Con la Unión Deportiva Salamanca ya desaparecida, los futbolistas buscan un lugar en el que jugar la próxima temporada. El primero en encontrar un posible destino ha sido Pablo de Lucas Torres, centrocampista y último capitán de la entidad blanquinegra que ya está en Rumanía para tratar de convencer al cuerpo técnico del Petrolul, uno de los clubes más importantes del país, para poder fichar por el mismo.

Si hace unos días se conocía que Rubén Ramos, futbolista del CF Fuenlabrada, se iba al club, ahora es este ilicitano quien se une a él. Con mucha ilusión ambos, tratarán de hacerse un hueco en el panorama internacional, con el desolador estado del fútbol español. Salido de la cantera del Sporting de Gijón, donde logró llegar a Primera División, ha tenido una carrera complicada y con muchos altibajos hasta recalar en el Salamanca.

En sus últimos dos años había ganado en estabilidad y regularidad, aunque no todo lo que le gustaría. A sus veintiséis años, Pablo ansiaba buscar acomodo fuera. Un trotamundos del fútbol como él quería otra oportunidad lejos, tras haber sido increpado y vejado por una parte de la hinchada charra. Había renovado automáticamente por la Unión, pero la disolución de la entidad hace que esté libre.

Puede jugar por todo el centro del campo

El ‘10’ de la UDS es un mediapunta que puede jugar por las bandas o también actuar en el doble pivote. Su esfuerzo es innegable y durante los noventa minutos actúa de box to box, siendo un gran conductor del juego y teniendo una excelente zurda. Su pegada de lejos y a balón parado es muy buena, así como sus desplazamientos de balón en largo, pero la irregularidad su mayor inconveniente: desaparece durante tramos del encuentro y de la temporada.

Todavía no se ha especificado el tiempo que estará en Rumanía a modo de prueba ni la posibilidad de contrato que obtendría, pero su ilusión es máxima. Además, Razvan podría partir también hacia Ploiesti para acompañar a los dos jugadores y al entrenador, conocido por su pasado en el fútbol español.