Todo ocurrió en el transcurso del derbi vizcaíno que enfrentaba al Club Portugalete, colista del grupo 2 de Segunda División B, con la SD Amorebieta, cuarto clasificado. Las fuertes rachas de viento que azotaron Vizcaya -no se libró ni San Mamés-, y con énfasis la margen izquierda del Nervión, en la jornada del pasado domingo resultarían a la postre decisivas en el desarrollo del partido, pero iba a cobrar especial protagonismo en la jugada que daría origen al segundo gol del equipo visitante.

Al filo del minuto 40 del primer tiempo, con el marcador y el viento en contra para el equipo local, Gorka Giralt, el joven guardameta del Portugalete, se disponía a efectuar un saque de portería en largo buscando la peinada del espigado delantero Galder Dwomoh para generar una rápida jugada ofensiva. No podía imaginar el arquero cedido por la Real Sociedad el ‘efecto boomerang’ de un balón que cambiaría de sentido antes de llegar al centro del campo, dirigiendo endiabladamente su rumbo en dirección a su propio área, de tal forma que debió atajarlo irremediablamente con ambas manos bajo sus palos para evitar males mayores.

La extraña jugada dio paso a la incertidumbre y de ahí al asombro general en La Florida cuando el colegiado del encuentro, el burgalés Díez Cano, a instancias de su asistente,castigaba la acción con un libre indirecto en contra del Portugalete, en aplicación de la regla 12 sobre faltas e infracciones, que castiga con libre indirecto, desde el lugar donde se cometió la infracción, al guardameta que dentro de su área penal "vuelve a tocar el balón con las manos después de haberlo puesto en juego y sin que cualquier otro jugador lo haya tocado"; regla que se expresa en términos similares en el apartado referido al saque de meta.

El propio Giralt, consultado por este medio, corroboró la descripción de la jugada y su extrañeza por una acción que es la primera vez que le ha ocurrido en su vida, quejándose sobre todo por la tardanza del árbitro en tomar la decisión -"algún jugador protestó, pasaron 30 segundos y nadie sabía nada"- y por la posición desde donde el colegiado determinó el lanzamiento del tiro libre.

La falta, cuya ejecución trajo consigo el gol de Jorge García para los azules del Amorebieta, fue por supuesto protestada desde el lado local, alegando la evidente involuntariedad del guardameta del Portu en lo que se podría denominar una surrealista ‘autocesión.’ El consuelo para los portugalujos llegaría en el segundo acto del choque, cuando las embestidas de Eolo se iban a aliar con la escuadra jarrillera que ‘remó a favor’ hasta remontar en el marcador y obtener un triunfo vital en sus aspiraciones de permanencia.