Consumado el descenso del Zamora, es hora de entrar a valorar que ha fallado en una temporada digna de olvido. Son muchos factores negativos los que se unen en una circunstancia tan desastrosa. El club zamorano pagará por todos ellos el castigo de jugar en Tercera División. Después de años rondando el descenso, los rojiblancos sentencian un descenso justo con una temporada horrible.

Las claves

Planificación y planteamiento.

Desde principio de verano se ha planteado mal la conformación de la plantilla y se ha actuado de manera equivoca y confundida el gasto del presupuesto. La directiva, con Segismundo Ferrero a la cabeza, ha querido empezar la casa por el tejado. Tras una temporada notable la directiva se ha centrado en maquillar bien al club y no en que se repitiera un año digno. Se quiso crear un club con grandes apariencias y con unas comodidades propias de un equipo grande despreocupándose de lo verdaderamente importante.

 La creación de una cafetería ‘VIP’ en el estadio, el despliegue de marketing con la firma de una marca de prestigio para vestir al club o las concentraciones extensas y lujosas en los partidos de fuera. Cada euro mal gastado, significó un euro menos en invertir en sueldos a futbolistas que pudieran haber dado otros rendimientos mayores. O por lo menos haber retenido alguno de los jugadores importantes que un año antes hicieron una temporada excelente. La renovación del entrenador cuando peor estaba funcionando el equipo y su contradictorio y sorprendente despido a falta de tres jornadas, fue otro punto más para la crónica de una mala gestión.

Roberto Aguirre.

Cumplía la quinta temporada en el club y poseía toda la libertad en la creación del equipo con el cargo conjunto de Director Técnico. Años atrás había perdido la conexión con la afición por las malas temporadas realizadas con grandes plantillas. Sabiendo a lo que quiere jugar, el entrenador se confundió al fichar jugadores que no concordaban con su estilo de juego. Jugadores jóvenes en su mayoría con una grave falta de experiencia, jugadores que no cumplían con los requisitos en su forma de jugar y jugadores con contratos de larga duración que permitían dar rienda suelta a la relajación.

 En lo deportivo el entrenador asturiano no hizo otra cosa que no hiciera otros años. Este año el equipo no poseía una columna vertebral o jugadores determinantes que le salvaran el cuello y la temporada conformista y rácana que volvió a prestar a la afición se transformó en un descenso de categoría.  Volvió a conformarse con un buen rendimiento físico y que el equipo rival no pudiera jugar, pero este año el cántaro fue a la fuente. En su peor momento y con el agua al cuello no supo dar una reacción al equipo. La  figura tímida y en silencio del técnico asturiano se contagiaba al césped a un equipo que no intentó ganar los partidos, se conformaba con no perder.

 El entrenador Roberto Aguirre no supo encontrar una fuerza defensiva fiable y cada error se pagaba. La confianza en sus fichajes o los jugadores con renombre por delante de jugadores que estaban rindiendo bien le ha costado muchos puntos. El guardameta Cantero, Ochoa o Salva Rivas entre otros jugaron más de lo debido por delante de jugadores que estaban rindiendo y sacando los partidos.  Además no supo reinventarse ni dar un paso al frente en valentía cuando el equipo estaba hundido. Siguió jugando a no perder cuando solo le valía ganar.

Falta de figuras jerárquicas y de corazón. 

Una plantilla tan joven en esta categoría es muy peligrosa. La falta de experiencia y de saber estar es un punto a favor. El jugador más veterano del equipo no superaba los 26 años y eso se ha notado. Sobre todo en defensa donde la pareja de centrales nunca superó los 23 años. Se ha echado en falta ese jugador experimentado en cada una de las líneas del equipo.

A mayores, el equipo estuvo falto de carácter y ambición.  No se encontró en toda la temporada un jugador de sangre caliente que exteriorizara el coraje y el amor propio ante una situación crítica. Sin ir tan lejos, ni siquiera se vio a un hombre que mandara, se enfadara, pegara voces o viera una cartulina amarilla por hacer una falta fruto de la ‘mala leche’.

Centro del campo

Es cruel centrarse solo en una zona concreta del equipo para apuntar parte del fracaso de este descenso, pero en este caso es bastante significativo. Por el Zamora CF han pasado de todo tipo de jugadores en todos los puestos, años mejores y peores. Seguramente el centro del campo de este año ha sido clave negativamente en demasía y pasará a la historia como uno de los peores.

