La primera jornada del Grupo I de Seguna Division B ha dejado el histórico debut del CD Boiro en la división de bronce del futbol español. Este modesto club gallego logró la gesta de proclamarse campeón de su grupo de Tercera al imponerse al Cerceda en la última jornada y superar al Caudal Deportivo de Mieres en los playoffs de ascenso al ganar 2-0 en Barraña y aguantar los envites de los asturianos en un duro partido en el que cayeron por 1-0 pero que certificó el ascenso del club barbanzano.

Hace un año ni el aficionado más optimista se hubiera atrevido a imaginar que el Boiro se encontraría en Segunda B, pero el subir de categoría supone también subir el nivel de exigencia. Este mercado estival el club dijo adiós a algunas de las piezas más importantes y héroes del ascenso a Segunda B. En primer lugar, el cambio en el banquillo, ya que José Luis Lemos abandonó el cargo de entrenador debido a la imposibilidad de compatibilizar su puesto en el CD Boiro con su vida laboral.  Esta triste decisión obligó al club a actuar rápido y fichar a Fredi Álvarez. El experimentado técnico nacido en Moaña había entrenado anteriormente a clubes como el Compostela y el Celta B, por lo que conoce bien lo que es jugarse las habichuelas en la Segunda B.

La llegada de Fredi supuso a su vez un cambio en el estilo de juego del club, ya que el técnico gallego es un firme defensor del futbol total, donde el juego gira en torno a la posesión el balón y las jugadas se inician desde atrás, dando más valor a los centrales y los centrocampistas a la hora de elaborar el juego del equipo. Con ese cambio de mentalidad, jugadores que en Tercera fueron importantes tuvieron que abandonar la disciplina boirense. Paco, lateral derecho, capitán y alma del equipo, Oumar Sidibé, centrocampista y el musculo del centro del campo, y Yahvé, delantero centro y referencia en el ataque barbanzano, son algunos de los jugadores más importantes del club la temporada pasada pero que se han visto obligados a dejar el equipo. Del mismo modo, Reguero, Stefan, Suso o Tubo también abandonaron la entidad boirense al no contar para el nuevo técnico.

Tantas salidas propiciaron a su vez una cascada de fichajes que concluyó la semana pasada con la incorporación de Mateo Garcias procedente del Somozas para jugar en la posición de central o pivote. A pesar de que el balear no estuvo ni convocado para el partido ante el Lealtad, el Boiro hizo debutar a muchas caras nuevas en el once inicial. Tanto la portería como la defensa eran completamente nuevas. El cancerbero uruguayo El Pato Guillen llegó a Boiro para cubrir la baja de Reguero y el natural de Montevideo ya contaba con la confianza de Fredi Álvarez al haberle tenido bajo sus órdenes en el Compostela.  Situación similar a la del central Catú y el lateral zurdo Jimmy, también titulares el domingo y recién llegados desde la capital gallega. Tanto Catú como Jimmy contaban con importantes ofertas de clubes como Racing de Ferrol o Pontevedra, pero la experiencia vivida junto el técnico moañés fue fundamental para que ambos arribaran a Boiro. Los jóvenes Soto y Crespo, de 22 y 21 años respectivamente, llegaron este verano de los filiales de Almería y Zaragoza. Lo cuatro conformaron la línea defensiva del CD Boiro y previsiblemente apuntan a titulares el resto del año.

En el centro del campo, solo Pillado sobrevivía en el once al éxodo de futbolistas de la pasada campaña. Yebrá abandonó las playas de Marbella con la misión de llevar la batuta del juego gallego, mientras que Juampa, procedente de la Cultural Leonesa junto con Gonzalo (que no jugó ante el Lealtad), y Marcos Álvarez, de la Ponferradina, son los encargados de encauzar el juego por las bandas y servir balones a los arietes del equipo. De esos balones debe aprovecharse el trotamundos Beda. El delantero brasileño, ex de Flamengo, Corinthians o Herenveen entre otros, llegó procedente este verano justamente del Lealtad y no pudo estrenar su casillero goleador con la casaca blanca ante sus ex compañeros, pero compartirá junto a Rivera, seguramente el jugador más querido por los aficionados, el peso goleador del equipo.

Aún a falta de nueve días para que concluya la ventana de fichajes estival, pero parece que salvo sorpresa la plantilla está cerrada y que las incorporaciones no vienen para ser meros recambios, sino más bien para dar ese plus que necesita el equipo en la aventura más difícil y emocionante de los 50 años de vida del club de la Sierra del Barbanza. Solo el paso de las fechas nos dirá si los fichajes se consolidan en la titularidad o hay que dar la alternativa a los Iago, Romay, Borja, Cano o Herbert que aguardan con el cuchillo entre los dientes. Lo que está claro es que todos han llegado para ser los nuevos héroes de Barraña.