El Iberostar Estadio acogía un duelo entre dos de los equipos menos goleados de Segunda Divisón, por lo que se podía esperar que se verían pocos goles en el estadio mallorquín. Así ha sido, ya que ni Mallorca ni Real Zaragoza han sido incapaces de desequilibrar el marcador para romper el 0-0 inicial y con el que ha concluido el partido. Y no habrá sido por falta de ocasiones, ya que ambos han dispuesto de varias acciones para dar los tres puntos a uno u otro conjunto.

Dominio zaragocista, pero sin acierto

Se veían las caras dos de los equipos más enrachados en cuanto a resultados de las últimas jornadas. Tras unos primeros compases algo fríos en ambas filas, pronto quedaron claras cuales iban a ser las intenciones de los mallorquines y aragoneses. Los visitantes se hicieron los dominadores del juego y posesión, aunque algo estéril. Esto no incomodó a los locales, que optaron por esperar atrás y sorprender con alguna contra buscando la velocidad de jugadores como Pereira o Sissoko. Precisamente el primero fue el que dispuso de la primera ocasión del choque tras una contra conducida por el segundo, pero su disparo se fue algo alejado de la portería.

El Real Zaragoza fue el dueño de la primera parte, pero no estuvo acertado de cara a gol

No tardarían en responder los hombres dirigidos por Ranko Popovic, aunque tuvieron que recurrir al juego directo para inquietar a la defensa balear, muy adelantada en varios tramos de la primera mitad. Primero fue Hinestroza y posteriormente Ortuño, pero ambos tiros salieron bastante cerca del palo. Estas acciones inquietaron a una afición bermellona descontenta con lo que estaba viendo de su equipo y se oyeron los primeros pitos de la noche.

A esas alturas, el Real Zaragoza ya se había hecho dueño del partido. La defensa maña estaba muy concentrada en las pocas ocasiones en las que se veía obligada a intervenir, el centro del campo llevaba la manija a su antojo y arriba Alfredo Ortuño se encargaba de bajar los esféricos que le llegaban y generar espacios en la defensa para que sus compañeros crearan ocasiones de gol. Así llegó la oportunidad más clara de la primera mitad, cerca del descanso, cuando el delantero murciano asistía a Diamanka, que en carrera se internaba en el área, pero el meta local logró despejar el peligro.

Se igualan las tornas

Sabedor de que necesitaba cambiar algo en el equipo si quería que los tres puntos se quedaran en Mallorca, Chapi Ferrer dio entrada a Moutinho por Campabadal y los bermellones dieron un paso adelante y crecieron en el apartado ofensivo desde los primeros compases. Bianchi comenzó a entrar en acción y puso en más de un problema a la defensa zaragocista, pero el ariete no acertó en la que tuvo. Esta salida de los locales sorprendió a los blanquillos, que tardaron unos minutos en reaccionar y volver a tomar el control del juego.

El Real Zaragoza no se amilanó y logró frenar en cierto grado el vendaval local, aunque las sensaciones de dominio absoluto de la primera parte habían desaparecido. Aun así, los de Ranko Popovic lograron generar nerviosismo a los bermellones a base de saque de esquina y acciones rápidas de los hombres de arriba. De ese modo, Ángel e Hinestroza estuvieron a punto de poner el 0-1 en el marcador.

Las entradas de Moutinho y Brandon dieron otro aire al Mallorca

Chapi Ferrer continuó moviendo el banquillo e introdujo a Brandon, un jugador que revolucionó el choque en favor de su equipo. El joven futbolista dotó a los suyos de una electricidad de la que habían adolecido hasta el momento a lo que unido a la presencia de Moutinho y al bajón del centro del campo aragonés se tradujo en los mejores minutos de los bermellones. Precisamente, la conexión Brandon-Moutinho casi origina el primer gol del partido, pero el disparo del segundo no vio portería. Ranko Popovic reaccionó y dio entrada a Pedro Sánchez, Abraham y Jorge Díaz en el tramo final para dar más frescura al ataque y poner en apuros al Mallorca, algo que no ocurrió. En los últimos minutos y empujados por una afición que no se contentaba con el empate, los baleares buscaron insistentemente el 1-0 con más corazón que cabeza, algo que finalmente no llegó. 

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