Otra jornada más en la que el Zaragoza no suma los tres puntos. El equipo de Popovic cambió de esquema y el serbio dio entrada a algunos jugadores que mejoraron al equipo durante la primera mitad. Las sensaciones positivas, que se vivieron solo en algunos tramos, permitieron anular al Lugo, pero no fueron suficientes para lograr el ansiado premio del gol. Los cambios empeoraron al equipo.

Planteamiento inicial

Cambios significativos en el Real Zaragoza, que abandonaba el 4-2-3-1. La expulsión de Wilk y los malos resultados del equipo parecían destinar al conjunto de Popovic hacia un cambio que finalmente llegó. El técnico serbio alineó de inicio a tres centrocampistas, dejando a Morán como pivote y a Dorca y Diamanka como interiores.

La titularidad de Diamanka y Morán dejaba al japonés Aria en el banquillo. Por su parte, Hinestroza y Jaime jugarían el partido como extremos. Ambos zurdos, Hinestroza iniciaría por la banda izquierda mientras que Jaime pasaría a la derecha. Ángel volvía a ser la referencia en punta.

El cambio de esquema

¿4-3-3 o 4-1-4-1? El cambio de esquema de Popovic dejaba algunas dudas cuando se conocía. ¿Jugarían Jaime e Hinestroza más clavados arriba o el serbio buscaba recepciones más cercanas a los mediocentros para conseguir la posesión? Sobre el papel y viendo la posición que ocuparon Jaime-Diamanka-Dorca-Hinestroza tanto a la hora de atacar como defender, el esquema se asimiló más a un 4-1-4-1.

Jaime e Hinestroza, lejos de jugar clavados esperando al contraataque, hicieron uno de los partidos con más sacrificio defensivo de los extremos en los que llevamos de temporada. Un sacrificio que fue más de ida y vuelta que no de marcaje y uno contra uno, ya que la presión que propuso el equipo con el trabajo de los dos interiores les libró de cierta responsabilidad en este apartado.

La clave del equipo estaba en que el triangulo formado por Morán, Dorca y Diamanka se mantuviera compacto tanto a la hora de atacar como a la hora de defender. Esto fue así a lo largo de la primera mitad, especialmente en algunos tramos donde los movimientos fueron muy precisos (no así las ejecuciones técnicas) y permitieron al Zaragoza ofrecer cierta sensación de control por momentos, algo que se rompería con el desgaste y los cambios en la segunda mitad.

La presión anuló al Lugo

Probablemente todos esperaban más del Lugo, sobre todo jugando como el local, pero el rival del Real Zaragoza realizó un partido muy decepcionante. No se le puede quitar mérito al Zaragoza, que gracias a una nueva forma de presionar ahogó al equipo local durante gran parte del encuentro.

En esa presión fueron claves el trabajo de Dorca y Diamanka. Cuando el Lugo iniciaba la jugada desde atrás, el Zaragoza permitía la recepción de uno de sus centrales, momento que aprovechaba para apretar a los locales. Ángel iniciaba la presión al poseedor del balón, que solo podía jugar con su compañero en el centro de la zaga. Era en ese momento cuando el Zaragoza se activaba del todo. Dorca o Diamanka (dependiendo del lado) presionaban al central que tenía el balón, adelantando su posición. Ángel hacia de muro tapando las salidas hacia el portero o el otro central y el interior restante acompañaba marcando muy encima al mediocentro que se acercaba a recibir.

Con este trabajo, los extremos quedaban menos exigidos y el Lugo perdió toda la capacidad de elaboración en la fase 1. Los locales se veían obligados a lanzar el balón en largo o arriesgar con los pases, y esa zona de riesgo (entre Morán y Diamanka-Dorca) se convirtió en la principal zona de recuperación del Zaragoza.

