El Gernika continúa invicto en su feudo tras la disputa de su cuarto partido como local. El choque inédito entre dos conjuntos recién ascendidos que tienen la permanencia en la categoría de bronce como objetivo se resolvió del lado vizcaíno, que supo definir mejor en ambas áreas que el Mensajero, que quizá se llevó una derrota algo excesiva para lo que su juego mereció.

Con distinto ánimo afrontaban el choque en la previa los dos contendientes; los locales enrabietados tras la abultada derrota cosechada en Lasesarre y encadenando tres partidos sin conocer la victoria; los visitantes después de haber conseguido su primer triunfo en liga y con la ilusión de demostrar su competitividad a domicilio ante un rival directo. Jabi Luaces apostaba de salida por Luariz como referencia en ataque para acompañar a un inspirado Santamaría, mientras que en el bando visitante, Roberto Aguirre alineaba al escocés Darren por Jaime como única novedad con respecto al once victorioso de la pasada jornada.

No pudieron rodar las cosas mejor en la primera parte para el Gernika, a pesar de sufrir un primer susto con un mano a mano de Yeray que disparó al cuerpo de Altamira, ya que no tardaría en poner ventaja en el marcador. Sería antes de cumplirse el primer cuarto de hora, gracias a un gran centro de Salutregi que encontraba en el segundo palo la cabeza de Torrealdai para que el capitán celebrase el que ya es su tercer tanto de la presente campaña.

El choque de estilos entre la mayor intensidad de los vizcaínos y la posesión de balón de los canarios se desnivelaba para los locales, que no cejaron en su empeño de seguir buscando el área contraria. Así el propio Torrealdai contemplaba cómo un defensor del equipo de La Palma evitaba bajo palos su doblete: no iba a perdonar sin embargo Santamaría, que tras desperdiciar un pase de la muerte de su compañero Luáriz, sacaría un disparo cruzado al palo largo de Kilian para ampliar la ventaja gernikarra en el minuto 25.

Yeray perdona, Santamaría no

Las entradas por bandas y el juego a balón parado dejaban en evidencia a la defensa visitante, que ya había intercambiado a Darren por Jaime, pero no se volvería a mover el marcador hasta el descanso. Bien es cierto que no faltaron los intentos de la delantera visitante, protagonizados principalmente por Yeray; primero con un balón que estrellaría en la madera y luego, poco antes del descanso, con una oportunidad dentro del área que volvería a poner a prueba las cualidades de Altamira.

Ya en la segunda parte se contabilizaron nuevas oportunidades marradas por los insulares, primero en los pies de Dani López y luego en las del ayer errático Yeray. Todo lo contrario que su rival, que sentenció en cuanto tuvo oportunidad con un gran gol del inspirado Santamaría, que desde fuera del área alojaba el balón en la escuadra de un abatido Kilian. El cuarto gol ya del ex del Bermeo le convierten en pichichi de los de la villa foral, reivindicando la solvencia goleadora de los pupilos de Jabi Luaces a pesar de la sensible baja de Etxabe.

La diferencia en el marcador animó al técnico local a agotar sus cambios para oxigenar al equipo: fueron precisamente los hombres de refresco de uno y otro equipo los protagonistas de los últimos escarceos en busca de conseguir el gol. Lo tuvo en dos ocasiones Ander Franco, lo que habría supuesto sin duda un castigo excesivo para el Mensajero. Sólo al final sonreía la fortuna a los rojinegros, aprovechando Salvá un error en el centro de la zaga vizcaína para firmar el primer tanto de los canarios a domicilio. Poco después Iray intentaría repetir suerte con un golpeo a balón parado que se encontraba con la acertada respuesta de Altamira.

Un final que reflejó lo que deparó un choque decantado por la pegada del Gernika cuya firmeza en Urbieta, sumando ya 10 de los 12 puntos en juego, le mantiene en una brillante séptima posición con 13 puntos. Todo lo contrario que el Mensajero, que regresa como colista del grupo con sólo cinco puntos, y que volvió a adolecer de esa falta de gol que le mantiene como el conjunto menos realizador del grupo.