"Rendirse no es una opción". No hay frase poética que pueda resumir mejor la ideología de la Arandina a la hora de remontar un partido. Parece que los ribereños se han convertido en expertos, ya que de nuevo el cuadro de Bermúdez se vio en el contexto de tener que remontar un marcador adverso para sumar.

Y eso que el encuentro no había comenzado mal para los blanquiazules, que supieron afrontar a la perfección unos primeros minutos con ocasiones poco peligrosas pero dentro de una electricidad constante que se mantuvo durante los 90 minutos. La templanza y buen hacer de Gonzalo en el centro del campo fue la excepción de un partido que, pese al frío, no dejaba de oler a derbi. El primer golpe sobre la mesa no llegaría hasta el minuto 13 y sería para la escuadra blanquinegra, con un disparo raso que buscaba la entrepierna de Diego. Sin embargo el cancerbero arandino adivinó la intención visitante y atajó a la perfección la llegada rival. Tampoco tardó mucho el cuadro ribereño en reaccionar; un minuto más tarde Carlos Portero se plantaba solo frente a Toni, pero su pase a Pau en boca de gol era despejado por un defensa.

Y cuando parecía que la disputa se había centrado en la posesión, llegó el mazazo visitante. En el minuto 43, un buen centro desde el costado derecho permitió a Adrián cabecear a la perfección el cuero haciendo inútil la estirada de Diego y poniendo el 0-1 en el electrónico. La Arandina volvía a verse por detrás y por más que lo intentó en los minutos posteriores, no creó peligro alguno. Con todo esto se llegó al final de la primera parte.

En los segundos 45' se esperaba a una escuadra local que saliera a por el partido tras el tanto visitante, pero no fue así. El Burgos quiso ampliar su ventaja y cerca estuvo de conseguirlo cuatro minutos después de la reanudación, cuando Diego errara en el despeje de una falta lateral y el rechace del cuadro blanquinegro saliera algo desviado.  A la Arandina la tocó ponerse a carburar, pero todas sus llegadas eran cortadas por la zaga capitalina. Esto llevó a Bermúdez a cambiar los planes, sacando a Borja Plaza y Nico del terreno de juego e ingresando a Arturo Navarro y Fran Adeva

Este cambio a la larga aportaría un carácter más ofensivo a los blanquiazules, que recibieron en el 66' el segundo gol en contra, obra de Prosi. El futbolista burgalés, con un disparo de falta que tocaba en un jugador de la barrera, despistaba a Diego y se introducía en el marco local. El cuadro blanquinegro -este domingo amarillo- creyó haber sentenciado el partido; no se esperaba lo que se avecinaba. Primero recibió un aviso de Adri que, recortando a un defensor en el área, erraba una clara ocasión para meterse en el encuentro. Después Manu hizo lo propio con un remate de cabeza que salió por línea de fondo arañando el palo izquierdo. Y a la tercera fue la vencida. Pau Franch aprovechaba un inexplicable rechace de la zaga visitante para poner el 1-2. Era el minuto 79 y todavía quedaba mucho partido. 

Un empate épico

Y hasta le sobró tiempo a la Arandina para lograr la igualada. No se había repuesto el Burgos del tanto local cuando Arturo Navarro, con un disparo desde más de 30 metros, marcaba el golazo de la jornada con un tiro ajustado al palo derecho que ponía el empate en el electrónico. La euforia se apoderaba de un Montecillo que exigía la remontada viendo el desconcierto blanquinegro, pero una rigurosa segunda amarilla a Pau Franch por simular penalti -o al menos eso entendió el colegiado- dejó a los ribereños con un jugador menos sobre el verde, cuestión por la que sin dejar de ir a por el partido, contuvieron la zona de abajo para evitar repetir lo sucedido ante el Pontevedra. Con todo esto se llegó al final de un derbi bonito e igualado cuyo marcador fue más que justo y deja a ambos equipos con 17 pùntos (tres por encima del descenso y uno por encima del playout). Arandina y Burgos deberán seguir sufriendo para poder lograr su objetivo final.