Sestaoarras y zaragozanos saldaron con un empate agridulce su primer enfrentamiento oficial con el que se abría el telón de la quinta jornada de liga. Agridulce para los de Las Llanas porque el punto obtenido in extremis permitía al equipo local evitar lo que habría supuesto su primera derrota en liga, a costa de malgastar la tercera oportunidad de brindar un triunfo a su afición; y agridulce para el Ebro porque, aunque conseguía estrenar su casillero de puntos a domicilio, poniendo fin a una racha de dos derrotas seguidas, lo hacía dejando escapar un botín más valioso, y ciertamente merecido, en su único lunar defensivo de todo el partido.

Malos augurios ya desde el inicio para el respetable de Las Llanas, que comprobaba la ausencia de la convocatoria de Jito Silvestre. El pichichi catalán de los verdinegros caía víctima de una elongación de los isquitibiales, dejando a Félix Sarriugarte la opción de repetir el mismo once de la pasada jornada en La Roda, con la novedad de Eneko Rubio como organizador en el mediocentro, en lugar de Izurza. La ausencia de estos dos veteranos, junto con la del lateral Gago, resultarían tras lo visto durante los noventa minutos decisivas para explicar buena parte de las deficiencias detectadas en el juego del equipo sestaoarra.

Más novedosa fue la alineación y el sistema presentado por Emilio Larraz, que, condicionado quizá por el esfuerzo de sobrellevar las competiciones de liga y copa, y, sobre todo,por las características de un rival al que demostró tener bien estudiado, optó por reforzar la zaga con un tercer central, Maureta, lo que permitió las incorporaiones de sus carrileros, en especial Sergio Martínez, que desde la izquierda se convertía en ataque en el verdadero extremo del equipo; al mismo tiempo el técnico visitante daba la alternativa en el once inicial a Txema Pan, exjugador de Amorebieta y Barakaldo, para fijar desde su posición de nueve a los dos centrales verdinegros, y traerlos en jaque durante buena parte del partido.

En esta coyuntura dio inicio un partido cuyos primeros minutos resultaron un espejismo de lo que luego daría de sí. Salieron dominadores los pupilos de Sarriugarte, presionando con fuerza arriba, y llegando a las inmediaciones de Montoya, aunque su presencia no se tradujo más que en un par de disparos desde fuera del área de Abaroa y Riki que no causaron excesivo peligro. Las llegadas de Arnáez desdoblándose desde el lateral izquierdo sorprendían a la zaga arlequinada, aunque los centros a su área no encontraron la cabeza del añorado Jito sino la del pequeño Jorge en su papel de abnegado y falso nueve.

Quizá coincidiendo con la obligada marcha por lesión de Eneko Rubio, el equipo visitante empezó a sacudirse la presión del novato y, tras corregir paulatinamente la vía de agua creada en su banda derecha con las incursiones del explosivo Edu García para mantener ocupado a Arnáez, empezó a imponerse en el centro del campo. La limpecable labor táctica de Reche, y el poderío físico de Moustapha dejaban en evidencia al eje zamorano formado por Cristian y Rodri, blandos y espesos a la hora de contener o construir el juego en la zona ancha.

El Ebro sorprende y manda

Fue precisamente una llegada del centrocampista senegalés por la banda izquierda la que propiciaría una de las jugadas que marcarían el rumbo del partido. No se habían cumplido ni veinte minutos de juego y el balón centrado al área era prolongado por Txema Pan, que se anticipaba a Cabero y Tarantino, para llegar a los pies de Edu García, que castigaba el erros en la marca de Arnáez para fusilar a un Raúl Domínguez que volvía a recoger un balón de sus redes 375 minutos después de haberlo hecho en el primer partido de liga.

El Sestao se desinfló tras el gol, y con más corazón que cabeza Riki, Jorge y Rodri intentaban asociarse en jugadas que no acababan en nada. Algún chispazo de Canario, como el que acabó en un fuerte disparo que no encontró el objetivo del arco defendido por Montoya fue el trsite bagaje ofensivo de un Sestao que añadía a la falta de pegada de partidos anteriores, ciertas dudas en la zaga que pudieron costar un susto mayor a su parroquia.

