Erik Morán (Portugalete, 25 de mayo de 1991) se encuentra, a sus 25 años, en un momento de madurez en su carrera futbolística. Desde que se iniciara en las categorías inferiores del Athletic Club, el centrocampista siempre fue considerado una promesa, especialmente a partir de su debut en el primer equipo en el año 2012, nada más y nada menos que en la Europa League. 

No sería, sin embargo, hasta la temporada siguiente en la que Morán se asentaría como una opción a tener en cuenta en el equipo vasco, jugando 14 partidos de Liga, si bien la mayoría de ellos los empezó desde el banco de suplentes. Su progresión se vio frenada en la temporada siguiente, en la que tuvo que salir cedido en el mercado invernal al Leganés, en Segunda División, para buscar minutos.

Llegada a Zaragoza 

Tras una buena temporada en Segunda División, Erik Morán se convirtió en uno de los fichajes más importantes del Real Zaragoza el año pasado. Morán llegaba libre al equipo que dirigía por entonces Popovic, pero con una serie de condicionantes que hubieran podido permitir al Athletic Club repescar al jugador este verano, algo que finalmente no sucedió. 

Foto: Belén Sancho, VAVEL.

Durante el año pasado Morán se hizo indiscutible. Primero con Popovic y después con Carreras, el mediocentro siempre formó parte del pivote o doble pivote que alineaba el Zaragoza. Apenas se perdió siete partidos de los 42 disputados, pese a recibir algunas críticas en momentos puntuales de la temporada.

Adaptarse a un nuevo puesto

La llegada de Milla este año ha supuesto un cambio muy importante para Morán. El mediocentro ha abandonado la posición de único pivote para adelantarse unos metros, acompañando a Zapater y Cani en un centro del campo que, hasta su lesión y la de Cani, parecía indiscutible. A Erik le está costando adaptarse al nuevo puesto. No en vano, se trata de una larga carrera actuando normalmente con mucha responsabilidad en salida de balón, viendo el fútbol casi siempre de cara.

Ahora Morán debe remediar su incapacidad para desmarcarse en una zona aún más complicada. A partir de la recepción, la velocidad que puede imprimirle a la circulación y su facilidad para superar líneas se antojan primordiales, y se han echado en falta cuando Morán no ha estado sobre el césped.