Sólo la animosa actividad en las gradas de la treintena de peñistas de 'La Zorra Alkarreña' evitó que la primera visita oficial del Guadalajara a la villa foral de Gernika pasara desapercibida en la sobremesa del sábado. Y es que el juego mostrado tanto por los anfitriones como por el Dépor sobre el césped de Urbieta no contribuyó precisamente a librar del sopor de una tarde soleada que, ni deparó goles ni apenas ocasiones sobre las porterías plácidamente defendidas por Altamira y Ferri.

Con dos dibujos calcados, tanto como la propuesta de juego que pudo atisbarse desde los primeros minutos, Jabi Luaces y Manolo Cano disponían sus onces iniciales con algunas novedades con respecto al de la pasada jornada de liga. La ausencia del sancionado Etxabe era suplida por Josu Santamaría, que recuperaba su posición de 'nueve' para dejar paso a Kevin Calle como extremo derecho. También regresaban a la formación habituales titulares como Diego Simón en la banda izquierda, Berasaluze en el eje de la zaga y Gorka Larruzea en la mediapunta. Por su parte el técnico visitante tambien introducía hasta tres novedades en su equipo: Iván Rubio en la zona ancha, cubría el hueco del lesionado José Ángel, el coreano Lee en la banda derecha hacía lo propio con Dani Iglesias y el ya mencionado Ferri se situaba bajo los palos.

Fútbol de barro bajo el sol

Ya sea por convicción, como muestra de la idiosincrasia del futbol vizcaíno que tan dignamente representa el humilde equipo gernikarra, o por simplemente adaptación a un medio tradicionalente hostil como es Euskadi para el equipo alcarreño, lo cierto es que ambos contendientes se comportaron como dos púgiles a la defensiva dispuestos a no recibir daño en el intercambio de golpes, en este caso balonazos, al aire en que se convirtió el partido. Un contexto en el que la pareja de centrales de ambos conjuntos salía ganadora de todas las disputas, y en el que la labor de Diakité y Torrealdai ensombrecía la de los a priori jugadores encargados de hilvanar jugadas de ataque, como Bordas o Miguélez, inadvertidos durante todo el encuentro.

Apenas un disparo que se marchaba alto del local Enziondo merece reseñarse durante la monótona primera media hora de partido. El juego por bandas resultó improductivo, a excepción de un buen desmarque por la derechadel capitán de los vizcaínos,Torrealdai, cuyo centro no encontraba rematador, o de una subida del lateral visitante Moyano, cuyo globo colgado al área no era acertado a despejar correctamente en su salida por el cancerbero Altamira, Y es que ni siquiera se generaba peligro por un robo en campo contrario, ya que ninguno de los dos equipos se decidía a adelantar las líneas para presionar,prefiriendo mantener las líneas juntas y no hacer concesiones al rival.

En esta coyuntura el peligro sólo podía llegar a balón parado o en algún lanzamiento lejano, y así se contabilizaron las dos mejores oportunidades, ambas para el equipo local, en el último cuarto de hora de la primera mitad. La más clara sin duda la que aconteció a la salida de un saque de esquina desde el lado derecho, que permitió al central Carracedo enganchar un disparo cruzado que, tras tocar en un defensa, era rematado defectuosamente de tacón por un Berasaluze ejerciendo de improvisado delantero centro.

Menos peligro trajo la que, en los minutos de mejor juego local, protagonizaba Santamaría con una volea desde la frontal que salía excesivamente centrada para ser atajada sin dificultad por el meta visitante. Fue la última ocación de un primer tiempo donde los locales terminaron con la sensación de llevar la iniciativa y algo más de posesión del balón, pero sin agobiar a un rival que parecía tener planeado un choque de desgaste para sorprender con el paso de los minutos

No cambió sin embargo en exceso el decorado del segundo acto, aunque el Guadalajara pareció salir con nuevos bríos. con una de las pocas jugadas en las que Miguélez y Guillem se asociaban para acabar en un centro de Lee que interceptaba Altamira, o un disparo desde fuera del área de Iván Rubio que se marchaba desviado del marco. Manolo Cano tuvo que mover luego el banquillo, primero para sustituir a Lee, que precisó de varios puntos de sutura en la ceja en la primera de las jugadas polémicas del partido, y que los visitantes reclamaron como pena máxima en el área local; y pocos minutos despues para que el fichaje estrella de los alcarreños, Riki, hiciese acto de presencia para formar dupla de ataque con el naúfrago Guillem.

Un solo gol, y anulado

Poco bagaje ofensivo el que aportó el reemplazo morado, tanto como el efectuado por su homólogo en el banquillo local, Luaces, que daba entrada a Luáriz para situarlio como nueva referencia de los ataques de su equipo. La potencia y frescura del delantero no se tradujo en más que escarceos siempre bien solventados por los expeditivos Rangel y Robin, mientras los visitantes disfrutaban de sus mejores momentos al filo de la media hora del segundo período.

En primer lugar era un chut de Guillem que se estrellaba en el lateral de la red de Altamira, aunque el mayor susto para la parroquia local llegó en el minuto 82 cuando una falta lanzada por Riki desde la derecha acababa dentro de las redes de un Altamira qeu había salido de su marco. El colegiado navarro invalidó el tanto por entender posición antirreglamentaria de Rangel, el atacante morado que saltaba al alimón con los defensas para alojar el balón en la portería, y con ello se dio al traste con la oprtunidad más clara de deshacer un marcador que parecía condenado al cero.

Bien es cierto que en los compases finales los vizcaínos consigueron embotellar en su área al Guadalajara a base de jugadas a balón parado. Una falta directa en la que Gorka Larruzea obligaba a Ferri a despejar a córner, y dos sucesivos saques de esquina crearon las últimas esperanzas para la afición del Gernika de que los tres puntos se quedaran por tercera vez consecutiva en Gernika. No fue así, pero los de Luaces se marcharon con la satisfacción de habre tratado de tú a otro de los equipos a priori llamados a luchar en la zona noble de la clasificación. Una zona en la que actualmente se ubica el propio Gernika, con 10 puntos, y de la que aún está algo lejos el Guadalajara, que, con 5 puntos, podría caer a posiciones de descenso si Talavera o Ebro salen airosos de sus compromisos del domingo.