Entrenador nuevo en el banquillo es sinónimo de intensidad en el equipo que recibe al nuevo inquilino, en este caso viejo conocido, y en Santo Domingo no iba a darse la excepción a la regla. En el inicio, el Alcorcón salió enchufado y se olvidó de las inclemencias meteorológicas, del mal estado del campo y de la crisis que vivía para empezar una nueva etapa como se debe hacer siempre, es decir, con buen pie.

Antes de que se cumpliesen los primeros diez minutos de juego, llegó el primer tanto del partido de la mano de un hombre que, pase lo que pase, siempre pone intensidad y ganas: Juli. Diagonal del número 15 del Alcorcón, internada en el área y disparo raso y colocado al palo derecho del portero. Fácil, imparable y psicológico, muy psicológico. Mismo equipo, pero diferentes sensaciones. Misma afición, caras muy opuestas a las vistas en otros encuentros.

Con aires renovados afrontó el conjunto alfarero los minutos posteriores al gol y asedió la portería ya profanada y defendida por Rubén Miño. En un saque de esquina estuvo a punto de llegar el segundo gol, pero Babin se quedó a centímetros de impactar con el balón tras prolongar un compañero en el primer palo. Sólo un posible penalti del propio central amarillo por mano dentro del área alteró la nueva sensación de paz que se respiraba en Santo Domingo. 

El transcurrir del primer acto acomodó más al Mallorca sobre el césped y poco a poco empezó a enseñar algo de su repertorio, no demasiado, pero sí alguna aproximación peligrosa por parte de Gerard Moreno. Aún así, la presión del Alcorcón seguía siendo efectiva en campo contrario y Juli rozó el segundo con una buena volea que, al menos y sin que llegara a tocar balón, hizo estirarse al portero rival.

Al descanso se llegó con más dominio por parte del Mallorca aunque no lograron hacer daño a Dani Giménez, portero local, que intervino poco y cuando lo tuvo que hacer en algún balón aéreo no tuvo mayores problemas. Un disparo de Antonio Martínez significó la última ocasión amarilla de la primera mitad.

El Mallorca mejoró tras el descanso

Con susto para el Alcorcón arrancó la segunda mitad, tras una buena jugada ensayada del Mallorca que acabó con un disparo de fogueo de Gerard Moreno. El primer aviso se quedó en eso, en miedo, pero el segundo fue mucho más. Penalti de Ángel sobre Alfaro y el propio jugador bermellón se encargó de poner el 1-1. Volvían los fantasmas a Santo Domingo y si el primer gol del partido hizo respirar al Alcorcón, el empate le volvió a poner a prueba.

El efecto del gol no espoleó a sólo uno de los dos contendientes, avivó a las dos partes enfrentadas y puso el partido en su máximo nivel de intensidad. Ambos llegaban al área, ambos tenían sus opciones, pero ambos con temor a perder. En mitad de la batalla, un damnificado: Héctor Verdés. El central alfarero se retiró lesionado y en su lugar entró Chema. Quedaba mucho tiempo por jugarse y mucha tela que cortar.

Cuando mejor estaba el espectáculo apareció el colegiado Arias López para romperlo de la peor manera. Expulsó por roja directa a Chema, que no llevaba ni diez minutos sobre el campo, y dejó con uno menos al cuadro de Bordalás por una falta contundente, pero muy alejada de la portería de Dani Giménez y sin violencia por parte del autor. Error arbitral y partido nuevo en el horizonte bajo la tromba de agua que caía en Madrid.

Bordalás puso a Jony en el campo y acabó jugando con Antonio Martínez de delantero centro en busca del milagro y hablamos de milagro porque la lluvia y el viento estaban convirtiendo el choque en una batalla por la supervivencia. Ni el fuerte ‘oleaje’ ni una cesión sobrenatural de Bigas a su portero movieron el luminoso y el efecto Bordalás sólo pudo sacar un punto.