No se podía fallar. El Alcorcón viajaba a tierras catalanas con la necesidad de sacar algo positivo de su visita a Girona para mantener vivas las esperanzas de playoffs hasta la última jornada. Ambos equipos, separados por una distancia mínima de un punto en la clasificación, se citaban en Montilivi, un campo maldito para el AD Alcorcón: cinco derrotas y un empate en los seis desplazamientos anteriores hacían difícil el reto alfarero de salvar el máximo de puntos posible con sus perseguidores. 

El tempranero tanto de Rubén Sobrino a los quince minutos de partido hizo que el Alcorcón perdiera toda esperanza de remontada, sabiendo que cualquier resultado negativo en el día de hoy le hacía depender de los resultados de los otros partidos en la última jornada de Liga. Tampoco ayudó el hecho de remar a contracorriente durante la mayor parte del partido con el resultado en contra, algo que acabó desquiciando a los madrileños con el paso de los minutos.

Sobrino desquicia a Dmitrovic

Y eso que el Alcorcón empezó sin miedo el partido, tanteando a su rival y ofreciendo pocas facilidades a los delanteros catalanes. De hecho, las primeras ocasiones del partido fueron para los amarillos, aunque ninguna de ellas estuvo cerca de colarse en la portería de Isaac Becerra. Pero el sino del partido cambió radicalmente a los quince minutos, cuando Rubén Sobrino recogió un rechace en el borde del área y mandó la pelota a la red con un disparo potente y seco al que Dmitrovic no pudo llegar. El portero serbio pudo hacer más en el gol. Si bien es cierto que la pelota hizo un efecto extraño y que le botó cerca de la línea de gol. 

El tanto afianzó más el plan del Girona, que en los minutos posteriores pudo aumentar la ventaja con las ocasiones de Borja García y Cristian Herrera. Sin embargo, el que pudo acabar marcando fue el Alcorcón en los últimos minutos con un cabezazo de Chema en un córner y un disparo de Toribio que a puntito estuvo de coger portería.

Cristian Herrera sentencia la pesadilla

El inicio de la segunda mitad fue más igualado. El Girona bajó ligeramente el ritmo: empezó el segundo tiempo acumulando muchos jugadores en campo propio y dejó que el Alcorcón llevara el peso del partido en los primeros minutos de la reanudación. Muñiz intentó meter entonces más pólvora en ataque. El técnico asturiano metió en el terreno de juego a Collantes por Toribio. La entrada del extremo gaditano al partido le cambió un poco la cara al equipo madrileño, que en esos momentos estaba siendo superior a su rival pero seguía sin llegar con claridad al área de Isaac Becerra. 

A quince minutos para el final llegó la sentencia. Cristian Herrera, al igual que hizo Rubén Sobrino en el primer gol, recogió un balón que Dmitrovic no pudo atajar y puso el definitivo 2-0 en el electrónico. Tras el gol, el Girona pudo seguir aumentando la ventaja. Cerca del final, el conjunto local hizo el 3-0, obra de Mata, aunque finalmente fue anulado por falta previa sobre un defensor alfarero. Y la historia del partido no cambió mucho más, el colegiado pitó el final, haciendo que la hinchada local estallara de felicidad.

Con la victoria de hoy, el Girona se mete en puestos de playoffs a falta de una jornada para el final de la temporada regular. La sensación es que el conjunto catalán ha dado un paso muy importante en sus aspiraciones de clasificarse entre los seis primeros equipos y que el partido del sábado ante la Ponferradina supone la primera final -o la única- que tendrán que jugar los gerundenses en este final de temporada. Por otra parte, el Alcorcón ya no depende de sí mismo para entrar entre los seis primeros clasificados. El cuadro amarillo deberá de ganar al Elche y esperar que se den ciertos resultados para entrar en la promoción de ascenso a Primera División. Todo puede pasar.