El incidente ocurrido el pasado domingo 27 de marzo en el Silvestre Carillo no quedaría en vano y traería consigo numerosos incidentes fuera del terreno. Corría el minuto 72 de la segunda parte cuando Jaime, central rojillo pondría el 1-0 y desataría la euforia del equipo local. En ese mismo instante, Ángel Díez, guardameta del conjunto vizcaíno agredería a un niño que saltó al campo, esto supuso que otro aficionado le propiciara una patada en la cién.

No es el primer incidente en el que el equipo palmero se ve involucrado, bien es cierto que ha salido perjudicado en momentos determinados durante la temporada, pero la violencia no se puede justificar bajo ningún concepto. En el partido que les enfrentó al Barakaldo los aficionados esperaron a que finalizara el partido para increpar al trio arbitral, y en medio del alboroto, uno de los asistentes recibió un corte, por el cual tuvo que ser atendido por los servicios médicos.

El Club Deportivo Mensajero ha lanzado un comunicado oficial en el que muestra su disconformidad con la sanción impuesta por el incidente en el partido frente al Leioa, calificándola de “desproporcionada”. Además, confirma su intención de disputar el partido de este mismo domingo en el Municipal de El Paso, frente al Talavera de La Reina, pero esto no se cumplirá, ya que la RFEF le pospondrá la sanción para el siguiente partido liguero, que será contra La Roda CF, a esta sanción se le suma una multa que asciende a 6001 €

El C.D Mensajero está haciendo todo lo que se debe hacer futbolísticamente para salvar la categoría, ¿pero deberían contener los aficionados esa actitud a la hora de acudir a un partido? Pues la respuesta es clara. El club palmero tiene una gran afición, es capaz de arropar a su equipo en los momentos más duros, es capaz de animar cuando nadie lo hace, pero también debido a esa euforia y ganas hacen cosas que no están justificadas. Sí al buen fútbol, sí a los buenos jugadores, pero NO a la violencia.