Una vez más, tal y como sucediera en el partido de la primera vuelta, el Getafe B volvió a ser un rival balsámico para el Sestao. Bastaron menos de 45 minutos para que el River pudiera brindar a su fiel afición más goles que en cada uno de los partidos anteriores que había disputado como local esta temporada. Tres goles como tres soles que quisieron disipar los malos presagios de la tormenta precedente al choque, y la amenaza de un filial con el agua al calle que venía de derrotar de forma consecutiva a dos rivales de los verdinegros en sus sueños de playoffs. La cifra se amplió a cuatro, récord de goles de los verdinegros esta campaña, en una segunda parte en la que el cancerbero Raúl Domínguez contribuía a decorar el marcador, parando un penalti que servía para dejar su marco a cero, pero a un coste bastante caro en forma de luxación que le hará perderse a buen seguro lo que queda de temporada.

Récord de goles en las filas locales, que curiosamente no necestiaron de la contribución de su pichichi y principal referencia ofensiva, Jito Silvestre, a quien González y Pinedo prefirieron reservar en el banquillo, apostando por la fórmula de Canario como ‘falso nueve’ que tan buen resultado les diera durante el tiempo de baja del goleaor catalán. También destacaba la presencia de Agirrezabala tras varias semanas fuera del once, así como la decisiva recuperación de un doble pivote más creativo, con Eneko Rubio y Rodri llevando la manija del juego local. En el bando contrario, Rubén De La Red, que contaba con la vuelta como mediocentro defensivo de Darlan Bispo en detrimento de Quezada, apostó por repetir el mismo once que conseguía dos semanas atrás un meritorio triunfo en casa del Real Unión.

Canario y Rodri lideran la fiesta

Se presentaba el choque con la incertidumbre de ver cómo se iban a desenvolver sobre el mojado césped de Las Llanas dos equipos inmersos en diferentes dinámicas y  obligados a sumar los tres puntos en litigio. Sin embargo, desde el comienzo se comprobó que los verdinegros iban a asumir la iniciativa del partido,  llegando a forzar tres saques de esquina, hasta que, al filo del cuarto de hora, Rodri aprovechaba un barullo en el área visitante, y tras tres rechaces, empalmaba un balón que servía para adelantar a los locales en el marcador.

Pudo empatar poco después el equipo visitante en un peligroso contraataque, pero el balón rematado por Ramírez ni quiso entrar tras pegar en el larguero y botar en la línea, ni pudo ser aprovechado por un compañero en el posterior rechace y con todo a su favor.

Perdonó el equipo azulón, algo que no iba a hacer el Sestao a la media hora de juego. Canario le ganaba la espalda a su marcador en un balón largo desde el centro de la defensa y, aprovechando el error de éste, se plantaba solo ante Olmedo, para superarle con un balón picado, muestra de la calidad que atesora el enrachado jugador palentino.

El segundo tanto local hizo mucho daño al filial, que debía desistir del plan previsto de sorprender a su anfitrión con velocidad y a la contra. De La Red introdujo antes del descanso un doble cambio, sabedor de que la derrota les hacía virtual equipo de tercera, y despositaba sus esperanzas de enderezar el rumbo a dos de sus jugadores más contrastados, Borja Galán e Ian González, relegados al banquillo en los últimos partidos.

Sin embargo el tiro le salió por la culata al técnico madrileño, que contemplaba cómo apenas un minuto después Canario, verdadera pesadilla de la zaga azulona con sus desmarques y regates, recibía un balón interior para adentrarse y servir el pase de la muerte a su compañero y amigo Jorge Hernández, que sólo tenía que empujar al fondo de las redes de Olmedo el gol ue sentenciaba el partido con más de medio tiempo por delante.

Un segundo tiempo sin más historia que la de comprobar si el Sestao iba a conseguir superar su record de tres goles en un partido ante un equipo que evidenció los deméritos que le hacen ser el farolillo rojo de la categoría. Blandos y erráticos en defensa, el Getafe B dejó la sensación de uno de los peores equipos que se recuerden en Las Llanas en los últimos años, aunque intentó maquillar el marcador con más corazón que calidad.

Pudo incrementar su cuenta el Sestao con una oportunidad de Agirrezabala, que acabó una bonita combinación de la sociedad formada por Jorge y Canario. Mejor suerte tuvo el otro goleador del día, Rodri, que conseguiría hacer doblete tras acompañar con acierto una internada de Riki desde la banda izquierda.

Quizá compadecido por lo abultado del marcador, el colegiado no dudó a la hora de señalar un riguroso penalti a favor del equipo madrileño; una pena máxima que iba a encontrar respuesta en la estirada de Raúl Domínguez, que a la par que desbarataba el gol de la honrilla getafense sufría una luxación en su hombro que le obligaba a salir en camilla del terreno de juego, permitiendo de paso el debut en Segunda B del joven Barandiaran.

Le faltó a la grada local la guinda de la ‘manita’ para olvidar el percance sufrido por el buen guardameta cántabro, y ésta estuvo a punto de llegar en una nueva oportunidad de Agirrezabala a servicio de Canario, o en una muy clara del último cambio verdinegro, Jito, que tras recorte en el área se encontró con Olmedo tapando su fuerte disparo a gol.

Con diferente ánimo en sus respectivas filas dejaron morir el partido ambas escuadras, pensando los sestaoarras en su próxima visita a Fuenlabrada donde como mínimo aspirarán a consolidar esa sexta posición que les da derecho a jugar la Copa del Rey, con un colchón de 4 puntos sobre sus inmediatos perseguidores, y a la espera de lo que hagan por delante el Toledo y el Real Unión en la jornada dominical.

Con diferente ánimo aguardará el resto de dicha jornada el Getafe B, que seguirá como colista del grupo una semana más, y que podría ser matemáticamente equipo de Tercera si Rayo Majadahonda, Mensajero y Guadalajara ganan sus partidos. Fatal desenlace el de Las Llanas para un equipo a quien le queda demostrar al menos, ante el Arenas de Getxo y sus sucesivos rivales, que la imagen dada en los anteriores partidos no fue más que un espejismo.

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