Javier Iruretagoyena Amiano nació en Irún hace 66 años. Conocido familiarmente como ‘Jabo’, fue bautizado futbolísticamente como ‘Irureta’ por el propio Vicente Calderón al fichar por el Atlético de Madrid en 1967 . En el club colchonero jugó ocho temporadas, en las que consiguió dos títulos de liga, una Copa del Rey, una Copa Intercontinental y el subcampeonato de la Copa de Europa, y luego otras cinco en el Athletic de Bilbao, donde llegó a disputar una final de la Copa de la UEFA. Internacional en seis ocasiones con la selección española, una lesión le obligaba a retirarse en la temporada 1979-80 y continuar su vinculación al fútbol desde los banquillos, donde, con 612 partidos, se sitúa como segundo entrenador en el ranking histórico de Primera División. Desde 1988, en que debutara en la máxima categoría de la mano del Logroñés, a 2008, que terminaba dirigiendo al Real Zaragoza, diecinueve temporadas con un solo año de interrupción, en las que se movió preferentemente en clubes del norte, y, entre ellos, los dos grandes de su tierra, el Athletic de Bilbao y la Real Sociedad, donde no lograría precisamente sus mejores éxitos. Al Real Oviedo, al que dirigió cuatro campañas, lo había clasificado por primera vez para la Copa de la UEFA, competición a la que también consiguió devolver al Celta de Vigo después de 27 años, y con el Racing de Santander logró un octavo puesto, la mejor clasificación de los del Sardinero en Primera. Pero sin duda sus más fructíferos años como técnico los viviría en La Coruña, llevando durante siete temporadas las riendas del ‘Súper Depor’. A sus órdenes el club de Riazor alcanzó las cotas más altas de su historia, con un título de liga, dos Supercopas y una Copa del Rey, además de unas semifinales en la Champions League. El cargo de director deportivo del fútbol base del Athletic durante dos años, y el puesto de seleccionador de Euskadi en 2011 han sido las últimas huellas de este gran hombre de fútbol, familiar y discreto, coherente y honesto, que no duda en sacrificar su paseo matutino por el corte de la ría para compartir casi una hora de charla que se nos hace efímera.

PREGUNTA. Tras la presentación de su conocida trayectoria como futbolista y entrenador, parece oportuno comenzar la entrevista más por su presente que por su pasado. ¿Qué hace ahora “Jabo” Irureta y cuál es su vinculación actual con el mundo del fútbol?

RESPUESTA. Se puede decir que llevo tres años desligado del fútbol, desde que dejé el cargo que compartía con Mikel Etxarri como seleccionador de Euskadi. Sin embargo continúo siendo un apasionado de este deporte, con la misma ilusión que cuando empecé. Con la ayuda de la televisión y los medios sigo cuanto puedo a todos los equipos en los que he estado, viendo todos los partidos que me es posible. Es una forma de disfrutar, pero también de seguir aprendiendo y hasta de rejuvenecerse.

P. Echando la vista treinta años atrás, ¿recuerda cómo se produce su fichaje por el Sestao, con apenas 36 años y sólo cuatro después de su retirada como futbolista?

R. Primero tuve que hacer dos años del curso de entrenador juvenil y regional. Recuerdo que en España había un número restringido de licencias anuales, y que en Vizcaya nos presentamos cuatro, Iríbar, Uriarte, Barasoain y yo, teniendo que quedarnos durante un mes en Sevilla para el Curso Nacional. Teníamos que hacer por ejemplo las mismas pruebas físicas y técnicas a pesar de ser exfutbolistas. Luego en aquella época te exigían dos años entrenando en equipos de base. Yo lo hice en el infantil del Getxo, que tuvo el detalle de prepararme un equipo, y en la selección vizcaína de infantiles. Tras obtener el curso debuté en 1983 en el propio Getxo, de Tercera División, completando una bonita temporada que debió de llamar la atención de la secretaría técnica del Sestao. Las cosas funcionaban de otra forma, aunque quiero recordar que por aquella época, unos años después, los entrenadores españoles hicimos una protesta por algo parecido a lo que está sucediendo ahora con Zidane, cuando se le concedió licencia para entrenar a Antic y Cruyff a pesar de no cumplir con los requisitos del Colegio de Entrenadores, que exigía a los técnicos extranjeros haber ejercido un mínimo de tres años en clubes de la máxima categoría.

