Domingo, 10 de febrero de 2013. El San Fernando ve como el UCAM Murcia de Tevenet, que luchaba en esos momentos por la salvación, le ha remontado el gol inicial de Pedro Carrión. Los azulinos son conscientes de que el resultado les priva de un colchón siempre necesario con el quinto clasificado para no caer de la zona de playoffs.

Masegosa dio entrada a Ñoño en el 59’. El habilidoso extremo cañaílla era el hombre idóneo como revulsivo en este encuentro. Vivía un momento de dulce, y había demostrado toda su valía sosteniendo al San Fernando en la zona noble de la tabla con sus regates, velocidad y gol. Incluso, equipos punteros de Segunda División habían enviado a ojeadores a Bahía Sur para interesarse por su juego y su situación. Por desgracia, Ñoño no volvería a jugar más en la temporada 2012-13.

Equipos de Segunda estaban interesados en Ñoño antes de su lesión

Un balón dividido en campo azulino tras un saque de banda fue controlado por Ñoño, que buscó espacio para comenzar a correr. Nunca lo encontró. El mediocentro del UCAM (actualmente en el Llagostera), Álex Cruz le cazó. Le clavó los tacos un poco más arriba del tendón de Aquiles en una entrada alevosa y el mal estado del césped de El Mayayo hizo el resto. Ñoño se había fracturado la rótula y lloraba sobre el verde murciano, asustado por la gravedad de la lesión.

Optimismo ante todo

Posiblemente, fue la única vez que Antonio se lamentó, al menos en público, de su mala fortuna. Aunque los primeros diagnósticos, una vez en San Fernando, le auguraban más de un año de baja, el extremo no paraba de asegurar que acortaría esos plazos. Y vaya si lo hizo.

Su equipo le regaló una remontada maravillosa a la semana siguiente, ante el Cacereño (3-2), tres días después de operarse en Sevilla el 14 de febrero. Pero, a la larga, los isleños acusaron la baja de uno de sus futbolistas más desequilibrantes. El sueño de la fase de ascenso a Segunda se esfumó a pesar de luchar hasta la última jornada en Jaén. Fue allí cuando muchos azulinos lo dejaban claro: “Con Ñoño hubiera sido muy distinto”.

Ñoño nunca se vino abajo, siempre luchó por volver lo antes posible

Pese a todo, pocas veces, un jugador lesionado de larga duración sigue tan implicado en el día a día del equipo. Pero Ñoño ama al San Fernando y acompañó a su equipo allá donde jugara. Incluso lo defendió cuando hubo incidentes entre aficiones como pudo ser el caso de Lucena, en el que Antonio y su novia Virginia fueron increpados cuando más caliente estaba el partido. Por aquel entonces, un mes después de la fractura, aún debía esperar para arrancar con la rehabilitación. Pero no le importaba, Ñoño acudía cada domingo a ver a sus compañeros luchar por el sueño del ascenso a Segunda División y en la entrada de Bahía Sur saludaba con una sonrisa a todo aquél que se acercaba a darle ánimos, aunque no era necesario. Antonio ya podía verse corriendo otra vez por el césped del estadio isleño.

El 8 de abril, Ñoño empezaba la rehabilitación para esa rodilla maltrecha. Se puede comprobar como durante todo el proceso, Antonio iba animando a todos sus amigos con fotos y mensajes en los que cada vez se sentía mejor. Pronto llegaría el 29 de mayo, día en el que a nuestro protagonista le quitaban los alambres de su rodilla. Todo salió a la perfección. Ya quedaba menos.

Y apenas dos semanas después, el 11 de junio, Ñoño dejaba una foto de su rodilla sin escayola. La luz al final del túnel se veía cada vez más cerca. A pesar de no estar pasando por su mejor momento en cuanto a lo personal, estas noticias insuflaban más confianza y afán de superación al cañaílla.

