Garra, coraje, pasión, dedicación, lucha, compañerismo, unión, consistencia, amistad y corazón. ¿Cuál es el ingrediente del triunfo del Almería B en el grupo IV de Segunda B? La respuesta más adecuada sería un cóctel de todos los términos mencionados al comienzo de este párrafo, una mezcla de buen juego con acierto ofensivo y seguridad defensiva en torno a Gianfranco Gazzaniga, sin lugar a dudas una de las buenas noticias de la presente temporada, todo esto bien batido y mezclado con una mayor inversión en el equipo, produce lo que se conoce como competitividad y regularidad de grupo. 

Duro camino hasta el triunfo

Todo este optimismo en la parroquia almeriense no habría sido posible sin antes haber pasado por un período de transición, un período en el que los jugadores comenzaran a adaptarse a la categoría de bronce del fútbol español, un período en el que los integrantes de la plantilla del filial comenzaran a hacerse hombres en el conjunto rojiblanco. 

La temporada 2013/14 comenzó con mal pie. El equipo jugaba al fútbol, sin embargo los resultados no estaban llegando y sobre todo un aspecto muy importante, los chavales de la cantera almeriense no se divertían con el cuero en los pies. El presidente de la entidad almeriense se frotaba las manos con la satisfactoria inversión realizada con fichajes como Víctor Ibáñez, Nico Varela, Nono, Samu Saiz, Jaime Paredes y Bonaque, de los cuales ninguno permanece en el club andaluz en la actualidad. Pese a todo, la inversión nunca acabó funcionando. 

La debacle almeriense comenzaría el 21 de diciembre en el Álvarez Claro de Melilla donde el conjunto rojiblanco sumó un punto, aparentemente bueno, para luego la jornada siguiente cosechar otro empate ante el Guadalajara (1-1). Las dos jornadas siguientes se convertirían en el principal detonante de la destitución del entrenador rojiblanco, con la doble derrota ante el Córdoba B, rival directo por la permanencia, y Balompédica Linense, candidato al ascenso a Segunda División

Juan Carlos Cintas, Foto: www.lavozdealmeria.es

La irregularidad campaba a sus anchas en el vestuario almeriense y el entrenador no era capaz de imponer su ley para motivar a los jugadores e instarlos a morir en cada encuentro para salir del pozo en el que se encontraban. Por consiguiente, Alfonso García, presidente de la entidad almeriense, decidió cesar de inmediato al míster del filial, para contratar a un auténtico veterano de guerra y uno de los principales héroes del éxito del filial en la actualidad, el técnico malagueño Miguel Rivera, que acabaría dándole la salvación 'in extremis' al conjunto rojiblanco. 

Del fracaso al éxito

Con la permanencia del equipo sellada en el grupo IV de Segunda B, Alfonso García decidió premiar la buena labor de Miguel Rivera al frente del filial, dándole una nueva oportunidad para hacer del Almería B un equipo más grande en Segunda B, un equipo regular y competitivo capaz de pelear con los mejores de la categoría. El presidente no quiso cometer los mismos errores que en el verano del año 2013 y acometió las contrataciones de Yeray Gómez, Adri Castellano, Iván Pérez, Iván Sánchez, Antonio Puertas y Rubén Díaz, jugadores más que contrastados en la Segunda B española, para intentar dar ese salto de calidad necesario para luchar por algo más que la permanencia, todo esto unido al despegue definitivo del juego del delantero de moda, Dani Romera

La temporada 14/15 comenzó de la mejor forma posible. El Almería B era líder después de las primeras jornadas y practicaba un juego directo y vertical que lograba encandilar a la parroquia almeriense, sin embargo después de una dinámica un tanto negativa, el filial andaluz se mantuvo estable en los puestos de la mitad de la tabla, para dar el salto definitivo en los meses invernales con la ayuda del mercado de invierno. 

En el reciente mercado invernal, la entidad almeriense incorporó a dos jugadores más para prolongar ese buen estado de forma e intentar consolidar esa competitividad instaurada desde la llegada del técnico malagueño al banquillo del Almería B, Aitor García y Rubén Sánchez. 

La palabra ascenso está prohibida

Parafraseando a Miguel Rivera, la palabra ascenso está prohibida entre los integrantes de la plantilla del filial, ya que la permanencia, que es el objetivo principal del equipo, aun no está completamente asegurada. Pese a todo, los futbolistas de la cantera rojiblanca piensan día y noche en la posibilidad de jugar unos playoff de ascenso e intentar el asalto a la Segunda División, lo que sin lugar a dudas le daría un prestigio bastante importante tanto al club como a la ciudad de Almería, al tener a los dos equipos en las dos categorías más importantes del balompié español. 

La competición regular da muchas vueltas, el hecho de encadenar una racha negativa te puede apartar de la posibilidad de luchar por el playoff de ascenso. Hay rivales con una veteranía aplastante, como el Cádiz o la Balompédica Linense, pero los niños de Miguel Rivera tienen ganas, tienen ilusión y sobre todo miran a todos los contrincantes directamente a los ojos. La posibilidad está latente.