Así, entre las ocasiones visitantes para ampliar su ventaja, cabe destacar la que gozó Adán, incapaz de cabecear con precisión un envío desde la derecha de Edu García, que además del gol se mostró como el jugador con más calidad de los suyos.Algo menos clara, pero igual de inquientante para la grada de Las Llanas, fue la llegada en contraataque de Txema Pan casi al filo del primer tiempo, y que moría sin peligro ante la meta de Raúl Domínguez.

Sin cambios en la alineación, y mucho menos en el guión del partido, la segunda parte transcurrió tediosa para el espectador. Los visitsntes no inquietaban tanto pero se resguardaban bien, cómodos con la exigua ventaja y jugando con el tiempo y la precipitación del equipo local. Los de Sarriugarte no eran fieles al estilo de juego que se les presupone, y abusaron del juego directo, previsible y fácilmente defendible por los tres rocosos centrales arlequinados. Con Jorge poco aprovechado como delantero referencia y un Abaroa lejos del nivel mostrado en anteriores partidos, tampoco aparecía el juego por bandas.

Quiso Sarriugarte reconducir la situación dando entrada a dos jugadores ofensivos, sacrificando a Canario y a un defensa como Tarantino, para acumular más jugadores en zonas de ataque. Cristian como central, Abaroa como mediocentro y Jorge como mediapunta trastocaban en cadena sus posiciones, aunque la mayor sorpresa venia por la elección del saharui Silascomo nuevo delantero centro, desplazando al extremo derecho como ya hiciera en Sarriena, al cántabro Leandro.

Feliz Silas, triste River

No mejoró con los cambios el caudal ofensivo de los de la Margen Izquierda, aunque sí que contribuyeron a que el partido se rompiera en idas y venidas, ante los espacios que empezaba a generar el conjunto local. La entrada de jugadores de refresco en el equipo visitante y errores en lcampo propio de los sestaoarras favorecieron nuevas ocasiones para el Ebro, como las que dispusieron Santigosa, Sergio Martínez, y, especialmente Gabarre, cuyo mano a mano fue resuelto con la rapidez y reflejos habituales de Raúl Domínguez.

Los nervios y las dudas seguían haciendo mella en los jugadores del River, con especial énfasis en el esloveno Kurbus, muy perdido en la posición de lateral derecho. Afortundamante para su equipo, en la recta final del partido el Ebro pecó de excesivo conservadurismo y dio un paso atrás en su intento por no dejjar resquicios en el presumible arreón final de los vizcaínos,

Fue Silas, el jugador que debutaba ante su afición tras un año de exilio deportivo en Irún, quien capitalizaba las últimas intentonas verdinegras. Primero con un remate desviado, el primero de toda la segunda parte, a poco más de 10 minutos del final del encuentro. También con una galopada de fuerza y porfía que acabó con una discutida acción dentro del área que fue reclamada con no excesiva convicción como penalti. Y finalmente, y ya cuando se cumplía el minuto noventa con un remate de cabeza al saque de una falta lejana botada frontalmente, y que acababa con sorpresa y evidente disgusto para el conjunto zaragozano en el gol que ponía las tablas en el marcador.

Mazazo considerable para los de Larraz, que incluso pudieron llevarse un castigo aún más injusto si en la última jugada de partido, Riki hubiera llegado con más energía a culminar un veloz contraataque iniciado por Leandro. No fue así, y el pitido del colegiado riojano,que cuajó una notable actuación, confirmaba el reparto de puntos que deja al Sestao River con siete puntos, en la zona media de la tabla, y al Ebro con tres menos, con la esperanza de que los resultados del domingo le permitan escalar algunos peldaños por encima de la zona baja.

Puntuaciones VAVEL 2B

Sestao Ebro
Raúl Domínguez 6 Montoya 6
Kurbus 3 Gil 5,5
Cabero 4,5 Alfonso 6
Tarantino 4 Maureta 6
Arnáez 5 Álex 6
Cristian 4,5 Sergio Martínez 6,5
Eneko Rubio S.C. Reche 7
Canario 5 Moustapha 7,5
Abaroa 4,5 Edu García 7,5
Riki 4,5 Adán 5
Jorge 5 Txema Pan 6,5
Suplentes
Rodri 5 Santigosa 5
Silas 5,5 Lacruz 5
Leandro 5 Gabarre 5