El duelo vizcaíno de la jornada respondió al guión previsto, con más intensidad e incertidumbre que buen juego, y un reparto de puntos peor visto desde la perspectiva local pero que no despeja las dudas con las que ambos contendientes afrontaban el choque.

Tampoco hubo sorpresas en los respectivos onces que ambos técnicos decidieron para el derbi. Dani Mateos ocupaba a pierna cambiada el puesto de lateral izquierdo mientras Neira volvía a formar pareja en el centro de la zaga verdinegra. En el bando opuesto, Bolo sacrificaba al killer Javi López buscando el golpe de efecto con un viejo conocido en Las Llanas, Jokin Aranbarri, como ‘falso nueve’, además de incluir a Uranga por el sancionado Aitor Ramos, adelantando la posición de Ibon Díez.

Poco dieron de sí los primeros minutos de partido, con mucho tanteo y precaución en ambos conjuntos. Apenas llegaban buenos balones a las áreas de Sestao y Arenas, donde empezaban a destacar la contundencia de Neira y Pazó respectivamente.

El primer disparo a puerta correspondió a los locales, poco después de rebasar el cuarto de hora de partido. La conexión entre el hábil Jorge y Gago, que se prodigó en ataque a lo largo de todo el encuentro, acabó con el chut desde fuera del área del lateral diestro verdinegro, que obligaba a intervenir a Talledo.

Respondió poco después el conjunto arenero, con una buena jugada desde el carril derecho que culminaba Txopi con un disparo fuera del área. Se animaban los hoy azules y desde el lazo contrario el interior zurdo Zabaleta intentaba sorprender a Raúl con un duro latigazo que repelía el cancerbero cántabro del Sestao.

Corría el ecuador de la primera parte, y el obligado cambio por lesión de Dani Mateos por Riki pareció reactivar a los verdinegros. La apuesta del tándem Pinedo-González por el delantero cántabro como lateral izquierdo sirvió para amenazar por ambos costados a una defensa hasta el momento bastante cómoda, y varios ataques desde ese lado propiciaron centros peligrosos o faltas que no acababan, lamentablemente para los intereses locales, en nada.

En este tramo apareció Jito, la esperanza goleadora de Las Llanas, primero para prolongar de cabeza a la salida de un córner permitiendo un cabezazo de Silas que se marchaba fuera, y posteriormente, para culminar la mejor jugada combinativa del River, con un disparo desde la frontal que hacía lucirse a otro viejo rockero como Talledo con una palomita que evitaba elgol psicológico de los locales.

No sentó nada bien el paso por los vestuarios al River, que salió con una marcha menos que su rival. El Arenas se hizo con el balón y en un balón suelto tras un córner Royo conectaba desde la frontal un disparo cruzado a media altura que besaba las mallas de la portería local.

Durante los minutos siguientes el River no se recompuso del golpe, y el Arenas tuvo la oportunidad de matar a un rival bastante tocado moralmente, con dos peligrosas contras que ni Ibon primero, ni Jokin después, supieron culminar con acierto.

El cambio de Abaroa por un desapercibido Canario, mejoró las prestaciones del centro del campo verdinegro, donde la figura de Eneko Rubio emergía para conducir el juego ofensivo de los suyos. El Arenas daba un paso atrás, pertrechado para proteger el valioso botín de los tres puntos, y se limitaba a deshacerse del balón en zonas cercanas a su área y fiarse al paso del cronómetro y la impotencia local.

Jito lo intentaba en el minuto 65 con un remate dentro del área tras la devolución de Silas de un balón abierto por él mismo. Después era Abaroa rematando sin dejar caer un balón servido por Gago desde la derecha.  El River se movía espoleado por los ánimos de la grada, a la vez que acuciado por la amenaza de la primera derrota en su feudo.

Fue precisamente Abaroa, esta vez tras una asistencia desde la banda izquierda de Jorge Hernández, el que acertaba a batir al cancerbero visitante con un golpeo de zurda que conseguía acabar con más de 250 minutos de sequía de su equipo.El primer gol del centrocamipista de Lekeitio, especialmente desafortunado de cara a portería desde comienzos de liga, terminó de desnivelar la iniciativa del juego a favor de los verdinegros, que arrearon con más voluntad que otra cosa en busca de la remontada. El Arenas ya no amenazaba el marco de Raúl a pesar de la presencia de su goleador Javi López en el campo y el balón merodeaba el área de Talledo, donde el equipo local reclamó sin fortuna penalti en un balón que golpeó la mano de un defensor visitante, acción que terminó de exasperar a una grada que revivió los viejos fantasmas del playoff contra el Albacete.

No hubo más emociones sin embargo y el aragonés Herrero Arenas, que destacó por seguir el juego tan de cerca que se interpuso varias veces en el recorrido del balón, decretó el final de un partido que deja al River sin soltar el lastre de tanto empate, y cada vez más cerca de los puestos de descenso, y un Arenas que suma su quinto encuentro sin ganar, pero que al menos vuelve a puntuar fuera de Gobela.