En el marco del cuádruple enfrentamiento contra equipos madrileños, el Sestao no quiso ser menos que sus paisanos de Leioa, Arenas y Portugalete, siendo incapaz de sumar los tres importantes puntos en juego en el Fernando Torres. El Fuenlabrada, que apenas se jugaba nada en el envite y que comenzaba contra los vizcaínos la ronda final de partidos que le emparejan con equipos inmersos en la lucha por los playoffs, resultó ser un escollo insalvable que demostró no ser casualidad su racha de casi seis meses invicto en su feudo, consiguiendo su mejor resultado como local de la temporada. Aplicando a la perfección la fórmula para ganar que anticipó Josip Visnjic en la previa, los azules fueron más intensos y contundentes que su rival; encarrilaron muy pronto el marcador a su favor, sentenciaron en la segunda parte, y supieron gestionar la amplia ventaja obtenida ante un Sestao que no dejó de buscar la portería local pero que encontró un premio tan escaso como tardío.

Pocas sorpresas presentaron los onces con que ambas formaciones saltaban al césped, con la alineación de Borja por el sancionado Rivarola en las filas locales, y la apuesta, por segunda semana consecutiva, como hombre más adelantado de los verdinegros de Canario en detrimento de Jito Silvestre. No por inesperada destacaba la presencia del portero Barandiaran, sustituto forzoso del lesionado Raúl Domínguez, que debutaba en la categoría de bronce bajo los palos del Sestao, y que no pudo tener más amargo estreno al contemplar cómo sin haberse cumplido el segundo minuto de juego el conjunto local batía su marco por primera vez. Una jugada clave para el desarrollo del partido en la que Matas, que demostró que su trabajo va mucho más allá del de simple goleador, se deshacía en la banda derecha de hasta tres defensores para asistir a Jorge Ortiz que, intercambiando roles con su compañero, se anticipaba en el remate a su marcador para celebrar su séptimo tanto de la temporada.

Con el marcador pronto a su favor el equipo local se mostró cómodo para llevar a cabo su juego. Sin concesiones atrás, mordiendo en la medular y lanzando rápidos ataques frente a un Sestao obligado a marcar para no irse de vacío de tierras madrileñas. La sociedad entre Jorge Hernández y Canario, principal baza ofensiva de los vizcaínos, generó para uno y otro jugador sendas oportunidades dentro del área fuenlabreña, que un siempre atento Isma Gil se encargó de abortar con similares intervenciones de mérito a los pies de los atacantes verdinegros.

Los de Visnjic no perdonan

El partido se abría, pero el Sestao iba a pagar caro su falta de contundencia en ambas áreas, salvando Barandiaran el segundo en una contra de Noguera culminada con un disparo de Matas. Poco después un saque de esquina a favor del Fuenla iba a generar una serie de rechaces que acababan en un balón caído a las inmediaciones de Tito, que en posición dudosa conectaba un buen remate a la media vuelta que sorprendía a un impotente Barandiaran.

Era el ecuador de la primera parte y el minuto resultaba doblemente fatal para los verdinegros, que además de ver ampliada su desventaja lamentaban la lesión en el tobillo de Canario, su jugador más en forma, y que ya había provocado sendas amarillas en una zaga que se empleó con especial intensidad durante los primeros cuarenta y cinco minutos. El River acusó el nuevo escenario, y ya con Jito sobre el verde, siguió confiando en reducir distancias antes del descanso, pero el gran trabajo colectivo de los locales, con un Tello que en la zona ancha hacía olvidar al sancionado Rivarola, sólo concedía una oportunidad a balón parado, en falta directa ejecutada por Riki que se marchaba ligeramente desviada a la derecha de la portería azul.

Fruto precisamente de esa intensidad demostrada por los pupilos de Vinjic llegaría el tanto de la sentencia para los locales, y que cortaba cualquier atisbo de remontada del Sestao. Un robo de balón en campo contrario permitía hacer llegar el balón a en la posición de extremo izquierdo. El cambio de juego para la incorporación ofensiva del lateral Anuarbe, era ejecutado con maestría por el capitán, que tras bajar el esférico y dejarlo botar cruzaba al otro palo de un Barandiaran que solo podía hacer la estatua.

No se rindió sin embargo un River con toda su artillería en escena, pero a quien Guillén, primero, privaba del gol sacando bajo palos un cabezazo a la salida de un córner del recién entrado Leandro. En menos de diez minutos se acumulaban las ocasiones visitantes, y así una decisión arbitral impedía que el remate a gol de Jorge subiese al marcador por un discutible fuera de juego. Nuevamente un defensor local, Carrasco, sacaba cerca de la escuadra la vaselina de Tarantino que intentaba perforar el arco abandonado momentáneamente por Isma Gil. Un arquero local que volvería a demostrar sus habilidades cuando, tras una rápida contra iniciada por Leandro, volaba espectacularmente para repeler el remate de Jito,

El acoso infructuoso de los visitantes dejó espacios para alguna contra como la que pudo suponer el cuarto gol de la mañana, aunque el corte de Tarantino evitó que el pase de la muerte de Matas llegara a su destino. Sin duda un castigo demasiado cruel para un Sestao que hallaba su recompensa a poco de finalizar el partido cuando Jorge recibía un balón dentro del área para batir por bajo a Isma Gil. Gol del honor que apenas servía de consuelo para un Sestao que despedía paradójicamente la mañana un poco más lejos de la cuarta plaza, pero a la vez un poco más cerca del acceso a la Copa, aprovechando los respectivos tropiezos de sus perseguidores en la clasificación. Un objetivo, el de la Copa, con el que aún podría soñar el Fuenlabrada si repite la imagen mostrada ante el Sestao en sus tres partidos pendientes, a la espera de nuevos tropiezos de los tres rivales que le anteceden en la tabla.