Si se tratara de una clasificación de las ciudades más bellas de España, Granada estaría ocupando un puesto destacado en la lista. La capital del reino nazarí hasta la ocupación de los Reyes Católicos es un lugar donde perderse y deleitarse, pero el Real Valladolid no viaja a Granada para hacer turismo. Su cometido tiene que ser bien distinto: llegar, sacar su empresa adelante y volver a la meseta, como si del más frío de esos viajeros que lo hacen por obligación se tratara. Con la permanencia acariciando sus dedos, este es el momento de poner punto y final y asir con las dos manos el objetivo, que tan difícil parecía a principios de temporada. Un largo camino que al comienzo se preveía como tortuoso y al final ha sido más placentero de lo esperado.

En frente estará un Granada que necesita sumar de tres para no perderse en el pozo de las últimas posiciones que le devolvería a la División de Plata, ese lugar frío y oscuro en el que hay tres trozos de pastel para veintidós bocas que alimentar. Si para un equipo no ha sido fácil volver a pisar las grandes plazas de Primera División ese ha sido el club rojiblanco, que con su ascenso en 2011 ponía fin a 35 años de peregrinaje por todas las divisiones del fútbol español. 35 años sin estar en la máxima competición española son muchos como para rendirse a las primeras de cambio, y la afición y jugadores no quieren que el partido contra el Real Valladolid se convierta en un posible principio del fin.

Cuando el sábado a las 16.00 horas el balón se ponga a correr durante noventa minutos en el Estadio Nuevo Los Cármenes, se verá un duelo entre un equipo local que se juega muchas de sus posibilidades de mantener la categoría y otro visitante que quiere sellar -si no está hecho ya- el billete que le permita estar un año más entre los grandes de la que dicen es la mejor liga del mundo.

La victoria definitiva

El equipo de Djukic se presenta en Granada tras la victoria conseguida en su feudo contra el Getafe, que le ha dado el aire necesario para afrontar las últimas jornadas con tranquilidad tras una mala racha de resultados. El Valladolid está dejando un buen sabor de boca a sus aficionados de manera general pero demuestra ser un equipo que funciona a ráfagas de varios partidos. Desde que ganara al Rayo Vallecano el 24 de febrero, los del Pisuerga no habían conseguido la victoria hasta el pasado fin de semana. La igualdad en el marcador contra Espanyol y Málaga y tres derrotas consecutivas contra Real Sociedad, Osasuna y Valencia hacían que desde Valladolid ya empezaran a salir a flote recuerdos infaustos, como la temporada 08/09 en la que consiguió la permanencia en el último partido contra el Betis tras una segunda vuelta horrible. De la novena posición a la decimosexta en solo seis jornadas.

El partido contra el Getafe del pasado sábado sirvió para que los blanquivioletas se encontraran con la cara amable del fútbol, con su juego vistoso y la tensión competitiva de la que gusta hacer gala al equipo del entrenador serbio. Un Getafe que llegaba mermado por las numerosas bajas vio como los vallisoletanos fueron un rodillo de fútbol, un equipo que necesitaba volver por la senda de las alegrías y las victorias a costa de unos madrileños sin mordiente. A pesar de que el Valladolid superó a los azulones durante todo el partido, las cosas no pintaban bien al final de la primera parte con el gol de Paco Alcácer, segundos antes del pitido que indicaba la entrada a vestuarios. El equipo capitaneado por Álvaro Rubio salió con las mismas intenciones que en la primera mitad pero multiplicadas por la injusticia de verse por debajo en el marcador. Óscar y Javi Guerra pondrían los dos goles de la victoria con tan solo cuatro minutos de diferencia entre ambos tantos.

A falta de siete jornadas, el Real Valladolid suma 38 puntos que lo hacen estar separado 11 puntos de los puestos de descenso, los cuales ocupan Zaragoza, Mallorca y Celta. Once puntos en siete partidos se presumen como un colchón suficiente para seguir viviendo con tranquilidad en la decimotercera posición. A pesar de este sosiego que da el trabajo bien hecho, el equipo de Djukic viaja a Granada con la intención de conseguir la victoria y así poder disfrutar del futbol sin la presión del que vive las últimas jornadas jugándose la vida en cada encuentro.

Con el agua al cuello

Los granadinos están en una situación muy delicada en la que cada partido es una final, y cada final debe ser un triunfo si quieren seguir respirando el aire de Primera División. Su derrota por 5-0 el domingo pasado en el Calderón no hizo sino reafirmar la mala situación que atraviesa el equipo. La llegada de Lucas Alcaraz al banquillo nazarí solo sirvió para conseguir la victoria en los dos primeros partidos del entrenador. Un primer triunfo contra el Real Madrid por la mínima hacía que los granadinos pusieran sus esperanzas en Alcaraz, que se encargó de devolverles esa confianza con el partido que consiguió ganar en Riazor por 0-3. Dos encuentros que hacían prever que la línea que se tomaría con la llegada del nuevo entrenador sería la correcta para no sufrir grandes agonías a final de temporada. Puro espejismo. Desde esos tres puntos conseguidos en A Coruña, los granadinos acumulan 8 partidos sin conocer la victoria. Dos puntos, contra Zaragoza y Levante, de los veinticuatro que se han puesto en juego desde el 9 de febrero. Diez goles encajados en los dos pasados partidos son una losa muy grande que el equipo granadinista necesita quitarse de su espalda cuanto antes.

