Escribió Armando Palacio Valdés "Cuando bordeamos un abismo y la noche es tenebrosa, el jinete sabio suelta las riendas y se entrega al instinto del caballo".

Tres derrotas, cero goles a favor y tres en contra. Ese es el pobre bagaje del Zamora CF en 2015. Cultural Leonesa, CD Guijuelo y Real Valladolid B son los verdugos del mal inicio de año del equipo rojiblanco. Tres fracasos que tienen un denominador común: la ausencia de gol y los fallos puntuales.

Es inequívoco que, el conjunto de Roberto Aguirre, no mereció la derrota en ninguno de los tres encuentros que, hasta ahora, han disputado en 2015, pero la realidad es axiomática. Una realidad tan incuestionable como demagógica: en el fútbol, sino marcas goles, no ganas. Hay que marcar goles y los zamoranos llevan tres jornadas consecutivas sin hacerlo. Para entender tal paupérrimo rendimiento, hay que sumarle los fallos puntuales del equipo y, además, las acciones aisladas que permiten a los rivales ver portería. Un ejemplo de ello es la jugada a balón parado, que originó el gol de Real Valladolid B en el último enfrentamiento del equipo rojiblanco.

Tales condicionantes ha llevado al equipo de Aguirre a una situación de apuro, aunque, si bien es cierto, las urgencias no se han instalado por el momento en la sede del equipo de la capital zamorana. El último resultado, sumado a los que cosecharon sus equipos rivales, han emplazado al Zamora CF en la decimotercera posición a tan sólo dos puntos del puesto de promoción de descenso, que sigue perteneciendo a UD Somozas. Si bien es cierto, aventaja a Real Sporting B en siete puntos, primer puesto de descenso directo, respectivamente.

Aguirre tendrá que dar con la tecla que prolifere en sus jugadores el gol perdido, desde su sabiduría táctica. El equipo y el entrenador trabajan para que los errores puntuales y la ausencia de gol, que han originado la oscuridad actual, se conviertan de nuevo en luz. Esa luz que revierta la dinámica y la situación. La oscuridad tendrá que ser capeada por el sabio 'jinete' Aguirre, que soltará las riendas y se entregará al instinto del 'caballo' que encamine la situación de su equipo: su inteligencia.