Hoy, 27 de abril, la junta directiva del FC Cartagena, encabezada por el empresario valenciano, Javier Martínez, ha anunciado que, a partir del próximo miércoles, el 100% de las acciones del club pasarán a manos de Francisco Belmonte, por lo que Sporto Gol Man 2020 S.L. grupo inversor creado exclusivamente para la compra del club, dejará de estar ligado al mismo.

Sin llegar a terminar una temporada completa como máximo mandatario de un club de fútbol, en la ciudad portuaria hay una práctica unanimidad en cuanto a que la gestión de este grupo inversor ha sido nefasta por motivos tanto institucionales, como deportivos.

Paco Gómez, vendedor ansioso

En junio de 2013, el FC Cartagena caía eliminado de los playoffs de ascenso a la liga adelante contra el Caudal Deportivo de Mieres, ya que el conjunto asturiano aguantó un empate sin goles en la ida y se impuso, por la mínima, en el Municipal Cartagonova. La afición albinegra, en los últimos minutos de partido, entonó sonoros cánticos en contra del entonces dueño, Francisco Gómez, entendiendo que su decisión de expulsar al entrenador, José Rojo "Pacheta", al término de la temporada regular por no haberla concluido como primer clasificado del grupo, había condenado al equipo. Y es que, el nuevo entrenador no dispuso de tiempo para preparar tan importante eliminatoria. Algunos, aficionados, además, esperaron al empresario oriolano en las afueras del estadio, para reprimirle.

Para Gómez no era una situación placentera poner dinero de su bolsillo para un entidad en la que no se sentía ni querido ni respetado.

En aquel momento, se terminó de romper la relación entre Francisco Gómez y gran parte de la afición local, para quien la destitución de Pacheta sólo fue la gota que colmó el vaso en una larga serie de decisiones precipitadas y declaraciones llenas de falta de respeto por sus futbolistas o incluso, su afición. El empresario se sintió herido ante estas críticas, debido a que, a lo largo de la década en la que había sido dueño del equipo, había tenido que poner dinero de su propio bolsillo para que éste no desapareciera y manifestó, públicamente, su deseo de vender el club.

No obstante, los meses de verano fueron pasando sin que llegase al despacho de Gómez ninguna oferta de compra que le convenciera y al equipo se le echaba el tiempo encima para la elaboración de la próxima plantilla. Ante esta situación, Gómez tomó la decisión de nombrar un presidente delegado, el cartagenero Fran de Paula, para que se encargase de administrar y representar al club, mientras apareciera dicho comprador.

El caracter afable de de Paula logró calmar los ánimos de la afición, sumado esto a la serie de medidas que este tomó para acercar el equipo a la afición y el estupendo año, en el terreno deportivo, que los albinegros vivieron con Luis García Tevenet en el banquillo, estando toda la temporada en la parte alta de la clasificación y llegando a dieciseisavos de final de la Copa del Rey, con lo que obtuvieron el premio de competir contra el FC Barcelona.

En la ciudad portuaria, todo el mundo hubiera firmado que Paco Gómez siguiera aportando el capital y que Fran de Paula siguiera dirigiendo el barco y representando el club. No obstante, para Gómez no era una situación placentera poner dinero de su bolsillo para un entidad en la que no se sentía ni querido ni respetado y prosiguió con la búsqueda de un comprador.

De esta manera, el director deportivo del equipo, Francisco López, le puso en contacto con Javier Martínez, empresario valenciano interesado en la compra del club. En Cartagena, la compra por parte de Martínez era ya conocida antes del término de la temporada, pero esta no se hizo oficial hasta el pasado verano, ya que, las condiciones hubieran sido distintas dependiendo de que el equipo hubiera ascendido, o no, a Segunda División.

Desengaños y despidos

Desde la presentación a los medios de Javier Martínez, en el que desveló que la compra se hacía a través de Sporto Gol Man 2020 S.L., grupo inversor creado exclusivamente para este fin, se manifestó que el club iba a gozar de una envidiable transparencia. No obstante, todo parece indicar que en el propio seno del club, muchas personas se sintieron traicionadas por decisiones de la nueva directiva que, por lo visto, no fueron las prometidas.

Florentino Manzano dio una rueda de prensa para desmentir su vinculación con el club.

A pesar del buen año deportivo que acababa de vivir el equipo albinegro, con la llegada de Martínez, tanto el entrenador, Luis Tevenet, como el director deportivo, Pedro Reverte, fueron despedidos. Este último, con contrato aún en vigor, denunció posteriormente no haber visto el finiquito que le corresponde. Tampoco Fran de Paula siguió en las funciones de presidente delegado, recayendo esta labor en Javier Marco, amigo personal de Martínez y quien había sido futbolista en una etapa anterior. También Perico Arango, quien durante muchos años había sido delegado de campo, fue despedido.

