A pesar de que el año natural del centenario comenzó con una alentadora victoria, el equipo no consiguió finalmente salvar la categoría; y el 2 de junio consumó lo que ya venía siendo un secreto a voces: el descenso a Segunda B. Hace exactamente un año, el 23 de febrero de 2013, el Racing recibía al CD Mirandés de día de su 100 aniversario. Desde el club hicieron lo posible, con todo tipo de promociones y descuentos, para abarrotar un Sardinero cuyas gradas habían adquirido tintes de cementerio futbolístico en los últimos meses. A pesar de los intentos de rozar el lleno, solo se logró una por otra parte más que respetable media entrada (poco más de 10.000 espectadores). Los allí presentes pudieron presenciar como el conjunto verdiblanco se imponía por dos goles a cero y escalaba de la anteúltima posición a la antepenúltima, haciendo creer a toda la ciudad que la permanencia era posible.

De una nefasta racha a la esperanza del tramo final

No obstante, las esperanzas de salvación se vieron esfumadas en las diez siguientes fechas, en las cuales el conjunto dirigido por Alejandro Menéndez tan solo cosechó dos triunfos y ocho puntos de 30 posibles. Únicamente se recobró una pincelada de optimismo en mitad de esta nefasta racha, cuando en la jornada 33 el equipo se imponía 0-1 en Santo Domingo –ante uno de los candidatos a playoffs- y salía de posiciones de descenso por primera vez desde la jornada 14. Sin embargo, dicha victoria fue solamente un espejismo. Después de esos balsámicos tres puntos en tierras madrileñas, el equipo encadenó cuatro derrotas consecutivas ante Girona, Villarreal, Barcelona B y Almería; las cuales dejaron al Racing de Santander virtualmente en la categoría de bronce del fútbol nacional. La afición santanderina se hacía cada vez más a la idea de que la próxima temporada tendrían que jugar frente a equipos concentrados en un radio geográfico relativamente cercano, pero precisamente no se alegraban de poder realizar más salidas que en temporadas anteriores.
Las cuatro derrotas consecutivas tras el triunfo de Santo Domingo, claves para el descenso
Se encaraban las cinco últimas jornadas del campeonato liguero con la moribunda esperanza que otorgan siempre las matemáticas. Los jugadores, el cuerpo técnico y la afición tenía claro que tenían que lograr los 15 puntos que quedaban en juego para tener serias opciones de permanencia. La primera de esas cinco ‘finales’ la saldaron con victoria en El Sardinero ante el filial merengue, exequipo del entonces técnico verdiblanco Alejandro Menéndez. A la siguiente semana, los cántabros lograron una nueva e importante victoria en tierras catalanas ante el Sabadell, un rival que con la permanencia matemáticamente atada se encontraba totalmente carente de objetivos. Fue entonces cuando el entorno del centenario Racing comenzó a creer y creer con más fuerza en la idílica salvación. Esta bocanada de esperanza se tradujo en una notable mejora de la entrada en el siguiente duelo ante el Guadalajara en El Sardinero, el cual presentó una de las mejores entradas de la temporada.

La LFP y el Guadalajara suponían la última oportunidad

Para desgracia de la parroquia local, el empate a cero final condenaba prácticamente al equipo santanderino a la categoría de bronce; y al Guadalajara a una salvación que muy pronto vería peligrar y que unas semanas después se le sería arrebatada por motivos institucionales. Y es que ese mismo lunes, cuando apenas habían pasado 24 horas desde el partido, la LFP anunciaba su intención de descender al Guadalajara por motivos institucionales, a pesar de que el equipo alcarreño se estaba ganando en los terrenos de juegos la continuidad un año más en la categoría de plata. Al no ser definitivas estas declaraciones, la euforia no se instauró en la capital cántabra del mismo modo que si hubiesen sido concluyentes. El cuadro santanderino visitaba Ponferrada sin casi ilusión por la salvación; no obstante, más de 600 aficionados estuvieron arropando a su equipo en el graderío de El Toralín. Los de Menéndez llegaron a ir ganando por cero goles a dos, pero la victoria del Mirandés y el consiguiente descenso matemático de los verdiblancos supusieron un importante bajón anímico en los jugadores, lo que propició el empate a dos de la Ponfe.
Acabaron los 90 minutos y, con el pitido final del colegiado, se consumó la tragedia. El Racing de Santander era matemáticamente equipo de Segunda División B. Sin embargo, los cántabros no tuvieron apenas tiempo para lamentarse de la tragedia deportiva ya que, unos días después, los rumores sobre el descenso del Guadalajara por irregularidades en la ampliación de capital iban in crescendo. Todo hacía indicar que era cuestión de horas o de días que la LFP hiciera oficial el descenso administrativo, lo que suponía que el cuarto clasificado por la parte baja obtendría la permanencia en la Segunda División. A falta de una jornada para la conclusión de la temporada regular, la SD Huesca era quien ocupaba esa privilegiada plaza, pero Real Murcia (tercero por abajo) y Racing de Santander (segundo) aún tenían opciones, aunque no dependían de sí mismos. El Huesca, el que más a su favor lo tenía, contaba con el hándicap de disputar la última fecha fuera de casa, en Huelva.