El 16 de julio, festividad en la ciudad, el San Fernando volvía a los entrenamientos. El por entonces entrenador Juanma Carrillo contaba con todos los jugadores menos Ñoño, que ya hacía trabajo de campo aparte con el recuperador Nono Olvera en la portería del fondo sur del estadio. Los aficionados no le quitaban ojo. Sabían, a ciencia cierta, que iba a ser uno de los “fichajes” mediada la temporada. Y no se equivocaron.

Cuando el San Fernando estaba metido de lleno en la pretemporada, el 13 de agosto, Ñoño tocó por primera vez balón. Hacía seis meses y tres días que había llorado en Sangonera, pero ya afrontaba la última fase de su recuperación. Nadie dudaba de que volvería a los terrenos de juego con la ilusión de un crío.

Y llegó el día…

El San Fernando se hundió en los primeros partidos de Liga. Siete partidos sin conocer la victoria en sendas jornadas de Liga, más la eliminación de Copa de manos del Tudelano fueron suficientes para cesar a Carrillo. En su lugar, volvió Masegosa, el mismo entrenador de la temporada pasada que sufrió la lesión de Ñoño. Con Pepe, los azulinos empataron en Arroyo y frente al Melilla y cayeron dos a uno en Almería. Hacía falta un giro radical, ya que el equipo no levantaba cabeza. Tres días después, llegaba a Bahía Sur el Córdoba B, último clasificado del grupo. Ocasión pintiparada…

Debido a las bajas, Masegosa no se lo pensó y tras concluir la sesión del pasado miércoles dio la lista de convocados. Y sí, ahí estaba Ñoño. Toda la ciudad sonrió. Se necesitaba una noticia así. Al entrar en el estadio, todos los aficionados buscaban las alineaciones para comprobar que, en el banquillo, con el número 16 (aunque siempre llevó el 8, cosas de la Federación), estaba Ñoño. Incluso su novia fue a inmortalizar la hoja con las alineaciones. No tenía palabras. Solo acertaba a comentar: “Por fin, por fin”.

El calvario acabó en el minuto 68 contra el Córdoba B

Minuto 68, tenso partido entre penúltimo y último clasificado, que no conocen la victoria todavía. Ñoño no para de mirar al marcador calentando y es llamado por el banquillo. Corre la banda recibiendo todo el calor de la grada que se pone en pie para ovacionarle. Es su momento. Recibe las últimas indicaciones, se quita la sudadera y el cuarto levanta la tablilla. Sustituye a Ernesto. Está dentro. Ocho meses y veinte días después vuelve a sentirse jugador y sus ganas contagian a todo el equipo. Un minuto después controla su primer balón en banda y, sin miedo encara al rival forzando un saque de banda. No le ha salido el regate, pero da igual, la gente aplaude.

Por si fuera poco, su amigo Carrión consigue marcar en el 85’ y da la victoria al San Fernando. Ñoño es el primero que coge el balón con las manos y se lo lleva al fondo donde el equipo al completo se abraza con los ultras.

Día perfecto para un Ñoño emocionado que jamás olvidará el pasado 30 de octubre de 2013. Ese día, el San Fernando CD recuperó a un chico de la tierra, humilde, que solo quiere jugar al fútbol. Y por mucho que esa lesión se lo impidiera, él luchó contra viento y marea para enterrar al pesimismo y volver adonde de verdad se siente cómodo: la banda de Bahía Sur.

La frase que su familia le escribió en una pancarta para el encuentro del miércoles lo explica a la perfección: “El talento depende de la inspiración, pero el esfuerzo depende de cada uno. Bienvenido Ñoño”.

Que tiemble todo el mundo. Ha vuelto Ñoño, “el Messi de la Bahía”. La Segunda B vuelve a contar con un jugador que decide partidos…

Foto 1: Twitter @kinesys25

Foto 2: Twitter @virginiavazque

Foto 3: sanfernandocd.com

Foto 4: deportedelaisla.com