Primer encuentro de Lluís Carreras al mando del Real Zaragoza. No se pudo lograr la victoria, pero se estuvo muy cerca en un partido en el que todo se había puesto en contra. Primeros cambios a nivel táctico del nuevo técnico zaragocista, que ya dejó entrever algunos aspectos en los que está trabajando.

Planteamiento inicial

Había expectación por saber cuál sería el primer once de Lluís Carreras, en el que hubo novedades importantes. El técnico mantuvo el dibujo que venía usando el equipo, que bien puede ser un 4-3-3 o un 4-1-4-1 según el momento del encuentro.

Respecto a nombres, Carreras optó por Bertrán en la banda derecha, por Hinestroza y Pedro como extremos a banda cambiada y por Ángel en lugar de Ortuño en la punta de ataque. La gran sorpresa estuvo en la titularidad de Ortí, que actuó junto a Dorca pero con más libertad y movilidad que el mediocentro.

Primeros detalles del Zaragoza de Carreras

No se puede cambiar un equipo en tan poco tiempo, pero si es cierto que el Zaragoza varió algunos aspectos de su juego para adaptarlo a lo que, a priori, parece buscar Carreras. Zaragoza y Huesca adoptaron dos papeles muy claros en el encuentro. El equipo local buscaba construir a través del balón, mientras el Huesca esperaba ordenado en su 5-3-2 para recuperarlo y desplegarse con velocidad.

Con el Huesca tan cerrado, el Zaragoza buscó aprovechar lo ancho y largo del campo. Centrales abiertos, laterales ganando altura y Morán como eje de todas las jugadas. A partir de ahí, Carreras quiso que el pivote zaragocista tuviera las máximas opciones para favorecer un posible pase vertical. De esta forma el Zaragoza juntaba mucha gente por delante del balón, con los extremos muy abiertos pese a jugar a pierna cambiada, y buscando más la profundidad que los espacios interiores.

El papel de los extremos y laterales abriendo el campo se complementaba con el de Dorca y Ortí. Los dos interiores se escalonaban sobre el campo, siendo el canterano el que más movilidad aportaba. Carreras optó por un jugador ágil y técnico para intentar jugar entre las cerradas líneas del Huesca, pero a Ortí le falto continuidad en sus acciones.

El Huesca por su parte se defendía con un trivote claro en el que Bambock crecía como recuperador de balones para Camacho y Mérida. Arriba, Tyronne y Machís se repartían el ancho del campo para presionar a centrales, laterales y a Morán. Con un equipo muy ordenado atrás, la movilidad de Ángel fue clave para intentar buscar alguna alternativa. Los desmarques del delantero generaron algunas de las ocasiones más importantes del primer tiempo.

Demasiado expuestos

Con las líneas tan separadas y el equipo tan abierto, cualquier posible pérdida exponía mucho al Zaragoza ante un rival preparado para ello. Carreras buscó que sus jugadores presionaran rápidamente tras cometerse la pérdida, pero si el Huesca salía de esa primera presión después no existía casi oposición de cara a la portería de Bono.

En cuanto robaban, los centrales y Bambock mantenían sus posiciones y eran los carrileros y delanteros los que se desplegaban en ataque. Camacho y Mérida actuaban como lanzadores o conductores de los contraataques y obligaban a los zaragocistas a realizar un repliegue de muchos metros por lo abiertos que estos se encontraban. Cabe decir que el estado del césped no ayudó al juego del Zaragoza.

El desorden y los espacios

Sin embargo el Huesca no solo supo atacar a la contra, sino que también generó juego a partir de ataques estáticos, al menos en la primera mitad. Decía Carreras en la rueda de prensa postpartido que al equipo no le había faltado intensidad sino orden. Parte de ese desorden llegó por la colocación de los dos interiores (Ortí – Dorca). Ninguno es un recuperador y a ambos les cuesta replegarse, por lo que sufrieron demasiado para hacer esas transiciones tan largas ataque-defensa que provocaron las pérdidas zaragocistas.

Una vez colocados defensivamente, su espalda se convirtió en un lujo en forma de espacio para Mérida y Camacho, ya que Morán se mantuvo siempre en su centrada posición y esos espacios se encontraban totalmente libres. Ese desplazamiento de Mérida y Camacho provocó superioridades del Huesca en zonas muy adelantadas.

Pero ese espacio en la frontal del área también se convirtió en un problema como zona de recepción para las segundas jugadas. Prácticamente todos los rebotes que se producían en el área zaragocista eran recogidos por jugadores del Huesca. Con Ortí y Dorca bastante perdidos y basculando mucho hacia los costados y Morán demasiado pegado a los centrales, cada balón suelto en la frontal del área llegaba a un jugador del Huesca. De esta forma llegaron muchos de los disparos del conjunto visitante sobre la portería de Bono.

El Zaragoza con 10 y la gestión de los cambios

La expulsión de Ángel abrió un nuevo partido. Carreras cambió a un 4-4-1 tras el descanso y Anquela optó por una táctica más ofensiva, con un 4-2-3-1 en el que Bambock y Jesús formaron un doble pivote muy posicional, Camacho y Tyronne se escoraron ligeramente a las bandas y Mérida actuó con total libertad.

Carreras, por su parte, optó primero por Diamanka como delantero centro y mantuvo al equipo junto, saliendo con sentido y no mediante pelotazos cuando se recuperaba la pelota. Tras la remontada del Huesca y la acertada entrada de Ortuño el partido volvió a dar un giro. El gol del delantero nada más salir espoleó al Zaragoza, que se quitó de encima la presión del Huesca y tuvo posesiones mucho más fructíferas pese a la inferioridad numérica. El empuje de Rico por la banda izquierda, las recepciones de un Ortuño encargado de contemporizar y la presencia, aunque no acierto, de Diamanka permitieron al Zaragoza desplegarse cuando tenía en el balón en su poder.

El Zaragoza fue, quizás, demasiado alegre en este final del partido. No solo por la inferioridad sino por el estado físico de sus jugadores. Dorca, por ejemplo, cubría parte de medio campo y de costado izquierdo pero intentaba acompañar los ataques zaragocistas, algo que imposibilitaba un repliegue rápido. Por su parte a Diamanka le costó demasiado correr hacia atrás.

El empate final, que proviene de unos errores individuales cuando más debe primar la concentración, le da un toque gris a un partido que se pudo ganar más por garra que por fútbol, pero en el que también se empiezan a ver las primeras ideas que busca el nuevo técnico zaragocista. Construir y arriesgar a partir del balón, juntar muchos jugadores por delante de la pelota o la forma de intentar jugar pese a tener un hombre menos. Tiene mucho trabajo para desarrollar y ordenar las ideas que quiere implantar y con el paso de los partidos se podrá ver, más claramente, que es lo que realmente quiere y si el equipo está preparado para realizarlo.

Fuente de las imágenes: Canal + y LFP