La SD Huesca volvía a participar en la Copa de S.M. El Rey tras la eliminación el año pasado a manos del futuro campeón, el F.C. Barcelona. El sorteo fue benévolo con los aragoneses haciendo que El Alcoraz volviese a disfrutar con la presencia sobre el verde de un equipo de zona europea. La situación en la que llegaba el conjunto oscense a la eliminatoria copera no era la mejor de las deseables. Los malos resultados cosechados por el equipo en Liga Adelante se habían saldado con la destitución del técnico Tevenet, artífice del ascenso a Segunda y de la clasificación para el torneo del K.O. el año pasado. Anquela fue el designado para suplir al preparador sevillano y ayer hizo su debut ante su hinchada y con un ambiente de expectación, en circunstancias propensas para alentar a los suyos en la nueva etapa que ahora da comienzo.

No hubo que esperar mucho para que la afición entrase en calor, apenas los espectadores se habían acomodado en sus asientos cuando Bakambú controló un balón que venía a media altura, de espaldas a portería, se daba la vuelta y golpeaba a puerta sin demasiada oposición ni eficacia. El aviso castellonense quedó en un espejismo y la réplica de Luis Fernández sí acabó en tanto. El gallego llevó el éxtasis a la grada consiguiendo perforar la meta defendida por Barbosa tras una falta escorada en banda izquierda; el balón superaba la zona con mayor aglomeración de jugadores deslizándose hasta el segundo palo donde esperaba el delantero para conectar su certero golpeo. Corría el minuto 2 y el choque se ponía de cara para el "David" de la eliminatoria.

La situación favorable a los intereses locales se tradujo en que el Villarreal no pudiese especular con el resultado y tuviera que llevar la iniciativa. El Huesca por su parte, no flaqueó en defensa y se plantó bien sobre el campo. La contundencia con que actuó la zaga y las salidas con criterio a la contra disiparon por completo el prejuicio de fragililidad de los altoaragoneses respecto a sus adversarios. Las ocasiones más destacadas las enviaron Samu García y Nahuel por encima de los tres palos. Castillejo, dio testimonio de la calidad que atesora y se mostró como el jugador más activo; por su banda izquierda puso en dificultades a Aythami y en ocasiones abandonó su posición original para ejecutar diagonales, con y sin balón. La solidez oscense perduró lo que restó de primera mitad y ni las permutas de banda entre estiletes, ni los fogonazos de Trigueros y Dos Santos causaron desajustes entre las líneas del Huesca. 

Marcelino García Toral, técnico visitante, debió escenificar una más que efectiva charla en vestuarios pues el Villarreal salió en la reanudación con una cara totalmente nueva y pisando el acelerador. A los cinco minutos un centro de Nahuel desde la banda derecha cogió una trayectoria que sorprendió a propios y extraños para acabar golpeando el palo derecho de Whalley y besando las mallas. No pudo cundir el desasosiego entre los locales pues a los dos minutos, una acción de Tyronne por la izquierda se saldaba con una internada en el área y derribo del mediapunta canario que el colegiado interpretó como merecedor de pena máxima. Fran Mérida golpeó con precisión al lado izquierdo y el arquero argentino Barbosa poco pudo hacer por detenerlo pese a haber adivindado el lado. El submarino se encontraba con la mar adversa de nuevo pero no se encogió ante el desafío. El cuero empezó a ganar en velocidad y los castellonenses lo hiceron deslizar con maestría, ocupando los espacios y al primer toque, verdadera expresión de porqué está donde está y seña de identidad como club. Nahuel empezó una jugada por la derecha recorriendo el área rival por su frontal para, después de unos rebotes y carambola, acabar en los pies del mejor de los visitantes ayer, Samu Castillejo, para que el internacional sub 21 se "inventase" un tacón al espacio que recogió Bakambú y, esta vez sí, lograr anotar. 

Los banquillos empezaron a moverse y tras la igualada a dos tantos, los locales decidieron retirar a Tyronne del campo e incorporar a Bambock tratando de aportar trabajo en la medular durante lo que parecía se iba a convertir en el arreón definitivo del Villarreal. Por su parte, Marcelino dio entrada a dos de los pilares de su conjunto en Liga: Bruno Soriano y Roberto Soldado. Las recién ingresados amarillos se mostraron muy amenazantes en un primer momento pero fueron desapareciendo con el transcurrir del tiempo.

De ese modo, con toda la carne en el asador, una falta sobre Bambock fue botada de manera que Cristian apareciese por perfil izquierdo para golpear de cabeza de forma magistral, imprimiendo al balón la potencia suficiente para que cruzase longitudinalmente el área rival y acabase en las botas del máximo anotador oscense, Darwin Machís, para que éste soltase un disparo seco sobre el palo izquierdo de Barbosa, que no tuvo posibilidad de atajar. Otra vez el Huesca se ponía por delante y otra vez los aficionados oscenses quedaban exultantes ante el despliegue de su equipo en lo que sería el resultado final. Cristian, lateral zurdo del Huesca, no pudo cumplimentar su hoja de servicios sin borrón pues en un balón dividido fue al suelo excesivamente duro sobre Nahuel, cometiendo falta y viendo la roja directa por ello. El Villarreal lo intentó hasta el final sin éxito y se encontró primero a Whalley y posteriormente no tuvo fortuna en un potente disparo de Jokic en el minuto 81 que no cogió portería. A pesar de la prolongación de cuatro minutos, el luminoso no registró variación alguna y la victoria quedó en casa. 

La Copa fue un bálsamo para el Huesca que coge ánimo antes de retomar la Segunda División y abre una puerta a la esperanza dados los buenos síntomas de mejoría presenciados ayer. La eliminatoria se antoja ilusionante por el buen hacer que demostró la SD Huesca y el Villarreal deberá hacer hacer una mejor propuesta en El Madrigal si quiere seguir vivo en la competición. Un resultado histórico para el combinado aragonés que alimenta el entusiasmo y los desenlaces posibles ante lo que parece será un partido de vuelta trepidante.