El culebrón aumentó cuando, pasado unos meses, Paco López, director deportivo y Cristina Bustillo, gerente del club, también fueron despedidos. Ellos fueron quienes instaron a Paco Gómez a que le vendiera el club a los valencianos y, presumiblemente, estos les habían garantizado conservar su puesto de trabajo en compensación por su labor de intermediarios.

Sporto Gol Man, por lo visto, no fue consciente de la suma total de las deudas del club en el momento de la compra.

Además, en Cartagena circulaban fuertes rumores de que Florentino Manzano, fundador del equipo y amigo personal de Martínez, estuviera dirigiendo el equipo desde la sombra. Martínez, desde un principio, declaró que, por su conocimiento de la materia y de la ciudad, le había consultado a Manzano algunas decisiones, pero que este, de ninguna manera, formaba parte del organigrama del equipo. Más adelante, el propio Manzano dio una rueda de prensa para aclarar este mismo tema, dónde si que reconoció que algunos fichajes de la plantilla, así como el entrenador, fueron recomendados por él.

Este historial de decepciones parece haber llegado en ambos bandos, ya que Sporto Gol Man, por lo visto, no fue consciente de la suma total de las deudas del club en el momento de la compra, circunstancia que le obligó a entrar en el concurso voluntario de acreedores.

El idilio uruguayo

Otro de los capítulos más negros de la gestión de Sporto ha sido la elaboración de la plantilla. Esta comenzó sus pasos con el campeonato casi empezado y, algunas piezas, como la delantera se quedaron cojas hasta el mismo inicio de competición.

Además de esto, uno de los mayores valedores de Sporto fue Solfinfest, empresa uruguaya de gestión de futbolistas en la que participa Daniel Golpe, exdirector deportivo del Cartagena, afincado en valencia y amigo personal de Florentino Manzano que intercedió en el fichaje, por una parte de Julio César Ribas como primer entrenador del equipo, como de la contratación de cuatro futbolistas Sub23 de la misma nacionalidad.

El problema fue que al comenzar la temporada, se dieron cuenta de que, por una parte, el preparador no disponía de la titulación necesaria para entrenar en la Segunda B española, a pesar de haber sido profesional en equipos de élite en su país y que los jugadores uruguayos tampoco podían competir, por lo que regresaron a su país dejando al equipo aún más cojo.

Simón Ruiz, quien sí dispone del carnet de entrenador, se hizo cargo del equipo. Existían ciertos rumores de que Ribas, quien permaneció en el club en calidad de mánager general, dirigía desde la sombra, lo cual propició que el comité de entrenadores mirase con lupa al club albinegro.

Lo cierto es que, a pesar de comenzar la temporada con la vitola de candidato al ascenso, con la dirección de Ruiz, el equipo comenzó la campaña con una serie de empates que le mantuvieron en mitad de la tabla, sin acercarle nunca a los playoffs.

La era Palomeque

Con solo tres victorias en la primera vuelta y, estando bastante claro que el problema de Julio Ribas no tendría solución en la presente campaña, se decidió devolver a Simón Ruiz a sus labores de delegado de campo, llegando Manolo Palomeque, hasta entonces entrenador del filial, CD Algar, para dirigir al primer equipo.

El principal problema para el nuevo entrenador fue que, debido a denuncias de futbolista de la pasada campaña a los que se le deben algunas mensualidades, no podían hacerse nuevas incorporaciones en el mercado invernal, aunque distintos futbolistas si que abandonaron la plantilla.

A pesar de que al cartagenero le costó algunas jornadas encontrar la tecla y que, en la segunda vuelta, solo se han ganado tres puntos de los disputados fura de casa, dentro de casa se llegó a ganar tres partidos consecutivos, lo cual le da algo de margen para obtener la salvación.

Incumplimiento de los pagos

Sin embargo, una vez que la parcela deportiva ha presentado algo de mejoría, llegaron más problemas desde la parte institucional, ya que Sporto se marcha adeudando cuatro mensualidades a la plantilla y al cuerpo técnico del equipo, por lo que sus futbolistas se ven en una situación límite para atender a sus necesidades básicas y el alquiler de sus viviendas en la ciudad portuaria para no tener que abandonarla.

Debido a esta situación, en los últimos partidos que el Cartagena ha jugado en casa, durante los primeros treinta segundos de partido, los jugadores se han reunido en el centro del campo dándole la espalda al palco.