Una victoria para creer en la salvación, una derrota para alejarse de la promoción. Esta es una de las lecturas que se puede sacar del triunfo del Almería en su feudo ante el Real Zaragoza. Néstor Gorosito planteó un buen partido y sus jugadores han sido muy superiores a su rival, que continúa sin ganar en esta segunda vuelta y sigue dando una imagen alarmante.

El once de Lluis Carreras destacó por los numerosos cambios. El técnico cambió de sistema al 4-4-2, con Ángel y Dongou como hombres más adelantados. Por las bandas repetían Pedro Sánchez e Hinestroza, pero en el centro del campo Tarsi era el encargado de sustituir a Erik Morán, relegando a Diamanka al banquillo. En defensa se producían los debuts de Mario y Campins, además de la vuelta de Diego Rico. También había sorpresa en la portería, con la titularidad de Manu Herrera.

Dominio local, perdona el Zaragoza

El respeto entre ambos equipos fue la tónica dominante durante los primeros minutos. Tanto los almerienses como los aragoneses eran conscientes de que no solo había tres puntos en juego, sino continuar con vida para lograr sus respectivos objetivos. Eso provocó que se produjeran fallos en los pases, quizás más por parte del Real Zaragoza. El Almería tardó poco con en hacerse con el control del partido, tocando con tranquilidad y moviendo bien el balón por las bandas, pero muy lejos de generar peligro. Solo a base de saques de esquina lograban poner en apuros la portería defendida por Manu Herrera.

Pedro Sánchez tuvo la oportunidad más clara de la primera parte, pero Casto evitó el 0-1 con una gran intervención

La presión de los jugadores locales era muy fuerte y recuperaban fácilmente la posesión a unos visitantes desaparecidos del terreno de juego del Estadio de los Juegos Mediterráneos. Solo los errores individuales en la parcela defensiva de los de Néstor Gorosito lograban poner en apuros una defensa almeriense que prácticamente no tuvo que intervenir para despejar el peligro. La otra baza era los balones largos buscando la velocidad de Ángel y Dongou, pero no encontraban su destinatario.

Pero las ocasiones brillaban por su ausencia. En un bando, el maño, porque no era capaz ni de llegar a tres cuartos del campo almeriense y en el otro, el andaluz, debido a la gran solvencia mostrada por Jesús Vallejo, el sustento de la defensa visitante. Más de media hora hubo que esperar para ver el primer disparo peligroso en las botas de Quique González, pero le salía demasiado mordido y no obligó a intervenir a Manu Herrera. Parecía que esta sería la única oportunidad durante una primera parte con claro dominio local, pero en el tiempo se añadido estuvo a punto de cambiar radicalmente el devenir del partido a favor de los intereses zaragocistas: tras una jugada embarullada, Dongou asistía a Pedro Sánchez, que realizaba un gran control pero su fuerte disparo era bien atajado por Casto. No materializó el alicantino y el árbitro decretó el descanso.

Chuli lleva la alegría a la afición almeriense

Mucho tenía que mejorar el Real Zaragoza si quería llevarse los tres puntos del Estadio de los Juegos Mediterráneos, y durante los primeros minutos tras la reanudación se pudo apreciar a un equipo algo más dominador, queriendo –o al menos intentándolo- llevar la manija del partido, pero un error en cadena de los jugadores zaragocistas les castigó en forma de gol: Ángel perdía un balón en el centro del campo y Quique lo aprovechaba para asistir y permitir a Chuli llevar el primero al marcador. Este gol obligaba a los visitantes a reaccionar y casi llegó el empate en un balón que se paseó por el área almeriense al que ni Ángel ni Dongou acertaron a rematar.

Con dos goles, Chuli se convirtió en el héroe del Almería

Pero del que pudo ser el empate, otra pérdida en el centro del campo –esta vez de Hinestroza- volvió a suponer una contra local mortal para los intereses blanquillos. En esta ocasión fue Dudarbier el que ponía un centro por la banda derecha que Manu Herrera solo lograba despejar y el rechace lo aprovechaba Chuli para anotar el segundo en su cuenta particular. Carreras movió el banquillo dando entrada a Diamanka y Sergio Gil por Dorca y Dongou, buscando la machada del empate. Con este resultado, el Almería ya podía especular y dejar al Zaragoza dominar para buscar el tercero en una contra.

Tuvo una buena ocasión para ello en las botas de Quique González, pero no acertó en el remate final. Este marcador mantenía con vida a un Zaragoza que intentaba recortar distancias con más corazón que cabeza y tuvo la recompensa del gol a falta de cinco minutos para la conclusión del choque, gracias a un centro de Rico que Ángel solo tenía que empujar a las redes. Este tanto daba emoción al tramo final y ponía en riesgo la victoria almeriense, que salvó Casto con una gran parada a un fuerte disparo de Diego Rico. No hubo tiempo para más y la tensión se materializó en euforia. El Almería da un importante paso en su lucha por la salvación, mientras que los visitantes siguen alejándose del objetivo del ascenso.