Ochoa y Salva Rivas no han tenido ni un atisbo de gloria. Su rendimiento fue nulo tanto en defensa como en ataque. Un lugar tan importante para un equipo que se convirtió en tan solo un paso intermedio entre defensa y delantera. Falto totalmente de identidad. Tan solo Cristian y Rodri tuvieron unas jornadas donde le pusieron nombre al centro del campo, pero inexplicablemente fueron de vuelta a los corrales por orden del técnico.

Falta de gol

Pese a la debilidad del equipo, la mayoría de los partidos el Zamora creó ocasiones al rival. Tenía minutos de arreones ofensivos que traían consigo grandes oportunidades ante la meta rival. Pero el gol ha brillado por su ausencia, y sin goles es imposible ganar. Ha faltado esa figura que tuviera facilidad para anotar o apareciera en momentos de atasco. Arkaitz y Gavilán fueron lo más parecido, pero el primero estaba obligado a preocuparse más por defender y el segundo se convirtió en una isla solitaria en el ataque.

Si algo se recuerda entre la afición rojiblanca es un buen delantero centro. Cada año el Zamora se ha nutrido de grandes ‘nueves’. Un jugador que aunque sus partidos fueran de escasa aportación, aparecía para finalizar una jugada, abriera la lata o cazara un remate. Se ha necesitado delanteros como Aiert, Diego Gómez, S. Francisco, Thiago Belmonte, Jona, Rubiato o Montero.

Lesión de Gavilán

Enero trajo consigo la lesión del delantero andaluz Manu GavilánEl telentoso delantero estaba siendo sin ninguna duda el mejor arma y el faro del equipo. Su lesión de casi dos meses  y su vuelta a un nivel menor fue determinante para que el Zamora se fuera hundiendo cada jornada. Para cuando el jugador estuvo totalmente recuperado ya era demasiado tarde. Su ausencia fue determinante.

Uno a uno

Ander Cantero. Llegó con un gran cartel como portero de futuro pero su paso por el Zamora fue desastroso. Le regalaron la titularidad, determinó negativamente varios partidos y nunca dio sensación de tranquilidad. Se acabó marchando en invierno.

Miguel. Otro año más Aguirre lo puso a los pies de los caballos. Jugó cuando peor estaba el equipo y pagó el peso de los goles encajados. Al final llegó a jugar más de una docena de partidos en la segunda vuelta y cuando mejor estaba y más tranquilidad presentaba, volvió a sentarlo en Gijón inexplicablemente.

Garabato.  Fichado para sustituir a Cantero. Su protagonismo vino en las últimas jornadas donde a pesar de no estar en forma fue el elegido para jugar.  Pasado de peso y falto de agilidad el portero no presentó la mejor imagen de bajo los palos pero tuvo culpa mínima en este descenso

Tomy. El portero del filial tan solo disputo unos minutos ante el Celta B. Tuvo tiempo de encajar un gol de penalti y salvar el quinto gol gallego con una gran intervención.

Dani Mateos. Su progresión era evidente y la importancia que debía tener sobre el papel lo hizo patente en el césped. Tras varios años defendiendo ese lateral, esta temporada estaba siendo la más completa del defensa zamorano hasta la lesión. Derroche físico, sacrificio y contundencia en la banda derecha. Su lesión al final fue un varapalo para el equipo.

Álvaro. El jovencísimo lateral de la cantera tuvo la difícil misión de suplir a Mateos. En líneas generales el lateral estuvo bien. Sufrió mucho en partidos difíciles como es normal, pero acabó la temporada cumpliendo y siendo de lo más destacado en el último partido.

Alberto Prada. El capitán completó una temporada irregular. Comenzó mal  pero acabó la temporada multiplicándose en la banda izquierda. Acabó siendo más importante en ataque que en defensa. Ya se le secaron las lágrimas y jugará con el Cádiz la fase de ascenso.

Branco. Su paso por el Zamora fue un verdadero misterio. Comenzó como titular y con muchos errores. A partir de ahí el jugador desapareció del mapa hasta ser baja definitiva.

Carrillo.  El central más joven acabó siendo el central más regular. Destacó por el juego aéreo y las buenas coberturas, aunque desesperó en muchas decisiones con el balón jugado que costaron algún disgusto.

Kurbus. Su temporada ha sido un sube y baja. Tardó en entrar en el once pero rápidamente se ganó la confianza de todos. Incluso fue clave al impregnar ese espíritu gurrero y luchador. Rápido, agresivo y contundente. Entró en una decadencia de errores, una enfermedad y a partir de ahí no se vio al mismo Kurbus.

Garretas. Temporada rara para un jugador que se le debe exigir más.  Se turnó el puesto con el esloveno y tuvo fases de buen nivel.  Ha dado la sensación de ser un central con cualidades pero blando. Se espera al Garretas de las primeras temporadas, el mismo que fue fichado por el Cádiz hace varios años.

