Los tres puntos del derbi volvieron a marcharse para la Margen Izquierda , cruzando la Ría con la expedición del Sestao en su regreso desde Sarriena. Esta vez fue por un gol menos que la temporada pasada, y con más equilibrio en el juego del que depararon tanto la última cita liguera como el reciente amistoso entre ambos conjuntos; sin embargo la eficacia de la que adolecieron los verdinegros en su estreno en Las Llanas les bastó para superar a un Leioa limitado y voluntarioso que pagó sus errores en ambas áreas.

Pocas sorpresas en las alineaciones que Leioa y Sestao presentaron en la agradable tarde vizcaína. Igor Gordobil podía contar con todos sus dudosos, para repetir el once que salía victorioso de Urritxe en la primera jornada, mientras su homólogo en el banquillo sestaoarra, Félix Sarriugarte, sólo introducía la novedad apuntada por VAVEL de dar descanso a Jorge Hernández, decidiéndose por Leandro como sustituto del zamorano. Inédita posición la del joven delantero, a quien el técnico durangarra ya había probado como segunda punta o escorado a banda izquierda durante la pretemporada, y que quizá veía premiada su buena actuación en el citado partido de pretemporada en el que conseguía un doblete para su equipo.

Del 1-0 al 0-1

Pronto descubrieron los locales la falta de hábito en tareas defensivas del improvisado interior derecha verdinegro, volcando sus acciones ofensivas desde ese flanco. Polanco aprovechaba para desbordar a Gago, colgar buenos centros, e incluso algún disparo con intención, en una primera mitad que invitaba al optimismo en la grada. Por momentos la zaga verdinegra intentaba corregir esos desajustes defensivos de los que pretendía nutrirse un Leioa que se sentía cómodo en el juego directo y que conseguía su objetivo de que los visitantes no consiguieran imponer el estilo de toque de balón que pretende Sarriugarte. En esa tesitura era Jito el que tenía que bajar el balón para asociarse con sus compañeros de segunda línea y generar el juego ofensivo de los suyos.

Así llegaba la primera gran ocasión para los de la Margen Derecha, cuando, tras un despeje defectuoso de Arnáez dentro del área, el balón caía a los pies de Etxaniz, que lastimosamente para los suyos no acertó a ver portería. El primer susto pareció espabilar a los visitantes, que conforme pasaban los minutos conseguían cambiar la inercia del partido. Especialmente desde el costado derecho donde el citado Leandro se asociaba con Gago, Abaroa y Jito para convertirse en un quebradero de cabeza para su marcador y paisano Alberto. Además de buscar el disparo en un par de ocasiones sin mucha fortuna, el de Colindres protagonizó una bonita jugada personal en la que era objeto de una clara falta de Oier dentro del área, acción no castigada con la pena máxima por el trencilla en virtud de una dudosa aplicación de la ley de la ventaja.

Fueron varios los centros desde esa banda derecha los que no encontraron sin embargo rematador en el área, a excepción del que cabeceaba fuera Abaroa en la que sin duda fue mejor jugada combinativa del River en los primeros cuarenta y cinco minutos. Una jugada bonita, pero que encontraba su réplica ya en la recta final de la primera parte gracias a la aparición de un Etxaniz motivadísimo ante el que había sido su equipo y su entrenador en una de sus mejores temporadas de su carrera.

Se acercaba el final del primer tiempo cuando el nueve local conseguía dar sentido de cabeza a uno de los innumerables balones a seguir de su zaga, de tal forma que habilitaba la peligrosa internada por banda derecha de su compañero Güemes. El centro de éste encontraba de nuevo a Etxaniz, que ya dentro del área asistía con la testa al omnipresente Polanco, que reventaba el balón al larguero de la portería de un vendido Raúl.

Sarriena apenas tuvo tiempo de lamentar la oportunidad perdida antes de que la ley no escrita del fútbol hiciese acto de presencia. En una jugada calcada a la de la oportunidad de Etxaniz, era el defensor local Aldalur el que no acertaba a despejar el centro enviado desde la derecha, con la mala fortuna de que el balón caía en el radio de acción de todo un depredador del área como Jito Silvestre.

