El Ourense prosigue dando coletazos hacia una muerte que cada día se presenta más anunciada. Así, lo tituló en su obra Gabriel García Márquez. Una obra en la que narra la historia de Santiago Nasar, que termina muriendo a manos de los hermanos Vicario, tras pregonar estos su asesinato a los cuatro vientos. El club de As Burgas camina más aceleradamente hacia un final trágico. Un final cada día más negro y que en la tarde de ayer volvió a escribir un nuevo capítulo trágico. Los futbolistas, cuerpo técnico y empleados pidieron en un comunicado la dimisión del Consejo de Administración.

La plantilla tenía prevista en la tarde de ayer una reunión con el presidente, Alejandro Estévez, al finalizar el entrenamiento previsto sobre el césped de O Couto. Veinticinco minutos antes de que se produjese el encuentro, el máximo mandatario rojillo envió un mensaje al plantel, informando que por motivos profesionales, no acudiría a la cita. Los trabajadores comprendieron entonces que se trataba de un nuevo plantón. La cita tenía como objetivo aclarar los ingresos del club, para abonar las nóminas pendientes de pago e informar a la plantilla de las gestiones para la obtención del certificado de Hacienda.

Un certificado que sigue sin llegar y que no permite desbloquear las subvenciones que el club tiene pendientes de cobro, así como los derechos televisivos. Mientras la RFEF sigue sin abonar los 90.000 euros en concepto de premio tras conquistar la Copa Federación, los jugadores prosiguen sus penurias para sobrevivir cada día. Cuatro meses y medio sin cobrar, que la próxima semana se convertirán en cinco. Una paga de 600 euros y medio mes de la nómina de noviembre, es el único dinero que han percibido los trabajadores ourensanos por sus servicios. Dinero insuficiente en los tiempos que corren para pagar facturas, pisos, comer y mantener familias.

Ayer, el plantel volvió a dar un paso al frente. Secundados por cuerpo técnico y trabajadores se decidieron por enviar un comunicado de prensa en el que pedían la dimisión del Consejo de Administración. El objetivo es conseguir unas mínimas opciones de viabilidad, que el Ourense no se vea abocado a la desaparición y que pueda salir a competir la próxima temporada. Duras, pero claras palabras de un grupo humano que ha cumplido con nota en competición oficial y que ya está harto de desplantes y falta de información.

Los futbolistas, también expresaron las causas por las que exigían esta dimisión:

1. La planificación y administración de la presente temporada, como todo el mundo sabe, está siendo nefasta habiendose pagado únicamente tres mensualidades desde el comienzo de temporada poniéndose su ineptitud como gestores.

2. El abandono por parte del Consejo de Administración hacia los jugadores es total, negándose incluso a dar explicaciones después de ser requeridos en diversas ocasiones para que acudan a nuestro llamamiento, en las últimas semanas.

3. Por tanto, la ruptura entre el Consejo de Administración, Plantilla y Cuerpo Técnico es total e irreversible debido al trato inferido esta temporada en el que se nos ha mentido sistemáticamente, por lo que no entendemos su afán en permanecer en sus cargos, haciéndonos dudar incluso, de que sus intereses sean honestos y limpios.

Este último coletazo deja muy tocado el futuro de una entidad que acumula una deuda histórica de más de 2 millones de euros. Los actuales gestores, que salvaron al club de su desaparición hace casi 2 veranos, no han podido hacer frente a los presupuestos de esta temporada. Con las subvenciones congeladas y tras el pago hecho Hacienda por el compromiso acordado en el pasado ejercicio, el pago de nóminas se ha quedado en el aire. La Agencia Tributaria, además, ha cambiado de jefes en su sede en A Coruña, por lo que los rectores ourensanos se han visto obligados a renegociar de nuevo esta deuda, pero el acuerdo hasta el momento parece lejano. 721.000 euros pendientes de pago y que en Hacienda parecen no querer reestructurar en pagos en los próximos años.

Sin certificado, lo que parece más claro es que el partido más importante de la temporada continúa perdiéndose. Sin efectivo en caja, el Consejo de Administración sigue sin poder hacer frente a las nóminas de unos futbolistas, que se han dejado la piel por un escudo y que han demostrado ser mucho más que simples profesionales. Ellos se merecen algo más por lo que han logrado y la directiva debería trabajar incansablemente para dárselo. De momento, la ruptura entre unos y otros es total.