Ayer tocaba celebrar en la capital del Principado de Asturias, una celebración a lo grande, digna de la ocasión y que los oviedistas llevaban esperando más de una década. Todo comenzó en la Plaza del Ayuntamiento, allí aguardaban miles de corazones que latían al son del "Volveremos".

Los héroes azules llegaron en un autobús descapotable hasta el lugar. La plaza, engalanada para la ocasión, fue testigo de alegrías desatadas, donde todos los jugadores de la plantilla tuvieron su minuto de gloria. Sergio Egea, el comandante que ha llevado el barco a buen puerto, volvió como no podía ser de otra manera a dar las gracias a una afición que se deshizo entre halagos hacia el míster. Egea, es ya una institución para la afición.

Un hombre que ha hecho historia en el Oviedo. El presidente, Jorge Vallina, también tomó la palabra, en este caso para recordar a los 150 oviedistas que recorrieron España de norte a sur en autobús para aguardar recluidos en un descampado el épico desenlace. La afición homenajeó a Arturo Elías, representante del Grupo Carso cantándole "Cielito lindo", a lo que el mejicano respondió: "La mejor afición del mundo ha pintado mi corazón de azul".

Tras interpretar el himno acompañados por la Banda de gaitas Ciudad de Oviedo, los héroes carbayones emprendieron ruta hacia la Plaza América. Allí, el Doctor Cervero tomó las riendas de la celebración y ejerció de maestro de ceremonias. Uno a uno fue presentando a todos sus compañeros, y así pudimos conocer un poco más a esta plantilla que ha traído la gloria a la ciudad. Desde la timidez de Sergio García o Gorka Magunazelaia hasta las dotes de artista de Borja Valle o los chistes de Manuel Redondo. Todos aportaron su granito de arena a una celebración a la altura de las circunstancias. Cervero también recordó los goles que ya han pasado a la historia de este club. Dos testarazos que han logrado que el Real Oviedo sea equipo de Segunda División con mucha cabeza, pero también con corazón.

La fiesta, la alegría, el trasiego, los cánticos, han dejado paso a la normalidad. Oviedo se despertaba hoy como un día más. Hoy es un martes "casi”"cualquiera. Vetusta, aun con resaca, levanta la cabeza más orgullosa que nunca, porque después de 616 martes, parecidos a este, la ciudad vuelve a estar en segunda. Y hoy el oviedismo siente que todo el sufrimiento ha merecido la pena. Dijo una vez Mahatma Gandhi que: "Nuestra recompensa se encuentra en el esfuerzo y no en el resultado. Un esfuerzo total es una victoria completa". El Oviedismo ha hecho un esfuerzo total y por fin puede saborear una victoria completa y merecida con ascenso de "Champions".

Doce largos años en los que el club ha estado en el pozo, en el barro; con el cuerpo hundido en el fango pero siempre con la cabeza fuera y agarrado a su más fiel salvavidas, la afición, esa que no abandonó al Real Oviedo en tercera. Una afición que ayer por fin pudo celebrar un ascenso que venía anhelando desde mucho tiempo atrás. En Oviedo volvió a sentirse la locura de un equipo, unos jugadores, unos aficionados, una ciudad... Un sentimiento inexplicable, una emoción taquicárdica, una pasión que nos recuerda a todos que estamos vivos. Y mientras tanto, la capital del Paraíso, quiere más y ya mira de reojo a los grandes sintiendo que la próxima alegría está cerca.