierto que Hinestroza no se encontraba en sus mejores condiciones para ese debut liguero (fue cambiado al poco de la segunda parte), la entrada de Ortuño por Ángel llamó bastante la atención. No únicamente por el tempranero minuto de juego (63'), sino por el hombre al que reemplazaba. Ángel se encontraba en mejores facultades físicas que otros compañeros y de hecho para ese momento Aria ya se encontraba perdido sobre el terreno de juego presa del cansancio.

El técnico no hizo ningún cambio en el centro del campo, algo que era necesario

Por ello cuesta entender el cambio táctico que realizó el preparador zaragocista, moviendo al japonés hasta el doble pivote para que acompañara a Wilk, mientras que Dorca retrasaba su posición a una más cercana a la defensa (esto último se ha visto a lo largo de la pretemporada). Aunque la intención era contener las acometidas del Mirandés, se tradujo en todo lo opuesto ya que los locales casi logran llevarse los tres puntos. Con centrocampistas puros como Erik Morán y Diamanka esperando su turno en el banquillo, la opción por la que optó Ranko Popovic no parece que fuera la mejor para afrontar el final de choque.