P. Su etapa durante cuatro temporadas en el Sestao Sport puede considerarse poco menos que sobresaliente: ascenso a Segunda División el primer año como campeón del grupo 2 de 2ª B, y cuarto puesto en la categoría de plata dos temporadas después, quedando a un paso de conseguir el ascenso a Primera. Además varios éxitos en eliminatorias contra equipos de primer nivel en competiciones como la antigua Copa de la Liga y la Copa del Rey, en la que se produjo ese enfrentamiento con el Real Madrid. Con ese palmarés usted se ha convertido casi en “leyenda viva” del River.

R. Por el Sestao siempre he sentido mucho cariño, mucha cercanía. A pesar de no haber jugado como futbolista, los veteranos siempre me han llamado para cualquier acontecimiento o celebración. Los años en Sestao fueron una etapa muy bonita, en casa, con mi familia …El River me dio la oportunidad de subir varios peldaños en mi carrera. Fuimos campeones de Segunda B en mi primer año, e hicimos del Sestao un equipo muy respetado en todos los campos. La gente acudía en gran número a Las Llanas, y el equipo se convirtió en un verdadero trampolín a Primera División para jugadores y para mí mismo.

"En Las Llanas empecé a degustar lo bonito de esta profesión,pero también lo más duro"

P. Tal y como acaba de reconocer, Las Llanas fue el trampolín que le catapultó hacia la Primera División. No le parecerá exagerado reconocer que igual que usted contribuyó decisivamente al auge del Sestao, el club de la Margen Izquierda también fue clave en su formación como entrenador.

R. Sin duda. En Las Llanas empecé a degustar lo bonito de esta profesión, como por ejemplo vivir un ascenso, pero también lo duro que es el fútbol en esas categorías y con equipos modestos. Por ejemplo las dificultades que solíamos tener para entrenar, teniendo que desplazarnos a campos como el de Gallarta, o los viajes en autobús. Cuando jugábamos fuera había que salir los viernes a mediodía, haciendo parada nocturna en Manzanares, y a la mañana entrenamiento y desayuno. Recorrimos en autobús todas las carreteras de la Península, de Norte a Sur y de Este a Oeste. Eran muchas las dificultades, que ahora se ven desde otra perspectiva, como las que tenían muchos de nuestros jugadores, que aún estando en Segunda División debían compaginar el fútbol con sus ocupaciones laborales. Había futbolistas como Primi, que algunas veces salían de trabajar para coger el autobús el viernes, y llegaban de vuelta el lunes a la mañana, directo de nuevo al trabajo.

P. Centrados en el motivo concreto de esta entrevista, ¿ recuerda usted a pesar de los años, dónde y cómo se entera del resultado de aquel sorteo de copa que en el otoño de 1987 emparejaba al Sestao Sport con el Real Madrid?

R. Pues fue una noticia que se recibió con gran ilusión, a través de la radio, pues en esos momentos la televisión tardaba más en hacerse eco. Era un equipo muy grande el que nos tocaba, y la visita del Real Madrid no sólo suponía una ayuda económica importantísima para un presupuesto modesto, sino que servía para revalorizar y dar prestigio al club.

P. Hay que entender que para usted precisamente no era nuevo el hecho de enfrentarse con el club merengue, ya que en su etapa como futbolista ya estaba habituado a tal suerte. Pero la gran mayoría de su plantilla, salvo algunos veteranos como el Txato Núñez, Echevarría o Arrien, no había vivido un partido así. Es de suponer que este factor le ayudaría a irradiar calma y tranquilidad en el vestuario.

R. Sin duda. Eran jugadores que aportaban experiencia y equilibrio a un vestuario donde también había gente joven y menos curtida. Recuerdo siempre la anécdota de que para ese partido decidí conveniente que saliera como hombre más adelantado Arrien, un delantero más fuerte físicamente, con Mendilíbar de mediapunta. Primi, que solía ser el delantero titular, se quedó en el banquillo, y aún hoy, siempre que quedamos en la Asociación de Veteranos, hay alguien que se lo recuerda para echármelo en cara. Sinceramente yo ni le consulté previamente mi decisión. En ese momento no fui consciente del valor que podía tener para alguien como Primi salir de capitán. Quizás si lo hubiera sabido…

P. Hacer eso con uno de sus jugadores más emblemáticos, alguien de quien llegó a decir, estando ya entrenando al Deportivo de la Coruña en Primera División, que era el mejor jugador que había tenido la suerte de entrenar, demuestra su premisa como técnico de que por encima del jugador siempre estaba el equipo.

R. Claro. Yo destaqué a Primi, aparte de su calidad futbolística, por el meritorio esfuerzo que hacía, compaginando su actividad laboral. Era un tipo fenomenal, de los que hacía equipo, y con el que solía sentarme en el autobús para conversar de fútbol, haciendo mucho más amenos los largos viajes que nos tocaban.

