Todo en esta vida tiene un principio y un final. Ningún ámbito se libra, y el fútbol no podía ser menos. Ocho jornadas después, el Real Zaragoza ha sucumbido y ha caído derrotado. El verdugo ha sido el Real Valladolid, que se ha impuesto por 2-0 en La Romareda en una nublosa mañana. 

Las bajas tanto en uno como en otro equipo hicieron mella en la alineación inicial, especialmente en la del conjunto visitante. Miguel Ángel Portugal no podía contar con varios futbolistas clave en su equipo, ya por lesiones (Óscar, Alejandro Alfaro y Erick Moreno) o por encontrarse con sus selecciones (Kepa, Mójica y Bruno Valera), lo que obligó al técnico a hacer uso de la cantera. Por su parte, Ranko Popovic también apostó por el jugador del filial, Iñaki Olaortua, para cubrir la ausencia de Jesús Vallejo, mientras que Manu Herrera entraba por Bono y Pedro Sánchez por Diamanka.

Un fallo inicial pone las cosas en contra

La mañana en la capital aragonesa había destacado por la intensa niebla, algo que se mantuvo en el inicio del choque. Pero al Real Valladolid tardó muy poco en hacérsele la luz, concretamente tres minutos: un saque de esquina era rematado por Leandro Cabrera hacia su propia portería, Manu Herrera fallaba y el balón se alojaba en las mallas. Fue un duro golpe, imprevisto, y que obligaba a los de Ranko Popovic a no poder guardarse nada. Con ello, los blanquillos se hicieron progresivamente con el control del encuentro gracias a la buena presión en la salida del balón vallisoletana, lo que se tradujo en importantes ocasiones de gol bien resueltas por el guardameta Julio o la defensa pucelana, muy atenta.  

Conscientes de que tenían que bajar el ritmo de juego, el partido fue adquiriendo un carácter más intenso, provocando que ese atisbo de fluidez mostrado por los locales tras el gol desapareciera. Las imprecisiones de los hombres zaragocistas a la hora de construir las jugadas provocaron que el Valladolid diera un paso hacia delante para buscar la portería de Manu Herrera a la contra, aunque de manera tímida y únicamente los saques de esquina conseguían preocupar a la afición congregada en La Romareda.

Antes del descanso, el técnico visitante realizó una variación en su equipo al sustituir a André Leao, que no se encontraba en sus mejores condiciones físicas, por Timor en el centro del campo. Este reemplazo no se tradujo en un cambio en el estilo de juego pucelano, dejando a los aragoneses realizar un juego sin brillantez y poco vistoso que sufría la ausencia de Diamanka en el centro del campo, lo que provocó algunos pitos desde la grada cuando el colegiado indicó el final de los primeros 45 minutos.

Llega la polémica

Aunque el resultado con el que había concluido la primera mitad no hacía justicia con lo visto por parte de ambos equipos, el Real Zaragoza estaba obligado a mejorar su rendimiento si quería optar a remontar el partido. Pero, al igual que pasó al comienzo del choque, los locales sufrieron un duro mazazo en este segundo periodo en forma de penalti en contra. La pena máxima, muy discutida tanto por los jugadores como por la afición maña, fue transformada por Manu del Moral para poner el 0-2 y dar un importante respiro a los visitantes.

El plan de Miguel Ángel Portugal había funcionado a las mil maravillas con el 0-1 a favor, por lo que se mantuvo inalterable con una mayor renta. La falta de espacios en el terreno de juego visitante era patente y aunque los de Popovic lograban llegar con cierta facilidad a tres cuartos de campo, no lograban derribar la línea final de seis jugadores pucelanos. La precipitación era otro problema, lo que generaba imprecisiones en los pases o caer en numerosas ocasiones en  fuera de juego.

Consciente de que tenía que variar algo en el equipo para buscar una machada el preparador zaragocista dio entrada a Jorge Díaz y Sergio Gil y retiró a Hinestroza e Iñaki Olaortua, pero no logró ordenar las ideas a un equipo que lo intentaba con más corazón que cabeza y partido, lo que suponía el riesgo de que el Valladolid sentenciara definitivamente el choque. Eso no ocurrió y el Real Zaragoza lo intentó de todas la maneras, pero no logró reducir diferencias y meterse en el encuentro otra vez.