Salva Rivas.  Uno de los grandes fiascos de la temporada. Vino con cartel y currículum para ser el medio centro que diera consistencia y firmeza al medio del campo.  Pero acabó siendo un jugador que hasta evitaba una disputa aérea. Su mejor  y casi única aportación fueron sus 3 goles en la temporada.

Ochoa. Su segunda temporada en el equipo y la vitola de ser el creador de fútbol de este equipo. Se esperaba mucho de él y aun se le sigue esperando. Como su compañero Salva, ha estado el año persiguiendo sombras. Temporada nefasta del centrocampista que no aportó ni siquiera en el balón parado. Decepcionante.

Cristian.  Buena temporada del canterano en lo que le dejaron jugar. Lo dio todo y fue el jugador que dio equilibrio con su derroche físico y trabajo defensivo. Ofensivamente se le pedía más pero era el mejor destructor del equipo. Con él en el centro del campo llegaron los mejores partidos del equipo, pero Aguirre decidió obviarlo.

Rodri. Caso parecido al de Cristian. Con él en el centro del campo  se vieron los mejores momentos de fútbol. Aguirre también se lo cargó y entró en una espiral de probaturas por distintos puestos donde no aportó nada. Un jugador irregular de por sí y deteriorado por el estilo de juego del equipo y la poca regularidad en el juego dado por su entrenador.

Coque. Quizás el jugador más irregular del equipo. Fue de más a menos. Capaz de ser un jugador peligroso y decisivo como en el partido ante el Lealtad, a desaparecer y no irse de su sombra.  Prometedor principio y decepcionante final. Su velocidad y polivalencia pudo ser de gran ayuda pero el salmantino no volvió nunca  ser el del principio.

Arkaitz. Una de las mejores noticias. Un obrero convertido en delantero. Sin ser veloz creaba peligro por banda, sin ser defensa trabajaba como nadie, sin ser el más alto ganaba todos los balones por alto. Un jugador que rindió por encima de sus posibilidades y para poner la guinda fue el máximo goleador con 11 tantos (más el doblete en Copa). Acabó la temporada ‘muerto’ pero lo dio todo.

Carlos de la Nava. Uno de los jugadores más criticados por su carácter frio y tranquilo. El jugador salmantino se fue apagando con el transcurso de los partidos y acabó por desaparecer. En la primera vuelta el jugador tuvo momentos y partidos de lucidez, mostrando su juego de espaldas y su juego entre líneas. Además metió 5 goles. Pero su irregularidad y carácter lo fueron matando.

Aarón. Se esperaba más del pequeño delantero. Se quedó esta temporada tras la marcha de toda la delantera del año pasado y parecía que cogería galones. Sin embargo fue otro de los maltratados esta temporada con la suplencia. A pesar de su aportación anotadora y de algún chispazo de creatividad la temporada de Aarón fue irregular y escasa.

Manu Gavilán.  La estrella de este equipo. Su temporada se empaña por sus lesiones y el descenso del equipo pero el andaluz ha hecho una temporada sorprendente. Fue el foco de luz que iluminó al equipo cuando estuvo. Jugador por encima del resto. Lucha, velocidad, calidad, creatividad o gol son algunas de sus características.  Ha firmado por el Ried de la primera austriaca fruto de su gran temporada.

Sergi Mut. Otra gran decepción en los fichajes de verano. Perdió la confianza de Aguirre a base de partidos desperdiciados. Balta le dio total confianza en los últimos partidos y aunque ante el Avilés demostró su potencial se quedó en espejismo. La aportación del que fuera campeón sub-17 se resume en su registro goleador esta temporada, donde no ha sido capaz de anotar un solo gol.

Ioritz. El canterano disputó casi toda la segunda mitad del partido ante el Marino. Entró en el descanso por lesión de Aarón y fue sustituido por Aguirre antes del final. A pesar de ello tuvo tiempo para crear y tener ocasiones. Quizás mereció tener por lo menos una segunda opinión.

Roberto Aguirre. El entrenador asturiano vio acabada su hstoria con el Zamora a falta de tres jornadas. La temporada se le vino encima tras otra pésima campaña. Este año no contaba con nadie que le salvara su racaneria. Jugar con fuego tiene eso, que al final te quemas.

Baltasar Sánchez 'Balta'. El sustituto vino para intentar un imposible que no se cumplió. Su primer partido dio esperanzas a los aficionados, pero se quedó en eso. Por lo menos se vio a un equipo con ganas de ganar y un entrenador que da voces.