P. Además, afortunadamente para usted, no fue la última vez que pudo enfrentarse al Real Madrid desde los banquillos. Aparte de éste, por ser el primero, ¿qué otros enfrentamientos con el equipo blanco merecen estar en su privilegiado “baúl de los recuerdos” como entrenador?

R. Han sido muchos los partidos, y muchas las victorias conseguidas contra el Real Madrid, pero sin duda de todas ellas me quedo con el “centenariazo”: el triunfo con el Deportivo de La Coruña en aquella final de Copa que se jugó en el mismo Bernabéu y que parecía predestinada a que se quedara en sus vitrinas. También se puede destacar que en mis siete años allí nunca perdí en Riazor contra el Madrid.

"Estaba convencido de que podíamos plantar cara con nuestras armas para superarles"

P. Recabando información de distintas fuentes de la época, parece que en el entorno del Sestao no se afrontaba con victimismo la eliminatoria sino con valentía y convicción de que iban a oponer resistencia a pesar de la diferencia notoria de categoría. ¿Es que los de Sestao son como los de Bilbao o realmente tenían tan buen equipo como así se encargaron de demostrar?

R. En Las Llanas se puede decir que sí, pero el conjunto de la eliminatoria resultó más complicado. La mayoría de nuestros jugadores no estaban acostumbrados a jugar contra ese tipo de rivales y en campos como el Bernabéu siempre se sufre. Yo particularmente tenía mucha ilusión y estaba convencido de que podíamos plantar cara con nuestras armas para superarles al menos en el partido de ida en casa.

P. Rememorando esa época dorada resulta inevitable encontrar parecidos razonables entre aquel Sestao Sport, que se quedó a un paso del ascenso a Primera y que fue un equipo referencia en la categoría de plata, y el actual Éibar. ¿Comparte la idea?

R. En parte sí, porque son equipos cercanos, con parecida idiosincrasia. Pero sin duda lo de este Éibar es más meritorio, porque subir en dos años consecutivos de Segunda B a Primera División, y además comenzar obteniendo tan buenos resultados y con tan buena imagen, de verdad que es muy difícil. Hay que ser justos y reconocer la grandeza de lo que están haciendo.

P. Haciendo un repaso a la convocatoria del Sestao para ese partido, vemos a Ribera, Albístegi, Sabin Bilbao, Josu… Falta Donato para tener la defensa del Súper Depor.

R. Pues sí, ya de la temporada anterior se había ido allí Azpiazu, y todos éstos también acabaron jugando en Riazor. Durante unos años parecía que había como un “hermanamiento” entre ambos clubes. Hay que tener en cuenta que, al menos en esa época e igual aún, Sestao era el pueblo de Vizcaya con más presencia de gallegos o descendientes de gallegos. Uno de cada cuatro habitantes, según oí decir.

P. Jugadores “buenos, bonitos y baratos”. No sólo de la Coruña fue vivero de futbolistas Las Llanas, pues si se amplia el radio de acción se puede comprobar que en las plantillas de sus cuatro temporadas formaron jugadores que luego, haciendo honor a la letra del himno del Sestao, serían “casi todos de primera”.

R. En efecto, empezó marchando gente como Valverde y Txelis al Español, Gorriarán que coincidió luego en el Oviedo conmigo, Etxeberría que había sido “Zamora” de Segunda…Luego también Herrero, Estíbariz o todos los que mencionamos antes. Eran plantillas muy buenas, compuestas por grandes profesionales para lo que era su nivel. Tenía un vestuario de muy buena gente a la que daba gusto entrenar porque lo aceptaban todo sin un mal gesto, contribuyendo a crear un clima de armonía que fue fundamental para los éxitos conseguidos.

P. Usted entrenó posteriormente, a lo largo de su vasta carrera en los banquillos de muchos equipos de Primera, a bastantes jugadores brasileños. Lo que igual desconoce la gran mayoría de aficionados es que a los dos primeros los tuvo precisamente en la plantilla del Sestao Sport la temporada 86/87. ¿Qué nos puede decir de esa pintoresca situación?

R. Fue una situación extraña en la historia del club. El Sestao tradicionalmente se había nutrido de jugadores vizcaínos, también de Guipúzcoa y Álava, y ya en mucha menor proporción de lugares cercanos como Navarra, Cantabria o La Rioja. Ese año surgió la posibilidad y la directiva trajo de Brasil a Demetrio y Rui Rei, un centrocampista y un delantero centro. Hicieron la pretemporada y el primero de ellos estuvo con nosotros dos temporadas, jugando creo recordar el partido de vuelta en el Bernabéu. Creo que no eran malos jugadores, pero venían con otra idea de lo que era el fútbol aquí.