El delantero catalán demostró ese instinto goleador del que habían carecido sus rivales y lanzándose al suelo hizo inútil el intento de Goiko por impedir un remate que ya parecía destinado, antes de golpear el balón, en besar las redes de la portería de Ángel.

Sin tiempo para más, el primer gol de la temporada para el pichichi verdinegro, y 136 en toda su carrera en la categoría de bronce, castigaba por partida doble a un rival que pasaba de soñar con el 1-0 a retirarse al vestuario con idéntico marcador en contra.

Incertidumbre hasta el final

La deventaja en el marcador hacía intuir un cambio de planes en el conjunto local, cuyo técnico dejaba en la caseta a Alberto y recurría a Carro para tapar la vía de entrada por el lado izquierdo de su defensa. Algo que en parte consiguió, a costa, eso sí, de la capacidad de sorprender en ataque por ese mismo costado, donde Polanco ya no fue el de la primera mitad. En líneas generales, ninguno de los tres cambios introducidos por el técnico guipuzcoano trajo más fruto que el necesario aporte de oxígeno que necesitaba la medular leioztarra.

Era el River ahora el que se sentía cómodo con el marcador a favor, y, aunque falto de profundidad, tampoco sufría en exceso las acometidas locales. Tapar al goleador Jito, siempre fijando a los centrales locales, parecía ser la mayor preocupación del técnico guipuzcoano, que no se decidía a arriesgar pensando en llegar a los minutos finales con opciones de sorprender en alguna de las muchas accsiones a balón parado con las que por momentos pareció embotellar a los sestaoarras.

Sin embargo, más allá de un buen lanzamiento de falta ejecutado con potencia y colocación por Castro, poco más pudo inquietar a la meta de Raúl Domínguez un Leioa al que el River iba a perdonar la vida al filo de la media hora de juego de este segundo acto. Una buena acción por banda izquierda, donde tanto Arnáez como Riki dieron muestras de un gran despliegue físico, acababa con centro medido de éste a Abaroa, que en boca de gol mandaba por encima de la portería de Ángel.

Ante un Leioa con Castro demasiado aislado a la hora de crear juego en la zona ancha, parecía evidente que el partido quedaba en manos de lo que decidieran los visitantes, cuyo técnico recurría a Jorge Hernández y a Rodri para intentar conseguir recuperar el control del juego, perdido por momentos. La salida del extenuado Jito se convirtió en una engañosa renuncia al gol de la sentencia, ya que éste llegaría en una de los dos chispazos que la dupla zamorana del Sestao regaló a los espectadores.

En efecto, a dos minutos del final, Jorge Hernández, mostraba su ‘duende’ para inventarse una asistencia en forma de tacón a Abaroa, que en posición de nueve volvía a perdonar ante Ángel. Sin embargo el remate repelido a bocajarro por el meta cántabro llegaba a los pies de Rodri, que a puerta vendida encontraba premio en su feliz estreno oficial con la camiseta verdinegra.

Gol que sellaba el triunfo visitante ante un Leioa, que sólo entonces, bajó los brazos resignado a su suerte y quizá pensando en no sufrir más daños, como el que pudo costar la expulsión al tolosarra Aldalur tras una fea entrada en las postrimerías del choque. Así lo pareció entender el propio colegiado que pareció no querer prolongar la innecesaria agonía local con más tiempo de descuento.

Puntuaciones VAVEL 2B

SD Leioa Sestao
Ángel 6'5 Raúl Domínguez 6
Aldalur 3,5 Gago 5,5
Córdoba 6,5 Cabero 6,5
Goiko 6 Tarantino 6
Alberto 4,5 Arnáez 7
Oier 5 Eneko Rubio 5,5
Castro 6 Izurza 5,5
Gabilondo 5 Leandro 6,5
Polanco 7 Abaroa 7
Güemes 6 Riki 7
Etxaniz 6,5 Jito 7,5
Suplentes
Carro 5 Jorge Hernández 6,5
Gabri 5 Rodri 6
Curbelo 4,5 Kurbus S.C.