Organización, credibilidad, seguridad y fortaleza psicológica. Son solo algunos adjetivos de los que carece la Arandina, pero que sí tuvo su rival de este domingo, el Tudelano. Los de Mánix Mandiola fueron muy superiores al cuadro ribereño, que solo tuvo voluntad de conseguir los tres puntos. En la práctica, todo fue diferente.

Se esparaba un partido de idas y venidas entre dos equipos que, salvando diferencias, tenían un denominador común. De hecho, el inicio fue el propio de un partido intenso, con mucha emoción de por medio. La Arandina se aprovechaba del viento a favor para fabricar contras peligrosas y el Tudelano trataba de no perder la compostura para seguir con sus récords triunfales.

De hecho la primera ocasión clara fue para el bando local. Pau Franch, de cabeza, remataba con fuerza un esférico que salía rozando el palo izquierdo de la meta defendida por Pagola. Arkaitz respondería la intentona blanquiazul con un buen disparo que se desviaba del marco de Eladio. Un Eladio que, en el 20', se cubrió de gloria. El meta madrileño interceptó dos disparos de Hugo y salvó el gol visitante ante el delirio de los más de 1500 aficionados que se dieron cita en El Montecillo. Un simple aviso de lo que sucedería poco después. Nico -muy activo en la zona de tres cuartos- volvió a poner en apuros al meta navarro, muy seguro a lo largo de la tarde. 

Lo peor para los intereses locales estaba a punto de llegar. En el minuto 40, Paris entraba en el área desde la banda izquierda. El defensor se zafaba con suma tranquilidad de dos homólogos ribereños y, sin miramientos, cedía a Valero el esférico para que, a unos metros del palo izquierdo, marcara a placer el primer tanto. Jarra de agua fría y otro desbarajuste en la zaga que, de nuevo, le cuesta una derrota a la Arandina. Así se llegaba al final del primer periodo.

De mal en peor

En el segundo tiempo Bermúdez decidió mover ficha. Fran Adeva ingresó en el terreno de juego en sustitución de Carlos Portero, pero la acción ofensiva no dio el resultado esperado. El viento hacía estragos en todo momento, aunque la primera ocasión sería para el bando local. El propio Adeva, entre tres zagueros rivales, probaba fortuna con un disparo raso y colocado que detuvo en dos tiempos Pagola. 

Desde este preciso instante la Arandina se borró del partido. El Tudelano ganó en bravura, intensidad y organización. Hugo avisó en el 61' con un remate de cabeza bien blocado por Eladio. Pero el flamante fichaje del Tudelano no falló su próxima acción de peligro, y marcaba aprovechándose de un nuevo error defensivo. Antes Eladio ya había tenido que reaparecer para mandar a córner una falta. 

Los locales estaban encerrados. Impotentes y sin capacidad de reaccionar. Esto derivó a la parte más tosca del partido, en la que los blanquiazules perdieron a Sergio Noche y se cargaron en exceso de tarjetas innecesarias. El fisioterapeuta y el preparador físico también tuvieron que abandonar el banquillo.

Los jugadores del Tudelano celebran el triunfo al acabar el partido / Ángel Rodríguez (Arcalle.com)

Pero la tarde aún traía nuevas sorpresas. A falta de 12 minutos para la finalización del encuentro, una mano de Pajarero dentro del área era señalada como pena máxima por el colegiado. Jonathan redondeaba el marcador ante la explosión de júbilo de las seis decenas de aficionados navarros que se desplazaron hasta Aranda para ver el encuentro.

Ya sin mucho por lo que luchar, el cuadro de Mánix Mandiola no quiso hacer más sangre. El objetivo ya estaba cumplido, y los tres puntos, en el bolsillo; pero un choque entre Zazu y un zaguero visitante originó la segunda expulsión sobre el verde de 'El Montecillo'. La Arandina se quedó con nueve jugadores y con extrema impotencia, trató de marcar un 'gol de la honra' que nunca llegó.

El próximo fin de semana, con horario unificado (sábado, 18.00 horas) para los equipos que tienen algo en juego, la Arandina visitará 'Las Callejas' para enfrentarse al Lealtad, ya salvado. Mientras, el Tudelano rendirá cuentas con la UD Logroñés en una jornada llena de emoción y de fútbol. Queda mucho por decidir.