No hubo milagro y el Racing consumó el descenso a los 'infiernos'

El Racing de Santander, que como bien hemos apuntado no dependía de sí mismo, hizo los deberes al vencer 3-0 al ya salvado Hércules ante un Sardinero que presentó una gran entrada. No obstante, y a pesar que el Huesca pinchó (0-0) en el Colombino –finalmente esa desventaja de jugar la última jornada fuera supuso les supuso una auténtica cruz-, la victoria del Real Murcia (que estaba situado un puesto por delante de los santanderinos) 1-0 a Las Palmas les alzó a esa cuarta posición del descenso, quedando prácticamente salvados –faltaba la confirmación oficial- y mandando a Racing de Santander (20º) y SD Huesca (21º) al ‘infierno’ de Segunda B. Aunque era de esperar, la noticia no caló de manera pacífica en la afición santanderina, la cual había protagonizado durante toda la temporada actos de protesta contra la directiva, encabezada por Ángel Lavín y Francisco Pernía –este último desde la sombra-.
El Murcia fue quien finalmente se benefició del descenso administrativo alcarreño
En los momentos posteriores al final del encuentro, hubo varios altercados en los aledaños de El Sardinero, obligando a intervenir a la Policía Nacional incluso con pelotas de goma. El descenso fue la gota que colmó el vaso, el desencadenante de que las protestas contra la nefasta directiva –que tiene gran parte de culpa de que el equipo pasase de Primera a Segunda B en 400 días- se acrecentaran cada vez más, siendo partícipes de ellas todos los sectores de la afición e incluso los jugadores. En lo referente a lo deportivo, semanas después de finalizar la liga el Racing fue acusado de intento de compra al Girona, al cual supuestamente Ángel Lavín ofreció un dinero por dejarse perder. Por fortuna para los verdiblancos, la denuncia no prosperó y quedó sin castigo mayor del que ya estaban viviendo. Entre tantas malas noticias, el optimismo regresó al conjunto montañés con la posibilidad de jugar la próxima temporada en Segunda División nuevamente, pero se vio desvanecida al abonar el CD Mirandés el dinero adeudado a tiempo.

Una nueva e incierta temporada se empezaba a forjar

Con la mentalidad de que se iba a jugar en la categoría de bronce, que no cambió a pesar de la demagogia de un presidente que aseguraba que se iba a jugar en Segunda por todos los medios –una nueva promesa incumplida, que por fortuna nadie o muy pocos creyeron-, se empezó a preparar a regañadientes la temporada. Como capitán de la nave para el regreso a Segunda, se eligió a un total desconocido en el fútbol profesional. Paco Fernández, entrenador y maestro asturiano, con dilatada experiencia en el fútbol modesto y quien estuviese a punto de ascender con e humilde Caudal de Mieres a la categoría de plata, fue el elegido para ocupar el banquillo verdiblanco. La elección de Paco, como se demostraría a la postre, fue quizá de las pocas buenas acciones que emprendió la ya por suerte exdirectiva cántabra. En lo referente a la plantilla, se fichó a coste cero jugadores con experiencia en Segunda B y algunos descartes de Segunda, formando a contrarreloj un grupo de futbolistas para afrontar la temporada más incierta del Racing de Santander en los últimos años.