El decimocuarto puesto es lo más arriba en la tabla que han estado los rojiblancos en las más de treinta jornadas que van de campeonato, por lo que sufrir parece el camino de este Granada que aguarda impaciente a saber cual será su final. Los jugadores que el presidente, Quique Pina, fichó en el mercado de invierno para jugar en el Nuevo Los Cármenes no han dado el rendimiento que se esperaba de ellos. Hombres como Nolito, Buonanotte, Aranda o Recio no han dado el salto de calidad que necesitaba el equipo y que se presuponía darían. El esfuerzo económico del club ha sido importante y de verse descendido a final de temporada sería un gran palo para la afición granadina y para las aspiraciones del presidente de que el equipo se establezca como un fijo de la Primera División española.

La resurrección del Deportivo de la Coruña amenaza al Granada con los puestos que miran hacia el abismo, del que solo le separa un punto. A estas alturas se encuentra en la decimoséptima posición con 28 puntos y como el segundo equipo menos goleador del campeonato con 27 goles; uno más que Osasuna. Un punto más que sus inmediatos perseguidores, el Real Zaragoza y el Mallorca, y cuatro más que el Celta de Vigo que cierra la tabla con 24 puntos. Para los pupilos de Alcaraz este es un partido a vida o muerte, un encuentro en el que conseguir una victoria o una derrota puede hundirles más en la clasificación o hacerles coger moral para sacar la cabeza del fango del descenso.

Así se presenta el partido

El Real Valladolid llega a Granada con la vuelta al equipo de jugadores importantes como Ebert o Víctor Pérez. Las últimas semanas del alemán están siendo muy convulsas, tanto en lo deportivo como en lo extradeportivo. A pesar de que ya jugó de titular el pasado fin de semana, sus continuas lesiones musculares han hecho que esta segunda vuelta del torneo doméstico Ebert haya estado casi ausente. En el terreno en el que nada tiene que ver la pelota, el potente extremo ha llevado la inestabilidad a las oficinas del club con sus reiteradas reuniones con el Atlético de Madrid. El culebrón no tiene visos de acabar, más bien todo lo contrario, ya que el miércoles de esta semana el Norte de Castilla anunciaba el despido del utilero por ser el encargado de llevar al alemán a esas reuniones.

La cara más feliz es la vuelta de Víctor Pérez tras tres meses apartado de los terrenos de juego por una rotura de peroné que se produjo en los primeros días del año. El mediocampista fue una de las piezas claves del ascenso y lo estaba siendo también esta temporada de la buena marcha del equipo. Su vuelta contra el Getafe fue celebrada con una sonora ovación cuando el albaceteño pisaba el verde. La única baja por lesión para este encuentro será la del central portugués Henrique Sereno, que ya se perdió el partido contra el Getafe por su expulsión en Mestalla.

Durante la semana varios han sido los integrantes de la plantilla que han pasado por rueda de prensa para dar sus impresiones sobre el partido de Granada. El entrenador del equipo, Miroslav Djukic, declaró ayer jueves que “el Granada se juega la vida, solo le vale la victoria, pero nosotros vamos a salir con la misma mentalidad e intentar lograr nuestro objetivo”. Dejando claro que no quiere que sus jugadores se relajen por ver cerca el objetivo. Por su parte, Javi Guerra también tuvo palabras para el partido de este fin de semana: “Esperamos un campo lleno con una afición que apriete mucho y un equipo que se juega la vida, buscarán la victoria desde el principio”.

Por parte del equipo granadino, Lucas Alcaraz llega al encuentro con las bajas de Dani Benítez, Fran Rico y Yebda, lesionados de larga duración. Una falta sensible es la de Brahimi, que se perderá el partido por acumulación de amarillas. Se prevé que en su puesto juegue el jugador cedido por el Málaga, Recio, pero ha entrenado con molestias durante esta semana. A pesar de ello parece que si podrá ser de la partida el sábado, formando pareja con Mikel Rico. Los dos jugadores están apercibidos de sanción, lo que supone un problema de cara a su próximo partido contra el Espanyol.

Como en Valladolid, a lo largo de la semana han sido varios los encargados de salir a dar la cara por la situación que se está viviendo en el club. El máximo mandatario del club, Quique Pina, habló sobre todo el partido ante el Valladolid y la andadura de su equipo hasta la fecha: "Todavía no estamos en descenso y no debemos centrarnos en nada más que nosotros. Ahora hay que estar mentalizados para el siguiente encuentro del sábado. Si conseguimos nuestras victorias, no dependeremos de nadie más”. También se encargó de ratificar en el puesto a Lucas Alcaraz, “respaldando completamente” al entrenador andaluz. El propio técnico ha atendido hoy a los medios de comunicación para confirmar que "el objetivo es ganar y estar juntos”. Con respecto al partido contra el Real Valladolid ha dicho: “Hay que apretar, hay que salir convencidos de que cuando tengamos en balón tenemos que tener verticalidad, y que cuando no tengamos balón tenemos que estar muy pendientes y poner más intensidad. Tenemos que ser muy intensos dentro del partido".

El partido de ida, disputado en el Estadio José Zorrilla, acabó con victoria de los pucelanos por un gol a cero. El angoleño Manucho fue el encargado de dar los tres puntos al Real Valladolid con un disparo cruzado ante el que nada pudo hacer Toño en el minuto 63' de encuentro.

Convocatorias

Granada: Roberto, Toño, J.Ortiz, Nyom, Íñigo, Mainz, Diakhaté, Siqueira, Angulo, Recio, M.Rico, Lucena, Buonanotte, Nolito, Iriney, Torje, El Arabi, Aranda e Ighalo.

Real Valladolid: Dani Hernández, Jaime; Balenziaga, Peña, Rukavina, Marc Valiente, Jesús Rueda; Álvaro Rubio, Javier Baraja, Lluís Sastre, Víctor Pérez, Ebert, Larsson, Bueno, Óscar, Omar; Manucho y Javi Guerra.

Posibles alineaciones

Foto: M. Á. Santos | El Norte de Castilla.