El Real Zaragoza pone fin a la racha de dos derrotas consecutivas tras empatar (0-0) en el siempre complicado estadio del Anxo Carro. En un partido dominado por el aspecto táctico y las defensas, el conjunto aragonés ha dado una mejor imagen con respecto a los últimos encuentros especialmente en la primera mitad, donde no dejó que los locales se acercaran a su portería. En la segunda, los locales dieron un paso adelante y el control visitante se diluyó, aunque tan apenas sufrieron en defensa para mantener el empate.

Como ya se preveía, Ranko Popovic introdujo cambios con respecto al último once. El técnico serbio decidió cambiar de sistema al 4-1-4-1, con Erik Morán (que entraba por Wilk por su expulsión contra Osasuna) por delante de la defensa y adelantaba la posición a Albert Dorca. La otra novedad en la alineación fue la de Diamanka, titular por primera vez con la elástica blanquilla y que acompañó al catalán.

Dominio zaragocista, pero falto de profundidad

Poco tardó el Real Zaragoza en dejar claras cuáles eran sus intenciones de cara a este encuentro y a los 3 minutos Ángel desaprovechaba una magnífica oportunidad para poner el 0-1: tras un pase en largo, el delantero controlaba el esférico y se quedaba mano a mano con José Juan, pero su remate se estrellaba contra el cuerpo de éste. No fue la única acción en la que se pudieron adelantar los maños, ya que se mostraron bastante verticales durante los primeros minutos y se hicieron dueños del esférico.

Pero lo cierto es que se trataba de una posesión estéril, ya que los hombres de Ranko Popovic no lograban atravesar los tres cuartos del campo con peligro. Hinestroza y Jaime Romero, bien cubiertos por la defensa y lo que se incluían las ayudas de los interiores, no lograban tener una participación activa en el juego, por lo que la mayoría del ataque pasaba por el centro, pero los visitantes no se mostraron acertados con el último pase. Ante la imposibilidad de generar ocasiones con el esférico en juego, los maños tuvieron que recurrir a la estrategia y primero Hinestroza, que no lograba conectar el remate, y posteriormente Ángel, cuyo cabezazo lo sacaba bajo la línea Carlos Hernández, no lograban desnivelar el marcador.

Durante la primera mitad, el conjunto gallego no se acercó a la portería de Bono

Si el Real Zaragoza tenía dificultades para acercarse a la portería local, más problemas mostraría el Lugo. Los gallegos, dominados durante los primeros 45 minutos, no se encontraban cómodos sobre el terreno de juego y su única salida hacia el ataque era la de robar el esférico y lanzar rápidamente la contra, pero la línea defensiva zaragocista se encontraba muy segura y Erik Morán se hizo el dueño del centro del campo a la hora de recuperar la pelota, lo que significó que cuando el colegiado señaló el descanso, el Lugo no había realizado ningún disparo.

Mejora del Lugo, aunque sin excesivo peligro

La lentitud con la que había transcurrido el juego en la primera mitad desapareció en los primeros compases de la segunda parte en ambos conjuntos. Para dar más mordiente al ataque, el técnico local introdujo en el terreno de juego a Jonathan Pereira, aunque serían los visitantes los primeros en avisar: Ángel, con un gran pase, dejaba a Diamanka solo ante el portero, pero José Juan adivinaba sus intenciones y despejaba el balón. A esa ocasión no tardaría mucho en responder el conjunto lucense tras un buen centro de Pereira, pero el testarazo de Caballero lo enviaba como podía Bono a córner.  

El paso de los minutos se fue notando en los jugadores zaragocistas, que vieron como los gallegos empezaban a crecer sobre el césped y a aproximarse con cierto peligro de la portería de Bono. Para intentar volver a recuperar el control, Popovic movió su banquillo e introdujo a Abraham, Jorge Díaz y Aria, algo que no surgió efecto. Para entonces, el Zaragoza ya había perdido el orden que había mostrado el momento y el Lugo, espoleado por una afición que no cesaba de animar, tuvo incluso la oportunidad de ponerse por delante en el marcador en los últimos compases del choque, pero el control de Jonathan Pereira en el área pequeña era deficiente y no lograba batir a Bono.

Con el pitido final, el Real Zaragoza vuelve a puntuar dos encuentros después mostrando una leve mejoría, aunque todavía le queda trabajo al técnico serbio por delante. El próximo rival de los maños será el Deportivo Alavés en La Romareda, una buena oportunidad para hacer bueno el punto logrado a domicilio.

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