En el mundo del fútbol, los resultados son los que marcan el futuro. Los entrenadores no son ajenos a esto y suelen ser los primeros en caer cuando el equipo no logra los resultados esperados. Ranko Popovic no ha sido ajeno a esta 'ley del fútbol' y un día después de la derrota del Real Zaragoza ante el Nàstic de Tarragona, el sebio era cesado.

Una primera temporada al borde del ascenso

Ranko Popovic aterrizó en el Real Zaragoza un 24 de noviembre de 2014 reemplazando a un Víctor Muñoz que sumaba cuatro partidos sin conocer la victoria, situando al equipo fuera de los puestos de playoff tras caer derrotado frente al Numancia (2-0) en Los Pajaritos. Su contratación fue una sorpresa entre la afición zaragocista, ya que la trayectoria en los banquillos del serbio no era conocida y había dudas en si lograría sacar la situación adelante.

Ranko Popovic apostó en sus comienzos por un fútbol más ofensivo y combinativo

Poco necesitó para ganarse la confianza de la hinchada maña, sumando dos victorias y dos empates antes del parón navideño. Aunque los blanquillos seguían fuera de los puestos de promoción, la imagen ofrecida era distinta a la vista con Víctor Muñoz, apostando por un fútbol más ofensivo y combinativo. Pero tras la vuelta de Navidades esperaban dos duros huesos de roer, y que podrían definir si el verdadero objetivo era el ascenso directo o habría que conformarse con la promoción: Valladolid y Las Palmas. En esos dos choques, los hombres de Ranko Popovic cayeron derrotados contundentemente (0-2 contra Valladolid y 5-3 con Las Palmas) y ofreciendo una mala imagen, lo que hizo despertar las primeras alarmas entre la afición.     

En las siguientes jornadas, el técnico logró dar la vuelta a esa situación y encadenó cinco partidos sin perder, de los cuales cuatro fueron victorias. Esa remontada permitió aupar al Zaragoza hasta la sexta posición y situarse a simplemente siete puntos del ascenso directo. ¿Por qué no soñar con esa posibilidad con la dinámica blanquilla?

Pero nueve partidos después, el objetivo se convirtió en entrar en los puestos de playoff. Ocho puntos en esas jornadas dilapidaron la ventaja sacada por el equipo con respecto a los perseguidores y en varios momentos peligraron esas posiciones. Una de las causas que explicó este bajón fueron las continuas lesiones que sufrió Ranko Popovic en una plantilla corta y limitada, lastrando considerablemente al equipo. En este momento, las críticas de una parte de la hinchada hacia el técnico ya eran evidentes y cada vez eran más los rumores que hablaban de una destitución del entrenador.

En las posteriores jornadas, el cuadro blanquillo logró reaccionar y clasificarse entre los seis primeros, no sin sufrimiento al empatar en la última jornada ante el Leganés (2-2) y estar pendiente de que la Ponferradina no sumara los tres puntos. Ya en las eliminatorias de ascenso, el equipo logró superar las semifinales frente al Girona en una vuelta que quedó para la historia zaragocista. Por el contrario, un gol de Las Palmas a siete minutos de la conclusión del segundo partido destruyó el sueño maño y les condenó a continuar en Segunda División.

Nueva temporada, un único objetivo

A pesar de quedarse a las puertas del ascenso a Primera División, la directiva decidió mantener su confianza en el técnico serbio de cara a la presente temporada. El objetivo no era otro que el ascenso directo, una responsabilidad que asumió el técnico serbio desde el primer momento.

Pero las cosas no han salido como se podría haber esperado en un primer momento. Al equipo le costó empezar la campaña y aunque en los dos primeros logró un empate y una victoria, las sensaciones no eran buenas, con falta de fútbol en varios momentos. Los malos resultados no tardaron en llegar, alcanzando cuatro partidos sin ganar. Eso colocó al Real Zaragoza rondando los puestos de descenso y las críticas hacia Ranko Popovic no tardaron a llegar.

El técnico reaccionó a estos malos resultados y realizó un cambio de sistema (4-1-4-1), dando la oportunidad a varios jugadores que habían pasado inadvertidos hasta el momento. El equipo logró superar las numerosas bajas (Jaime Romero, Wilk, Mario. Rubén, Pedro Sánchez,...) y sustentados en unos grandes Diamanka y Erik Morán alcanzaron seis partidos sin perder y aupando al equipo hasta incluso puestos de ascenso directo.

Pero la lesión de Diamanka en los últimos minutos contra el Mallorca debilitaron notablemente al equipo. Las buenas sensaciones encontradas se diliyeron y llegaron dos derrotas consecutivas. El futuro de Ranko Popovic pendía de un hilo, quedando en juego contra la Ponferradina y aunque logró superar ese escollo, todo apuntaba a que el más mínimo pinchazo la directiva destituiría al técnico. Y así fue. Tres jornadas después, el Real Zaragoza caía derrotado frente al Nàstic y la noticia no se hacía esperar: Ranko Popovic era destituido como técnico zaragocista.