"Me hace mucha ilusión ver como técnicos de Primera División a muchos jugadores a los que he tenido la suerte de entrenar"

P. Curiosamente muchos de esos jugadores que tuvo a sus órdenes en Sestao iban a ser futuros entrenadores como Ernesto Valverde o José Luis Mendilíbar, por citar los más renombrados, o Manix Mandiola, José Luis Ribera, Jon Aspiazu, Edorta Murúa… ¿Cree que tuvo usted algo que ver en la futura carrera en los banquillos de todos ellos?

R. Pues sí, se puede decir que Sestao también ha sido cantera en ese aspecto. Sinceramente me hace mucha ilusión ver como técnicos de Primera División a muchos jugadores a los que he tenido la suerte de entrenar; y no me refiero sólo a los que tuve en el Sestao, sino a otros más como Gracia en el Málaga y Nuno en el Valencia.

P. Trampolín no sólo de futbolistas sino también de entrenadores como el propio Jabo. En el banquillo de Las Llanas ya se sentaron, entre otros, antes de usted, técnicos como Maguregi o Mané, y tras su marcha Ziarreta, Pouso y el mismo Ángel Viadero, que recientemente ha protagonizado con el River una gesta frustrada muy similar a la de sus playoffs de ascenso a Primera. ¿Hay magia, más allá del tiempo, en Las Llanas?

R. El Sestao ha sido siempre un equipo que ha gustado a la gente de fútbol, que ha sabido promocionar a sus integrantes, y que ha hecho disfrutar a su afición en cualquiera de las categorías donde ha militado. El público de Las Llanas es selecto pero muy apasionado con sus colores, la propia rivalidad con otros clubes de la zona ha alimentado su orgullo. Por supuesto el campo, a pesar de su antigüedad, podía presumir de un césped muy bien cuidado. En general hay muchos factores que inciden para decir que el Sestao ha sido una buena escuela, como una verdadera “academia” para la formación de jugadores y entrenadores.

"El Sestao ha sido una verdadera “academia” para la formación de jugadores y entrenadores."

P. Volviendo al partido contra el Real Madrid, la lógica diferencia de entidad entre ambos contendientes se acrecentaba al ser el Sestao Sport, sin temor a equivocación, el equipo con menor presupuesto de toda la categoría de plata. ¿Cuál era la fórmula para haber conseguido un bloque tan competitivo teniendo en cuanta el hándicap que suponía haber perdido a las piezas más importantes de la exitosa campaña anterior?

R. Asumíamos que cantidad de jugadores se tenían que ir cada temporada, ya que el club, para subsistir económicamente tenía que traspasarlos. La fórmula también funcionaba bien para los jugadores, muchos de ellos sin hueco en equipos de Primera, que veían en el Sestao la posibilidad de coger minutos y experiencia para revalorizarse y seguir progresando luego en equipos más potentes.

P. ¿Rezaban ya entonces los mismos “padrenuestros” que en el vestuario de Riazor?

R. Lo del “Padrenuestro” forma parte de una tradición que cogí en el Athletic. Pero no sólo se trataba de rezar, era una forma más de juntarse, de concentrarse y hacer “piña” antes del partido.

P. Sin embargo, un suceso extradeportivo como el botellazo a Hugo Sánchez eclipsó todo lo sucedido en el terreno de juego, donde el Sestao fue capaz de sujetar a las estrellas blancas y forzar un empate sin encajar un gol en su portería. ¿Recuerda cómo vio y vivió esos momentos desde su perspectiva en los banquillos?

R. Recuerdo bien la zona en la que se produjo, en el fondo norte cerca del área, y ver a Hugo ya en el suelo sangrando. El botellazo fue una acción muy sucia, que no correspondía al público habitual de Sestao, en general de buen comportamiento y respetuoso con el rival. Aquello no sólo deslució el espectáculo sino que perjudicó la imagen del equipo.

"El botellazo fue una acción muy sucia, que no correspondía al público habitual de Sestao"

P. “No sólo vamos a correr para plantarles cara; yo quiero que los espectadores que no conozcan al Sestao vean que sabe jugar” dijo usted a los medios en la previa del partido. También quedaron recogidas en prensa los elogios de su homólogo en el banquillo blanco, Leo Beenhaker, reconociendo que jugaron bastante bien la pelota, buscando el contraataque, y no dejándoles apenas crear ocasiones. ¿Se puede decir que su Sestao pretendía ya alejarse de esos tópicos del fútbol vasco que tanto han dado que hablar?