La salida de balón

Con el cambio de sistema se hacía evidente que la salida de balón cambiaría. Morán fue el encargado de llevar toda la responsabilidad en la creación, y el mediocentro cumplió a nivel creativo, aunque le faltó precisión. En esta fase los movimientos de los interiores volvieron a ser cruciales. Morán buscaba el balón en diagonal o vertical respecto al central poseedor del esférico y en paralelo a él venía a recibir uno de los dos interiores, mientras el otro quedaba más descolgado.

Se formaba, de esta forma, un 4-2-3-1 que era bastante menos previsible por la posición inicial y la movilidad de los jugadores. También destaco en esta fase un Vallejo que parece crecer en confianza. El central se atrevió con alguna conducción que, pese a no salir del todo bien, puede ser un arma en el futuro, sobre todo por el contexto que ofrece este nuevo esquema y, especialmente, algunos jugadores.

Morán y Diamanka (orden y caos)

Dos futbolistas muy distintos fueron lo más llamativo del encuentro del Zaragoza. Ambos debutaron como titulares y ambos dejaron detalles muy positivos, acompañados eso sí de dudas en algunas fases del juego, especialmente a la hora de realizar algunos pases o controles. Pese a los errores en la ejecución técnica, tanto Morán como Diamanka pueden compenetrarse muy bien en este Zaragoza, y parecen haber encontrado su posición ideal sobre el campo.

Erik Morán es el orden. Un pivote al que le viene mejor tener todo el ancho del centro del campo para él a la hora de organizar. Sus mejores minutos se tradujeron en los momentos de control del Real Zaragoza. Actuando como eje, siempre supuso una opción para compañeros de líneas más retrasadas y adelantadas. A nivel defensivo mantuvo la compostura y un rol posicional que le permitió robar muchos balones, siendo Diamanka y Dorca los que realizan más ayudas a las bandas. Su problema es que siempre busca acertar en sus pases, que estos superen líneas. Esto le lleve a arriesgar en momentos innecesarios o a mandar un pase al espacio al primer toque cuando el compañero no lo ha leído. Si corrige esas pérdidas puede ser muy importante.

Diamanka es el caos. No es el jugador más ordenado en lo táctico, pero esa movilidad y pulmón para abarcar prácticamente todo el campo desarbolan al rival. Con Dorca, otro jugador más posicional, a su lado, Diamanka tuvo mucha libertad para moverse a lo largo y ancho del ataque. Ocupó la posición de nueve en ciertos momentos y llegó al área con más potencia que precisión. No obstante esas llegadas de segunda línea eran algo que el Zaragoza no había tenido de forma regular y que el mediocentro puede aportar.

Morán y Diamanka, además, le abren un contexto favorable a las conducciones y la visión de juego de Vallejo. Morán siempre busca la combinación y tiene la capacidad para tapar el espacio que deja a su espalda el central en sus subidas. Por su parte la movilidad de Diamanka y Jaime en ese sector permiten arrastrar a jugadores del Lugo y a abrir líneas de pase para Vallejo.

Soluciones y resultados

Pero la mejoría de sensaciones no es suficiente, no en el momento en el que se encuentra el Real Zaragoza. Algunos mecanismos y jugadores funcionaron de forma notable, pero el equipo sigue careciendo de gol, acusó el desgaste y las decisiones en los cambios dejan muchas dudas. La inexplicable salida de Abraham para jugar como lateral derecho (estaba Isaac Carcelén en el banquillo, cuyo caso es más que extraño) inhabilitó al Zaragoza por ese costado, mientras Aria y Jorge Díaz estuvieron inéditos, coincidiendo con los mejores minutos del Lugo.

El problema del gol es complicado de solucionar, pero el Zaragoza necesita continuidad de sus fases buenas de juego, y el problema es que no hay tiempo. El equipo debe empezar a sumar cuanto antes de tres en tres. Puede parecer exagerado por estar al inicio de liga, pero las jornadas van pasando y un aspirante al ascenso como el Real Zaragoza cada vez está más abajo en la clasificación.

Fuente de las imágenes: LFP

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