El Trival Valderas lucha contra un destino cruel. El humilde y rebelde club alcorconero ya no sabe cómo clamar al cielo por la crueldad que demuestra el 'Dios del fútbol' con ellos cada semana. Ya acumulan ocho partidos sin ganar en una categoría que está siendo excesivamente dura para un conjunto que acumula jugadores experimentados, pero un club novato en estas lides de la categoría de bronce. A pesar de ser mejor ante otro rival, el empate fue el bagaje con el que se tienen que conformar los hombres de Marcos Jiménez.

Había un deje de frustración y resignación en las palabras de los jugadores del Valderas a la finalización del partido. Parece que comienzan a dudar de sí mismos. Pero no es así. Terminan las frases con un rayo de optimismo abierto en una pequeña rendija de una ventana llamada esperanza, que desea ser abierta de par en par por el Trival Valderas. Hay el honor de unos guerreros que saben que su guerra es muy complicada de vencer, pero que no cesan de plantar batalla en cada escenario, en cada contienda, en cada partido.

Este domingo, ante todo un filial de un conjunto de Primera División, el Valderas tuvo el valor y el arresto de llevar la iniciativa del duelo desde el inicio. De creer que era el día de darle la vuelta a la situación y comenzar a sumar de tres puntos en tres puntos. Las primeras ocasiones en el partido eran para un Trival de Marcos Jiménez que sabía que tenía que incomodar a su rival lo máximo posible.

Marcillán tenía trabajo, pero demostró su buena planta y su categoría como portero desbaratando las escasas oportunidades madrileñas en el tramo inicial. Y a la que pudo el conjunto de Aitor Santana golpeó; con el único aviso previo de Alejandro Sanz, autor del gol, que no aprovechó una mala salida de Kike en un saque de esquina para batir a los madrileños. Un disparo del propio Alejandro Sanz desde el pico derecho del ataque txuri-urdin golpeó en Mario, que desvió la pelota lo suficiente para que Kike se quedara clavado y no pudiera reaccionar para evitar el gol.

Era un golpe muy duro para un Trival que había tenido el peso del partido hasta el momento. Dolorido, el espíritu guerrero de este equipo se enardeció con la contrariedad y el infortunio, y siguió creyendo que era posible ganar en La Canaleja tras casi dos meses y cuatro partidos como local sin conseguirlo. El conjunto vasco entendió que debía replegarse y contragolpear para sentenciar, y el partido se abrió. Oiartzun tuvo el segundo, pero Mario, esta vez sí, tapó bien su remate. Raúl, antes del descanso, desaprovechaba un mano a mano para los locales con una buena parada de Marcillán.

Propín empataría, pero el Trival mereció más

La historia del partido apenas variaría en la segunda mitad. La Real se preocupaba de jugar al contragolpe y conceder lo menos posible. El Trival, dueño y señor de la posesión en muchos tramos, ponía la intención y se veía obligado a remontar el resultado adverso. Avisó Joaquín con un disparo que se marchó desviado. No habría más avisos.

Un minuto después, un córner perfectamente ejecutado por la pierna zurda de Herrero lo remató en el primer palo Propín, libre de marca, que sólo tuvo que dirigir la pelota para superar a bocajarro a Estanislao Marcillán en el minuto 50 del encuentro. El empate alivió el dolor de un equipo herido en su orgullo, que había mostrado sus armas para rebelarse contra un destino que no aceptaba de buena manera. Si había que morir, sería luchando.

Y eso hizo el equipo de Marcos Jiménez. Luchar. Acumular ocasiones. Noguera, Cruz y Gonzalo se arremangaron para manejar la posesión del partido y volcar el juego sobre el marco visitante. De hecho, Gonzalo y Noguera probaron fortuna desde lejos, antes de que Herrero volviera a hacer gala de su poderosa zurda en el lanzamiento de una falta que se estrellaba en la misma escuadra de la portería defendida por Marcillán.

Diez minutos después, Joaquín remataba de cabeza y Diarra tenía que sacar el remate bajo palos para evitar la remontada madrileña. Sufrían los de Aitor Santana. Les costaba reaccionar, y salvo un cabezazo que salió rozando el poste de Elustondo, no habían probado a Kike en la segunda mitad. Un tímido amago de reacción en el tramo final igualó las fuerzas en el partido, con el Trival con garra pero sin mucha fuerza para intentarlo y con los vascos pendientes de encontrar el resquicio que les abriera la puerta y matar al contraataque.

Al final, un reparto de puntos que no satisface a ninguno. Sobre todo a los locales, que dominaron el partido y siguen sin el premio de una nueva victoria que les permita demostrarse que tienen la capacidad de levantar la situación que atraviesan.

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Sobre el autor
Alberto Sánchez
25 años.Toda una vida dedicada al fútbol.6 años jugando en la Cantera del Atlético de Madrid. Actualmente soy un intento de entrenador de fútbol, jugador de barrio, y camino de periodista. Autor del blog http://iltrequartista10.blogspot.com. Hablando de todo un poco. Atlético de Madrid, fútbol sala, Eredivisie, CD Guadalajara... Todo lo que sea redondo y se juegue en un rectángulo sirve para hablar de ello.