Sufrimiento hasta el final, pero tres puntos de oro. Ese es el resumen que se puede hacer del partido entre el Real Zaragoza y el Albacete. Un gol de Pulido en propia puerta ya en el tiempo de descuento ha sido el encargado de desnivelar la balanza para llevar la euforia a La Romareda.

Un importante contratiempo de última hora obligó a Lluis Carreras a cambiar la alineación. Leandro Cabrera sufrió unos problemas físicos y se convirtió en el descarte de la convocatoria. De este modo, Rubén González sería titular acompañando a Guitián en el centro de la zaga, una pareja hasta el momento inédita. La otra novedad en el once fue la suplencia de Pedro Sánchez, por lo que Hinestroza y Manu Lanzarote ocuparon las bandas. Por su parte, Dorca y Diamanka volvían a un once para suplir las ausencias de Culio y Ros en el centro del campo.

Jugadores de ambos equipos saltan al terreno de juego para realizar el calentamiento previo al partido. Entre los jugadores visitantes, una cara conocida, la de Javier Paredes. 

Alineación del Real Zaragoza: Manu Herrera; Campins, Guitián, Rubén (Abraham, min.64), Rico; Diamanka (Sergio Gil, min.51), Erik Morán, Dorca; Lanzarote (Pedro, min.51), Ángel e Hinestroza.

Alineación del Albacete Balompié: Juan Carlos; Córcoles, Pulido, Gonzalo, Paredes; Núñez (Edu Ramos, min.67); Antoñito (Santi Jara, min.74), Mario Ortiz, Portu, Samu (César, min.68); y Víctor Curto.

Albert Dorca y Núñez, capitanes de ambos equipos junto al cuarteto arbitral.  

El Real Zaragoza tenía ante sí una gran oportunidad de seguir metiendo presión a los equipos por encima suyo al medirse al Albacete, conjunto en puestos de descenso y con una dinámica muy negativa en las últimas jornadas. Los blanquillos salieron al terreno de juego sabedores que un triunfo les podía colocar en puestos de playoff o recortar puntos con el ascenso directo y tardaron pocos minutos en gozar de la primera ocasión de peligro tras un saque de esquina tras un cabezazo de Guitián, obligando a Juan Carlos a volar para salvar el 1-0.

Pero esa superioridad local que se podría suponer en la previa no fue tal. Aunque les costó entrar en el partido, los de Luis César empezaron a sentirse más cómodos sobre el césped hasta el punto de tomar el control del mismo. 

Los visitantes aumentaron la presión sobre el centro del campo aragonés, impidiendo a Dorca, Diamanka y Erik Morán poder tocar cómodamente y robando el cuero en numerosas ocasiones. El público congregado en La Romareda no veía nada claro el devenir del choque, más cuando Portu se plantó delante de Manu Herrera y Rubén, in-extemis, lograba rebañarle el balón. 

El cuadro blanquillo notaba demasiado las ausencias de Culio y Javi Ros en el centro del campo y Lluis Carreras mandó a Sergio Gil y a Pedro a calentar, buscando posibles soluciones de cara al segundo periodo.

En los compases finales de la primera parte, el Real Zaragoza se quitó ligeramente el dominio manchego y aunque con falto de fútbol e ideas, trató de acechar la portería defendida por Juan Carlos. 

La principal arma fueron los balones largos a Ángel, incapaces de inquietar a una zaga visitante con poco trabajo durante los primeros 45 minutos. Insatisfecha, la afición zaragocista, despidió a su equipo con algún pitido cuando el colegiado señaló el descanso.

Sin cambios en ninguno de los dos conjuntos, ambos afrontaban los últimos 45 minutos con las mismas urgencias de llevarse los tres puntos. Tímidamente, fueron los blanquillos los primeros en avisar con un disparo demasiado cruzado de Hinestroza que no supuso problema alguno para Juan Carlos.

Pero el Albacete no se amilanó y no tardó en responder por partida doble: primero, con un disparo de Curto que obligaba a Manu Herrera a despejar a córner y en esa misma jugada un Paredes solo y sin oposición en el área pequeña cabeceaba por encima del larguero. No tardó más Carreras en mover el banquillo dando entrada a Gil y Pedro por Diamanka y Lanzarote, buscando revitalizar a los suyos.  

Fue un punto de inflexión, porque a partir de ese momento el Real Zaragoza recuperó un dominio sobre el juego que solo poseyó en los primeros minutos de la primera parte.  

Se vislumbraban ya los últimos minutos del partido con un pobre resultado para los intereses locales. La afición era conocedora de ello y se volcó con su equipo, tratando de llevarles en volandas hacia la victoria. 

El equipo reaccionó y se volcó al ataque, encerrando a los manchegos en su propio área con continuos centros y numerosas llegadas hasta tres cuartos de campo bien interceptadas por la defensa, frustrando así las esperanzas del gol.  

Solo quedaban cinco minutos, los que decidió añadir el colegiado. El Real Zaragoza no se rendía y continuaba buscando tanto que desequilibrara la balanza. 

Ángel gozó de una gran oportunidad para ello, pero no la materializó. Todo parecía abocado al empate, pero entonces ocurrió el milagro. 

Tras un centro lateral de Abraham, Sergio Gil lograba tocar con la cabeza y el esférico impactaba en la pierna de Pulido, que lo introducía en su propia portería para llevar la euforia a una Romareda que estalló de alegria cuando el árbitro señaló la conclusión del partido.

Todas las imágenes del partido.

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