Las fiestas de cualquier pueblo se quedan cortas al lado del jolgorio montado en el estadio del Cornellà. Sin pirotecnia, como la hubo en su vecino Power8 Stadium, pero con mucha ilusión el conjunto verde estaba dispuesto a todo por dar a los suyos una histórica victoria. Primero, porque ésta era la primera vez que el Cornellà disputaba la Copa del Rey; segundo, porque enfrente estaba el Real Jaén, uno de los equipos con más renombre de la Segunda B.

Dos delanteros distintos con un mismo destino

No se pueden comparar. Óscar, del Cornellà, y Urko Arroyo, del Jaén, solamente tienen en común su olfato goleador. El primero es alto, fuerte y potente mientras que el segundo es habilidoso y rápido. Dos estilos diferentes pero completamente demoledores con espacios por delante y un pasador por detrás.

Si no ha habido goles no ha sido porque no se ha intentado ni porque éstos no hayan tenido oportunidades. El problema con el que se han encontrado ambos conjuntos ha sido un centro del campo superpoblado. El balón ha pasado por mil botas antes de llegar a uno de los artificieros del encuentro. Un partido de ida y vuelta que siempre se atascaba en el círculo de saque inicial. Todos corrían detrás del balón como pollo sin cabeza hasta que ambos conjuntos se encontraban formando un amasijo de piernas.

Para desatascar tal situación el Cornellà ha recurrido al exquisito Boniquet, uno de los hombres del partido, mientras que el Jaén ha utilizado el socorrido balonazo cuando el dominio no daba frutos. Si el ganador del encuentro se decidiera por posesión el ganador hubiera sido el conjunto jienense, que también ha gozado de las oportunidades más claras.

Con Urko Arroyo llevando de cabeza a la zaga verde el conjunto andaluz ha forzado dos saques de esquina que bien pudieron acabar en el fondo de las mallas de Íñigo. Primero, un saque cerrado estuvo a punto de colarse en la portería pero el meta verde reaccionó bien enviando el balón a córner. Desde el otro lado el Jaén todavía hizo más daño. Astraín remató por encima de su defensor e Íñigo tuvo que realizar una parada clamorosa. En ese momento llegó la redención del portero del Cornellà, que falló estrepitosamente en los primeros minutos. Santi Villa, a los pocos minutos, envió el balón al larguero. Pese a los ánimos de la afición local, capitaneada por un hombre de encomiable capacidad pulmonar, el Cornellà estaba sufriendo.

No fue hasta la segunda parte, cuando Óscar Arroyo comenzó a cobrar más protagonismo, que el Cornellà empezó a crear ocasiones. El “9” local sacó de quicio a sus dos marcadores y gracias a un centro de Boniquet estuvo a punto de marcar. De hecho, lo hizo y de qué forma. Tras un forcejeo con un central se giró y le pegó con rosca al esférico desde fuera del área. El balón hizo una parábola imposible y se coló por el palo largo del portero. El golazo de Óscar quedo en agua de borrajas ya que se lo anularon por fuera de juego. Entre tanto, el delantero vasco del Jaén también pudo marcar para su equipo pero la defensa siempre estuvo atenta a los pocos errores de Íñigo.

Prórroga tediosa y sentencia final

Otro enredo del Cornellà en los metros finales impidió que el partido tuviera goles. Esta vez fue Chemi el que pudo poner el primer - y por lo visto único - ladrillo de la victoria pero Astraín se cruzó en su camino cuando el balón ya estaba muy cerca de introducirse en la portería de De la Calzada.

De ese arranque espectacular llegaron minutos y minutos de faltas y pocas acciones. El azar iba a ser el juez, no había nada que hacer. Las mismas posibilidades para cada equipo independientemente de su calidad en el césped. El Cornellà tenía ante sí mismo la oportunidad de avanzar de ronda en su estrenada competición;  por el otro lado, el Jaén sabía que había perdonado varias veces y que podía pagarlo caro. Dicho y hecho, castigo terrible para los andaluces. El meta del conjunto catalán se hizo grande cuando el Jaén estaba obligado a marcar. Victoria histórica del Cornellà, que se enfrentará al Zamora, y eliminación a las primeras de cambio del Real Jaén.