R. Puede ser. Aquel Sestao tenía una plantilla con jugadores de calidad con buena salida de balón desde la defensa, y con gente técnicamente bien dotada en el centro del campo, como por ejemplo Bardasco, o más arriba Mendilíbar o el mismo Primi. Además defendíamos bastante bien, teníamos la experiencia atrás de gente como Echevarría o Núñez, que se mezclaba con la energía de gente joven y muy ilusionada. En ataque nuestra mejor arma creo que era el contraataque y la verticalidad, aunque tampoco se nos daba nada mal la estrategia a balón parado.

P. No se puede olvidar que aquel Real Madrid era el de la Quinta del Buitre, un equipo que era vigente campeón de liga, y que, tras haber eliminado en Copa de Europa a dos “cocos” de la época como eran el Nápoles y el Oporto, acudía a Las Llanas con las únicas ausencias de un lesionado Gordillo y del sancionado Jankovic.¿Le parece exagerado compararlo, salvando las distancias, con el Madrid de “los galácticos” o el actual de Cristiano Ronaldo, para que los más jóvenes se hagan una idea del potencial de los blancos?

R. Son épocas distintas, con unas circunstancias que hacen difícil la comparación, porque el fútbol ha ido a más gracias a la mejora de los campos, de los métodos de entrenamiento… Aun así queda claro que eran grandes jugadores del momento: Buyo, Chendo, Camacho, Sanchís, Michel, Hugo Sánchez, Martín Vázquez, Butragueño, Santillana… todos ellos fueron titulares o estaban convocados para ese partido, y podían equipararse a las figuras de la actualidad.

P. Siguiendo con el tema del botellazo, que supuso finalmente el cierre de Las Llanas. ¿Tuvo la oportunidad, bien en el partido de vuelta o más adelante en su futura trayectoria en Primera de comentar ese incidente con el jugador mexicano para contrastar el grado de resentimiento que pudo quedar de aquel percance?

R. Pues recuerdo que la directiva hizo ya algo en Madrid, con esa carta de desagravio en la que se recogieron más de dos mil firmas de socios y seguidores del Sestao repudiando la acción. También a nivel de jugadores creo que se cruzó alguna correspondencia. Pero lo cierto es que nos perjudicó por el partido que tuvimos que jugar fuera y porque interrumpió la trayectoria que llevábamos en la competición liguera.

"Jugamos contra casi todos los titulares, porque el Madrid no reservó a jugadores para el partido"

P. La celebración del partido vino a coincidir además con la inauguración de la nueva sala de prensa de Las Llanas. ¿ Recuerda si fueron muchos más de los habituales los medios a los que tuvo que atender en la previa y postpartido?

R. Evidentemente la cobertura de los medios no era la misma que ahora. Se movió mucha más gente, el ambiente que suele rodear a los grandes como el Madrid, y entre esa gente pues más periodistas que de costumbre.

P. No sé si sabe que este año el Sestao River habría estado destinado, según los cruces y sorteos habidos con posterioridad, a repetir enfrentamiento con el Real Madrid en el lugar ocupado por el Cornellá. ¿Cuáles cree que habrían sido las principales diferencias, y me refiero no sólo a las deportivas, que habría deparado esa segunda visita a Las Llanas?

R. No sé decirte si igual de complicado que antes o más. Aunque sí es cierto que ahora los entrenadores hacen más rotaciones aprovechando este tipo de eliminatorias y nosotros jugamos contra casi todos los titulares, porque el Madrid no reservó a jugadores para el partido de Las Llanas, también hay que destacar que no es lo mismo un salto de una a dos categorías. Pero, por encima de todo, el seguimiento mediático sería el principal hecho diferencial con respecto a aquella época.

P. Ya que hablamos de efemérides como ésta. No le parece que recordar aniversarios como éste engrandecen la historia de un club que, a pesar de la refundación, tiene dentro de catorce meses la posibilidad de celebrar el centenario de la fundación de Sestao Sport?

R. Sin lugar a dudas. Que el equipo llegue a los cien años tiene mucho mérito para una ciudad como Sestao. Hechos como éste que estamos recordando enorgullecen a un pueblo, y creo que hay que darles publicidad porque forman parte de la historia que deben de conocer los más nuevos.

Fotografías e imágenes: Asociación de veteranos del Sestao; sestaoriver.com; Don Balón, Sestao en el recuerdo, diario As, El Correo, Mundo Deportivo.